martes

MATAR EL AMOR







Hubo una vez en la historia del mundo, un día terrible en el que el odio, “que es el Rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes”, convocó a una reunión urgente con todos ellos.

Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano, llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito.

Cuando estuvieron todos, habló el Odio y dijo: - Los he reunido aquí a todos, porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien.

Los asistentes no se extrañaron mucho, pues era el Odio siempre quería matar a alguien. Sin embargo, todos se preguntaban entre sí: ¿Quién sería tan difícil de matar, para que el Odio los necesitara a todos?. 

- Quiero que maten a “El Amor” dijo.

Muchos sonrieron malévolamente, pues más de uno le tenía ganas.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: - Yo iré, y les aseguro que en un año “El Amor” habrá muerto. “Provocaré tal discordia y rabia, que no lo soportará”.

Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron muy decepcionados. - Lo siento, lo intenté todo, pero cada vez que yo sembraba una discordia, “El Amor” la superaba y salía adelante.

Fue entonces, cuando muy diligente se ofreció la Ambición, que haciendo alarde de su poder dijo: - En vista de que El Mal Carácter fracasó, iré yo. “Desviaré la atención de “El Amor” hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará”. Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima quien efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición, envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar a “El Amor” y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas, pero “El Amor” confundido lloró, y pensó, que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes comparendos, envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Pataleta, la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando “El Amor” se sentía desfallecer, tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.

El Odio convencido de que “El Amor” era invencible, le dijo a los demás: - Nada qué hacer. “El Amor” ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos.

De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte. Yo mataré a “El Amor”, dijo con seguridad.

Todos se preguntaron ¿quién era ése que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido?.

El Odio dijo: - Ve y hazlo.

Tan sólo había pasado algún tiempo, cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar, que por fin “El Amor” había muerto.

Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: - Ahí les entrego a “El Amor” totalmente muerto y destrozado y sin decir más, se marchó. - Espera, dijo el Odio. En tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?

El sentimiento levantó por primera vez su rostro y dijo: - “YO SOY LA RUTINA”

El amor es un sentimiento maravilloso, que pocas veces se da en la vida, no dejéis jamás que ese sentimiento muera.

Me refiero al amor verdadero.

Y aunque la vida sea un tablero de ajedrez, en el cada cual va ocupando su casilla, pocas veces acertadas y muchas, equivocada que el amor permanezca y prevalezca en todos vosotros.

Un abrazo EMBRUJO...….

💗


https://libromagicodeembrujo.blogspot.com/2009_10_01_archive.html






domingo

NO PERSIGAS NINGUNA META. de OSHO del Libro de la Nada







HAY MUCHAS cosas maravillosas en este sutra. Y no solo son maravillosas sino que, para el buscador, también son esenciales, fundamentales; porque Sosan no es un poeta, es alguien que ve. Lo que dice lleva consigo la poesía del infinito, pero esa no es la cuestión. Cuando una persona iluminada habla, lo que dice es maravilloso, poético. Simplemente por su forma de ser, en todo lo que de él sale resuena él, va él, su fragancia.

Pero esa no es la cuestión. No te pierdas en la poesía, porque la poesía es parte de la forma y la verdad no tiene forma. La forma en que Sosan dice las cosas es hermosa y poética, pero recuerda, no te pierdas en su poesía. No te pierdas en la poesía de los Upanishad, del Gita, de las palabras de Jesús. En sí misma la forma es hermosa pero esa no es la cuestión. Entra en el contenido, no te quedes en el recipiente.

Para el buscador lo esencial es el contenido, entender el contenido y convertirse en él; porque no hay verdad más allá del entendimiento. De hecho, el entendimiento en sí mismo es la verdad. Decir que a través del entendimiento se alcanza la verdad no es cierto, porque no hay otra verdad aparte del entendimiento. El entendimiento es la propia verdad. Entiendes..., te has convertido en la verdad. La verdad no está en algún lugar esperándote a ti para ocurrir: se revela a través de tu entendimiento, se revela dentro de ti.

Estas instrucciones de Sosan son para el buscador, y cada palabra tiene un gran significado.

Vivir en el Gran Camino
no es ni fácil ni difícil...

Siempre que haya una meta, el camino podrá ser fácil o difícil. Depende de dónde estés, de cuánta distancia haya entre tú y la meta, de que para llegar allí haya una autopista o tengas que caminar por un sendero. ¿Está el camino señalado en el mapa o tienes que encontrar tu propio camino?

Si existe una meta será o fácil o difícil. Depende... También depende de si has caminado por ese camino
antes. ¿Conoces el camino? Si es así, entonces será fácil, pero si no conoces el camino, entonces será difícil.

¿Eres un buen viajero? Depende de tu condición física, de tu condición mental, que sea fácil o difícil. Pero la verdad no es en absoluto una meta; ¿así que cómo va a ser fácil o difícil?

Hay gente que dice que la verdad es muy difícil. Estas palabras proceden de su total ignorancia. Hay otra escuela opuesta que dice: «La verdad es fácil; no tiene nada de difícil; sólo hay que comprender, es fácil».

También estos están diciendo algo que no es correcto. Y ambas posturas pueden ser entendidas por la mente.

¿Es difícil?; entonces la mente puede encontrar técnicas, caminos y medios, para hacerla fácil.

Hace tres mil años viajar era algo realmente difícil. ¡Ahora es tan fácil! como cualquier otra cosa: tú
simplemente entras en un avión y no haces nada, sólo descansas. Y cuando te hayas terminado el té, ya
habrás llegado. Si la meta es difícil se puede hacer fácil.

Eso es lo que Maharishi Mahesh Yogi va enseñando en Occidente: que ha descubierto una técnica de alta velocidad. Si la meta es difícil, entonces, por supuesto, te resultará muy difícil viajando en un carro, pero si viajas en avión te será más fácil.

¿Hay acaso una meta? Este es el quid de la cuestión. Si hay una meta, en algún lugar, en la lejanía, 
entonces hay posibilidad de hacer caminos, medios, vehículos..., más fáciles. ¿Pero acaso hay una meta?

Sosan dice que no la hay, así que ¿Cómo va a ser fácil o difícil? Y si no hay una meta, ¿Cómo va a haber un camino? Y si no lo hay, ¿Cómo va a haber métodos y técnicas para llegar a ella? ¡Imposible! Sosan dice que no es ni fácil ni difícil, puesto que no existe ninguna meta en absoluto.

Vivir en el Gran Camino
no es ni fácil ni difícil...

¿Entonces qué es este Gran Camino? Este Gran Camino es tu naturaleza; ¡tú ya eres eso! Es por eso que no es una meta. No es algo que esté en el futuro. No se necesita tiempo para que ocurra. Tú siempre has estado en él; ya es. Ya estás en la meta, tú existes en la meta. No puedes existir fuera de ella, ni hay posibilidad de que te salgas de ahí. Por muy lejos que te vayas no puedes salirte de ahí. Donde sea que vayas tu Tao irá contigo. Es tu naturaleza intrínseca. No es prescindible, no puedes ponerla a un lado y olvidarla. Ya estás ahí porque ese «ahí» es aquí. No necesitas mirar al futuro: simplemente estate aquí, y lo encontrarás.

Si lo buscas, no lo encuentras. No busques, sólo sé, y ahí está. Y te reirás, porque siempre ha estado ahí; era sólo debido a tu búsqueda que no te dabas cuenta, que al tener tanta prisa no podías verlo dentro de ti.

Vivir en el Gran Camino
no es ni fácil ni difícil,
pero aquellos que tienen una visión limitada
son miedosos e indecisos:
cuanto más se apresuran, más lentos van,
y el apego no tiene límites;
estar apegado, aunque sea a la idea de la iluminación,
es desviarse.
Deja que las cosas sean a su manera
y no habrá ni ir ni venir.
Deja que las cosas sean a su manera
y no habrá ni ir ni venir.

ERES EL CAMINO y la meta. No hay ninguna distancia entre tú y la meta. Eres el buscador y lo buscado. No hay ninguna distancia entre el buscador y lo buscado. Eres el devoto y la devoción. Eres el discípulo y el maestro. Eres el medio y el fin. Ese es el Gran Camino.

Ha estado siempre a tu alcance. En este mismo instante estás en él. Despierta, y estás en él. Te vas a dormir, y permaneces en él, sólo que al estar dormido no puedes verlo. Y entonces te pones a buscar.

Tú eres como un borracho buscando su hogar, pidiendo algo que está justo delante de tus ojos. Pero en tus ojos no hay claridad: están llenos de opiniones, de distinciones, están llenos de palabras y teorías. Por eso tu visión es borrosa. Por lo demás, lo que sea que estés buscando está justo delante de ti. Los hindúes emplean el método de mirarse la punta de la nariz: simplemente te sientas en silencio y te miras la punta de la nariz, sin hacer ninguna otra cosa. A la gente le parece gracioso, ¡porque vaya una tontería!: ¿qué vas a conseguir con eso? Pero se ha perdido su significado. Lo que los hindúes quieren decir con esto es que está justo delante de ti, justo en la punta de la nariz. Quédate en silencio, mírate la punta de la nariz y no te líes con ningún pensamiento... Y de pronto, ahí está; justo en la punta de la nariz, siempre delante de ti.

Y esto es lo bonito de mirarse la punta de la nariz: vayas donde vayas está siempre delante de ti. Si vas al lugar adecuado, ahí está; si vas a un lugar equivocado, ahí está. Si eres un pecador, está delante de ti; si eres un santo, ahí está, delante de ti. Cualquier cosa que hagas (ponte boca abajo, en la postura de shirshasana), y ahí está, delante de ti. Duérmete, y ahí está; despierta, y ahí está.

Esto es lo que quiere decir mirarse la punta de la nariz, porque hagas lo que hagas, no puedes ponerla en otro sitio que delante de ti. En cuanto te mueves, se mueve. Sólo mirándote la punta de la nariz entenderás que la verdad está justo delante de ti. Adonde sea que vayas, va contigo. No puedes perderla, así que no es cuestión de encontrarla. Entender que no la has perdido... Pero fíjate: normalmente nunca te miras la punta de la nariz, porque siempre estás mirando otras cosas, interesado por otras cosas. Nunca te miras la punta de la nariz.

Los hindúes tienen otra hermosa teoría. Dicen que cuando alguien empieza a mirarse la punta de la nariz, significa que su muerte está próxima, que morirá antes de que hayan pasado seis meses. Cuando empieza a verla sin hacerlo voluntariamente (cuando haga lo que haga va viéndose la punta de su nariz), morirá en un periodo de seis meses.

Hay algo de verdad en esto. Porque solamente te haces consciente de la punta de tu nariz cuando todos tus deseos, todos los objetos de deseo, han dejado de tener sentido. Ya no tienes energía para perseguir deseos, se acerca la muerte. Ya te queda muy poca energía, toda la vitalidad se ha desvanecido. No puedes ni mover los ojos, no puedes correr tras las metas y los deseos... la vida se va desvaneciendo. Al final no queda nada excepto mirar la punta de la nariz. Este es uno de sus significados.

Otro, y más importante, es que siempre que una persona pueda verse la punta de la nariz, morirá a este mundo. Tendrá un nuevo nacimiento, porque ha mirado con claridad delante de sí mismo. Este mundo y esta vida desaparecen. En lo que concierne a su viejo ser, él ya está muerto. Él es un nuevo ser, es un renacimiento. Ahora ya no hay un ir y venir.

Se ha realizado; ¿tan sólo mirándose la punta de la nariz? Sí, porque la cuestión radica en mirar lo que hay delante y no a los lados. Porque la verdad está delante de ti, no puede ser de otra forma. No es ni fácil ni difícil.

No es cuestión de esfuerzo, ¿Cómo va a ser fácil o difícil? Es cuestión de despertar, no es cuestión de esfuerzo, no es cuestión de hacer algo. Al hacer, te perderás, porque te absorberá el hacer. Y si haces algo, será fácil o difícil.

Es cuestión de no-hacer. ¿Cómo va a ser fácil o difícil el no hacer? El no-hacer está completamente más allá del mundo del hacer. ¡Es solamente ser! ¿Cómo puede el ser resultar fácil o difícil? Ser es simplemente ser.

Este es el Gran Camino. El único esfuerzo está en llegar a conocer y verse la punta de la nariz, sólo en mirar con claridad delante de ti.

…pero aquellos que tienen una visión limitada 
son miedosos e indecisos:
cuanto más se apresuran, más lentos van...

Parece contradictorio pero le ocurre a todo el mundo. Eso es lo que te ha ocurrido a ti. Cuanto más rápido vas, más lento eres. ¿Por qué? Porque vas sin mirar delante de ti, ¡y la meta está aquí! Cuanto más rápido te mueves, más rápido te alejas.

Si alguien se fija en tu velocidad creerá que eres rápido, pero si se fija en lo que te pierdes, verá que eres lento. Cuanto más rápido vas, más lento. ¡No vayas a ningún sitio! Estate aquí; e inmediatamente llegas. No hay ningún espacio que recorrer ni ningún tiempo que transcender. ¡Estate aquí! Haz del aquí y el ahora tu único mantra, no necesitas nada más. Estate ahora y aquí. No vayas a ningún sitio, ya sea rápido o despacio.

Una vez ocurrió:

Un chiquillo llego a la escuela muy tarde. Siempre llegaba tarde. La maestra estaba muy enfadada y le dijo: "¿Otra vez? ¡Otra vez llegas tarde, y además más tarde que ayer! Y te lo he repetido una y otra vez. ¡Pero no escuchas!".

El chico dijo: "Es que el camino es muy difícil. Afuera está lloviendo, ¿ sabe?, y el camino está lleno de barro que me resbalo constantemente, doy un paso hacia la escuela y retrocedo dos. Está tan resbaladizo que cuanta más prisa me doy, más tardo. De hecho para llegar he tenido que caminar en dirección opuesta".

La profesora dijo: "Eres muy listo, pero entonces ¿Cómo has llegado?".

El chico respondió: "Pues me puse a caminar hacia mi casa, y así llegué".

Tú también vas por un camino resbaladizo por el que cuanto más rápido vas, más lenta es la velocidad; porque te vas alejando. Si miras hacia la meta, entonces te estás alejando. Tu velocidad es peligrosa, va en contra de la meta, porque no se necesita velocidad. Simplemente tienes que parar y mirar. Algunos vienen y me preguntan: "¿Cuándo me iluminaré? ¿Cuándo?". Si les digo: "Ahora", no me pueden creer. Y yo digo que ahora. Si te pierdes este ahora, entonces será en otro ahora, pero siempre ahora. No hay otro tiempo.

Cuando ocurra, ocurrirá en ahora, y siempre que ocurra ocurrirá en el aquí. Aquí y ahora no son dos palabras, al igual que el espacio y el tiempo no son dos palabras. Einstein acuño un nuevo término: "espacio-tiempo". Formó una palabra con las dos, "espacio tiempo", porque descubrió científicamente que el tiempo no es otra cosa que la cuarta dimensión del espacio, así que no es necesario usar dos palabras.

Y aquí y ahora tamposo son dos palabras. Miles de años antes que Einstein, místicos como Sosan fueron conscientes de ello. Es "aquí-ahora" es una palabra.

Y cuando ocurra, ocurrirá en el "aquí-ahora". Puede ocurrir ahora, ¡no hay necesidad de esperar! Pero no te decides, tienes miedo; eso crea el problema.

¿Qué significa tener miedo? ¿Qué ocurre dentro cuando tienes miedo? Quieres algo, y al mismo tiempo no lo quieres. Esta es la situación de una mente temerosa: quiere y no quiere porque tiene miedo. Le gustaría pero no está segura, no se decide.

Jesús siempre usaba la palabra «miedo», muchas veces, en contraposición a fe. Nunca usaba 
«incredulidad» o «desconfianza» en contraposición a fe; siempre usaba la palabra «miedo» en oposición a fe.

Decía que aquellos que no tienen miedo, tienen fe, porque la fe es una resolución. La fe es una decisión, una decisión total. Vives totalmente en ella, es una confianza, sin nada que te retenga, es incondicional. No se puede volver atrás. Si has entrado totalmente en ella, ¿quién se echará atrás?

La fe es absoluta. Si entras, entras. No puedes salirte; ¿Quién va a salirse? No hay nadie detrás de ti que te pueda hacer volver. Es un salto al abismo, y Jesús está absolutamente en lo cierto al hacer del miedo el antónimo de la fe. Nadie había hecho esto antes. Pero está absolutamente en lo cierto, porque no le interesa el lenguaje externo, lo que le interesa es el lenguaje del ser interior.

Lo que no te permite tener fe es el miedo. No la incredulidad, recuerda, lo que te impide tener fe no es no creer, es el miedo.

Por supuesto que racionalizas tu incredulidad, tu miedo. Lo escondes tras palabras, dices: «Tengo mi escepticismo, mis dudas. ¿Cómo voy a entrar en ello a no ser que esté totalmente convencido?». Pero mira profundamente en tu interior y encontrarás miedo.

El miedo significa que una mitad de ti quiere adentrarse y la otra mitad no quiere. Una mitad de ti se siente atraída por lo desconocido, ha escuchado la llamada, la invocación; y la otra mitad tiene miedo a lo desconocido y se aferra a lo conocido. Porque lo conocido es lo conocido, no implica miedo.

Haces algo, y ese algo se vuelve conocido. Ahora, si quieres cambiar a un nuevo trabajo, a una nueva forma de vida, nuevos hábitos, nuevo estilo, la mitad de ti se aferra a lo conocido, dice: ¡No te muevas! ¿Quién sabe?, puede que sea aún peor que esto.

Y una vez que hayas dado el paso no podrás volver». Así que una mitad dice: «¡Quédate aquí!».

Esta mitad pertenece a la memoria, al pasado, porque el pasado es conocido. Y la otra mitad se siente atraída, siente la llamada a entrar en un camino desconocido, a través de lo inexplorado; porque lo nuevo te emociona.

Ahí está el miedo. Estás dividido. El miedo te divide, y si estás dividido hay indecisión. Con un pie vas hacia lo desconocido, y el otro permanece en el pasado, en la tumba del pasado. Y entonces te paralizas, porque nadie puede moverse con un solo pie, con una sola pierna; nadie. Tienes que mover tus dos alas, ambas partes. Sólo así te puedes mover.

Cuando estás indeciso, estás estancado; y todo el mundo está indeciso. Este es el problema, esta es la ansiedad. Estás paralizado, sin poderte mover. La vida sigue fluyendo, y tú te has vuelto como una piedra, bloqueado, un prisionero del pasado.

…pero aquellos que tienen una visión limitada
son miedosos e indecisos:
cuanto más se apresuran, más lentos van...

Toda su vida es contradictoria. Hacen algo con una mano e inmediatamente lo deshacen con la otra; indecisos. Con una mano amas a una persona y con la otra la odias. Con una mano creas amor y con la otra plantas las semillas del odio. Y nunca eres consciente de lo que estás haciendo.

Precisamente ayer por la noche estuve hablando con alguien acerca de un monasterio oculto en Bokhara. Gurdjieff vivió en ese monasterio durante al menos seis años. Allí aprendió muchas técnicas de la escuela sufi.

Una de sus técnicas todavía se usa en ese monasterio. La técnica es muy hermosa. Cuando alguien entra en el monasterio, se hace discípulo y se le da una placa, un letrero. En un lado lleva escrito: «Estoy negativo, por favor, no me toméis en serio». Si digo algo ofensivo, en realidad, no te lo estoy diciendo a ti: es porque estoy negativo, estoy lleno de odio, de ira y de depresión. Y si hago algo, es debido a mi negatividad, no a que tú estés equivocado.

En el otro lado de la placa lleva escrito: «Estoy positivo, estoy amoroso, lleno de afecto, por favor, no me toméis en serio»: si digo que eres maravilloso, no estoy diciendo nada acerca de ti; es sólo que me siento bien.

Y cuando una persona siente que su estado de ánimo está cambiando le da la vuelta al letrero; se lo pone de un lado u otro, dependiendo de cómo se sienta. Y a través de esto ocurren muchas cosas, porque nadie le toma en serio. La gente se ríe, porque él está negativo.

Si alguien se siente mal y vomita, ¡está bien! No te está vomitando a ti, no te está echando nada encima. Simplemente está expulsando algo que le molesta. Y sólo cuando esta división se acaba y el discípulo va al Maestro y le dice: «No soy ni lo uno ni lo otro. Ahora no estoy ni negativo ni positivo, todo se ha calmado y mis dos alas se han hecho una, ahora soy uno», sólo entonces se quita la placa. El momento en que se retira la placa es un momento de iluminación. Entonces estás completo. De otra forma estás siempre contradiciéndote a ti mismo, y entonces sufres y sientes angustia, y piensas: «¿Qué me pasa?». ¡No te pasa nada! Por un lado haces algo bueno, e inmediatamente, por el otro haces algo malo; inmediatamente, para destruir ese otro lado que se ha adelantado, porque no puedes decidir, porque estás dividido.

Una parte de ti se agarra a los viejos hábitos, y la otra quiere adentrarse en lo desconocido. Una parte quiere agarrarse al mundo, y la otra quiere convertirse en un pájaro y entrar en el desconocido cielo de lo Divino, en la propia divinidad de la existencia. Entonces estás estancado.

Trata de darte cuenta. Es difícil porque nunca lo has intentado, pero en realidad no es en absoluto difícil. No es ni fácil ni difícil. Sólo observa lo que estás haciendo contigo y con los demás. Todo lo que hagas a medias te producirá sufrimiento. Estancado, caerás una y otra vez en el infierno. El infierno es el lugar en donde la gente se estanca, y el cielo es el lugar en donde todo el mundo se mueve, donde no están paralizados. El infierno es un lugar en donde no hay libertad, el cielo es libertad.

Los hindúes han llamado al estado supremo moksha, libertad absoluta. Nadie está estancado en ningún lugar, sino que fluye libre como un río, o como un pájaro al viento, con todo el cielo infinito a su alrededor, sin estar sujeto a nada.

…pero aquellos que tienen una visión limitada
son miedosos e indecisos:
cuanto más se apresuran, más lentos van,
y el apego no tiene límites;

Y RECUERDA, no importa dónde te agarres: el agarrarse en sí mismo es el problema, lo importante no es a lo que te agarras.

Por eso Sosan dice: el apego no tiene límites; no se limita sólo a este mundo, a este cuerpo, a los sentidos, a los placeres. También puedes apegarte a la iluminación, puedes apegarte a Dios. Puedes agarrarte al amor, puedes agarrarte a la meditación, puedes agarrarte a la oración. Y, al agarrarte, te vuelves a estancar.

No te agarres a nada, permanece libre y móvil. Cuanto más móvil, más cerca estás de ti mismo. Y cuando tu movilidad es completa, cuando no te estancas en ningún lugar de tu energía, la verdad llama a tu puerta. Siempre ha estado llamando, pero estabas estancado y no podías oírlo. Está justo delante de ti, en la punta de tu nariz.

…estar apegado, aunque sea a la idea de la iluminación,
es desviarse.

Esto se convierte en un problema. Si te aferras demasiado a la idea de que «tengo que iluminarme», esto mismo se convertirá en tu problema. La iluminación nunca se alcanza, ocurre. No es algo que se alcance. Y la mente que busca conseguirla nunca la alcanza.

Puede que estés tratando de conseguir poder en este mundo, y luego trates de conseguir poder en el otro.

Primero quieres conseguir riqueza en este mundo, y después tratas de conseguir riqueza en el otro. Pero tú sigues siendo el mismo, y la mente, tu forma de funcionar y todo el esquema siguen siendo lo mismo:

¡Conseguir! ¡Alcanzar! Esa es la obsesión del ego. La mente que quiere conseguir es el ego.

Y el que lo consigue es aquel que no está tratando de conseguirlo, aquel que simplemente está feliz donde está, aquel que es feliz siendo lo que es. El que no tiene meta. El que no va a ningún lugar; el que se mueve, pero cuyo movimiento no es para alcanzar ninguna meta. Se mueve por su energía, no por algo en concreto; su movimiento no es a causa de ningún motivo.

Por supuesto que alcanza la meta; eso es otra cuestión. Un río fluye desde los Himalayas: no va hacia el mar, no conoce el mar, no sabe dónde está, no le importa el mar. La alegría de moverse por los Himalayas es tan hermosa en sí misma..., pasando por los valles, por sus picos, a través de los árboles, y luego llegando a los llanos, a su gente... ¡El propio movimiento es hermoso en sí mismo! Y el movimiento es hermoso cada momento, porque es vida.

El río ni siquiera es consciente de que haya una meta, de que haya un mar. Esa no es la cuestión. Y si el río se preocupa por esto, entonces estará en el mismo lío que tú. Entonces se parará en todos los sitios y preguntará por dónde ir: ¿cuál es el camino a seguir? Y tendrá miedo porque no sabrá si dirigirse al norte, o al sur, o al este, o al oeste; ¿hacia dónde ir?

Y recuerda, el océano está en todos los sitios. No importa que te dirijas al norte o al este o al oeste: el océano está en todos los sitios, por todas partes. Está siempre delante de ti; no importa a donde vayas.

No preguntes por el camino, pregunta cómo moverte mejor. No preguntes por la meta, la meta no está fija en ningún sitio. Donde sea que vayas, ve danzando. Alcanzarás el océano; eso es seguro. Le sucede a los ríos pequeños, a los grandes: todos lo alcanzan. El arroyo es muy pequeño (no te puedes imaginar cómo ese pequeño arroyo alcanzará el océano, pero lo alcanza).

No es cuestión de grande o pequeño. La existencia es infinitamente generosa con todo el mundo; el tamaño no tiene importancia. Los árboles pequeños florecen, los árboles grandes florecen. ¡La cuestión es florecer! Y cuando un árbol pequeño florece, no es menos feliz que cuando lo hace uno grande; la felicidad es exactamente la misma. La felicidad no es cuestión de tamaño, no es cuestión de cantidad. Es la cualidad de tu ser. El río pequeño danza y llega, el río grande danza y llega.

Todos vosotros sois como ríos, todos alcanzáis el océano. Pero no lo convirtáis en una meta; si no, cuanto más deprisa vayáis, más lentos os moveréis. Y cuanto más quieras llegar, más estancado estarás, porque tendrás más miedo. El miedo a no llegar te agarrotará, el miedo a no llegar te paralizará, el miedo a equivocarte te mutilará. Si no hay meta, no hay miedo.

Recuerda, el miedo está relacionado con la meta. Si no vas a ningún sitio, ¿Dónde está el miedo? No puedes perder nada, no puedes fracasar, así que, ¿de qué tener miedo? Miedo significa: posibilidad de fracasar. ¿De dónde procede esta posibilidad de fracasar? Procede de estar orientado hacia una meta; tú siempre estás buscando la meta.

Algunas personas vienen y me preguntan: «Hemos estado meditando durante tres meses. Y no ha ocurrido nada». No va a ocurrir nada, porque estás esperándolo. Ni siquiera puedes esperar que ocurra, porque hasta el esperar se convierte en un esfuerzo interno. Tú simplemente miras...

¡Te relajas! Cuando ya no estás ahí, ocurre. Y nunca va a ocurrirte a ti; ocurrirá sólo cuando el barco esté vacío, cuando la casa esté vacía. Cuando bailas pero no hay un bailarín, cuando observas pero no hay un observador, cuando amas y no hay un amante, ¡ocurre! Cuando caminas y no hay un caminante adentro, ocurre.

No esperes, no hagas ningún esfuerzo, no crees ninguna meta, o hasta la iluminación se convertirá en una prisión. En Oriente le ha pasado a muchísima gente. Millones de personas toman sannyas (se hacen bhíkkus budistas, sannyasins hindúes) se van a los monasterios, y allí se quedan atascados.

Vienen a mí y son exactamente igual que todo el mundo. Hay gente que se atasca en el mundo de los negocios, y ellos están atascados en un monasterio: esa es la única diferencia. Unos fracasan en lo mundano y ellos fracasan en el monasterio. Pero nunca se preguntan... ¿Por qué fracasas? Tú creas tu propio fracaso; si estás buscando una meta, te convertirás en un fracasado. Al final, la mente orientada hacia una meta es una barrera, la mayor de las barreras. ¡Simplemente sé! ¡Lo Supremo llegará! Deja que la decisión y el problema sean de lo Supremo, no tuyos! Déjaselo a lo Supremo, sabe más. Deja que sea el problema de Dios, deja que sea él quien se preocupe. Tú no te preocupes; simplemente goza de la vida tal como fluya, mientras dure.

Canta y baila, y deja que Dios se preocupe. ¿Por qué te preocupas tú?

Simplemente despreocúpate. Y no pretendas alcanzar nada, porque hacer eso es crear la mayor tensión que le pueda ocurrir a la mente humana. Entonces no puedes mirar aquí-ahora, entonces miras hacia adelante, a la lejanía, al futuro; hacia la meta, la utopía, la ciudad dorada, Shambala; allí. Y tienes que alcanzarla, así que corres. ¿A dónde vas? ¿De quién huyes? ¿Por qué corres? Shambala está aquí y ahora, la utopía ya ha ocurrido.

Jesús dice a sus discípulos: «¿A quién esperáis? ¿Yo estoy aquí?». Hasta sus discípulos preguntaban:

« ¿Cuándo llegará el Mesías? ¿Cuándo?; porque los judíos habían estado esperando durante siglos la llegada del Mesías y cuando llegó no estaban dispuestos a darle la bienvenida. Todavía le están esperando. Jesús ha venido y ellos están esperando todavía. Y aun cuando Jesús no estaba ahí, ha habido muchos otros Jesús: han estado viniendo siempre.

Dios siempre es abundante. A veces es un «Mahoma», a veces un «Jesús», a veces un buda, a veces un «Sosan», un «Chuang Tzu». Dios rebosa, está continuamente rebosando, ¡no puede hacer otra cosa! No es un tacaño.

Pero los cristianos dicen que sólo tuvo un hijo. ¿Acaso es impotente? ¿Quedó impotente tras el nacimiento de Jesús? Parece absurdo («el único hijo legítimo, el Unigénito»). Eso no es posible, porque de ser así tu Dios no es un Dios: no vale para ello.

Los mahometanos dicen que sólo hay un profeta: Mahoma es el último, el último de los profetas. ¿Por qué el último? ¿Es que su Dios se ha muerto? ¿No puede mandar ningún mensaje mejor? ¿No puede mejorarlo? ¿Ha dejado de ser un creador? (porque la creatividad siempre significa una autotranscendencia, constantemente transcender).

Un pintor sigue pintando, y sigue transcendiéndose a sí mismo.

Alguien le preguntó a Van Gogh: «¿Cuál de tus cuadros es el mejor?».

Él contestó: «Este que estoy pintando ahora».

Unos días más tarde el mismo hombre volvió a preguntarle lo mismo. Y Van Gogh le contestó: «¡Ya te lo he dicho. Este!». Y entonces estaba pintando otro cuadro. «Este que estoy pintando ahora es el mejor.»

Dios es una sobreabundancia, una infinita sobreabundancia. Cuando llega Mahoma, Mahoma es el mejor; cuando llega Buda, Buda es el mejor. En realidad, él nunca se repite. Siempre crea lo mejor, sin comparaciones.

Pero la gente sigue esperando. No ven al mensajero en la puerta porque sus ojos no están ahí: sus ojos están en alguna otra utopía, en algún otro lugar. Ellos no están ahí, no están en casa. Dios viene a ti muchas veces y se marcha, porque estás ausente. Nunca estás donde estás. Y él llama allí, pero tú no estás. Deja que él se preocupe, tú no te preocupes; simplemente mantente fuera de la preocupación. Y estas son las dos únicas alternativas: o estás preocupado o estás extático, pero ambas cosas juntas no pueden existir. Si estás extático, estás locamente extático. Si estás preocupado, estás locamente preocupado. Hay dos tipos de locos: hay una locura que procede de las preocupaciones y otra que procede de ser, de la sobreabundancia de ser.

La elección es tuya. O ser un loco preocupado en el diván de algún psiquiatra, o puedes volverte un loco de Dios, como San Francisco o Sosan. Entonces toda tu vida se vuelve una danza, un éxtasis infinito, una bendición que crece y crece; cada vez aumenta más y sigue aumentando..., y no tiene fin. Comienza, pero nunca acaba.

Deja que las cosas sean a su manera y no habrá ni ir ni venir.

Allí está la gracia infinita, sin ir ni venir. El silencio infinito, sin ir ni venir. Tan sólo deja que las cosas sean a su manera. No te interpongas en su camino, no intentes cambiar nada.

Esto es algo muy difícil de entender para la mente, porque a ella le encanta cambiar: si eres un pecador, quieres volverte un santo; si eres feo, quieres volverte guapo; si eres malo, quieres hacerte bueno.

La mente va cambiando, tratando de cambiar, y ella te atrae porque parece «que sí, que puedes mejorar, así que trata de cambiar». Pero no puedes mejorar, y entonces te estancas ¡porque ya eres lo mejor! La única cuestión es cómo dejar de preocuparte y cómo empezar a vivir. Sé un vividor, deja que las cosas ocurran por sí mismas.

¡Acepta! ¿Quién eres tú para preocuparte? Tú has nacido; nadie te ha preguntado si querías nacer o no. De otro modo te habrías quedado estancado ahí, porque no puedes decidir nada. Eres indeciso.

Si se te hubiera preguntado, si Dios hubiera venido a preguntarte (él nunca comete ese error porque sabe que te estancarías ahí), aunque estuvieras pensando durante toda la eternidad, serías incapaz de decidir si nacer o no. Él te arrojó a la vida de repente, sin pedirte permiso; de otra forma no estarías aquí. Y si él te preguntara acerca de tu muerte, volverías a quedarte estancado. Él nunca pregunta, simplemente te lleva consigo. Él te conoce bien: sabe que no te puedes decidir.

Si viniera y te preguntara: «¿Cuándo quieres morir?», ¿serías capaz de decidirte? ¿Quizá el sábado, quizá el domingo? ¡No! Sólo hay siete días, y no serías capaz de decidirte por ninguno. Él tiene que venir sin preguntarte.

Si la vida ocurre sin ti, si el nacimiento, la muerte y el amor ocurren sin ti, ¿entonces por qué deberías preocuparte? Quienquiera que sea el creador, si puede darte el nacimiento, si puede darte la muerte, si puede crear y destruir, déjale a él todas las preocupaciones.

Tú disfruta mientras seas. Y si puedes disfrutar mientras eres, de repente te das cuenta: esta es la fuente original. Has tocado vida infinita.

Jesús dice: «Estoy aquí para mostraros la abundancia de la vida, su infinita riqueza», y la única manera es dejar que las cosas sean. No interfieras, no impongas tu propia manera. Deja que tu Tao fluya, deja ir a tu naturaleza... ¡dondequiera que vaya!

Obedece a la naturaleza de las cosas (tu propia naturaleza),
Y andarás libre y tranquilo.
Cuando el pensamiento está cautivo, la verdad se oculta,
pues todo es oscuro y confuso,
y la gravosa práctica de juzgar
trae consigo irritación y hastío.
¿Qué beneficio se puede sacar
de las distinciones y las separaciones?

CUANDO ESTAS REPLETO de pensamientos, la mente está borrosa, tu visión no es clara. Pero ¿qué hacer? Ahí están los pensamientos. Déjalos estar ahí. ¡Tú no te impliques! Déjalos estar ahí; no te involucres en ellos. Se mueven por sí solos, déjalos que se muevan. ¿Por qué tendrías que involucrarte y molestarlos?

Fluyen como un arroyo; déjalos fluir. Tú siéntate en la orilla y descansa.

Diles a tus pensamientos: «Está bien, si hay nubes en el cielo, si hay árboles, ríos y océanos en la Tierra, ¿por qué no va a haber pensamientos en mi mente?». ¡Acéptalos! ¡Está bien! Si los aceptas y les dices que está bien, sentirás un cambio repentino, porque ellos necesitan tu energía para moverse.

Y si no te involucras, poco a poco la energía se retira por sí sola. Se va haciendo menor y menor. Y llega un momento en el que los pensamientos vienen solamente cuando se les necesita. Los pensamientos en sí no son una carga; lo que es una carga son los pensamientos innecesarios, ellos son los que nublan tu visión. Esta niebla es debida a los pensamientos innecesarios.

Cuando te quieres mover usas las piernas; cuando quieres pensar usas los pensamientos; cuando te quieres comunicar usas la mente. Pero cuando estás sentado bajo un árbol ¿para qué continuar moviendo las piernas? Parecerás un tonto. Pero aun así tu mente continúa moviéndose.

La mente es una función, y la función es útil en el momento oportuno. Cuando se la necesita, la mente comienza a funcionar. Yo os estoy hablando a vosotros: la mente está funcionando, si no fuera así ¿cómo os podría hablar? Sosan está diciendo algo, ¿cómo podría decirlo si no hubiera mente? Pero en el momento en que ha dejado de hablar la función se anula, entonces no hay mente; igual que no hay piernas, porque cuando no se mueven no están ahí.

Cuando tienes hambre comes; cuando te quieres comunicar usas pensamientos; cuando no tienes hambre no sigues comiendo. Sin embargo, hay gente que continúa masticando chicle, que fuma; pero masticar y fumar son sólo sustitutos de la comida. A ellos les gustaría estar comiendo constantemente, pero eso es imposible porque el cuerpo no lo toleraría, así que tienen que hacer algo con la boca. Y por eso mastican chicle, fuman, o hacen algo...

Por ejemplo, en el pasado a las mujeres no se les permitía hacer todas esas estupideces que a los hombres les están permitidas. No se les permitía fumar, no se les permitía masticar chicle o cosas por el estilo; no estaban bien vistas. Así que, ¿qué hicieron? Empezaron a hablar. Es por eso que las mujeres hablan más, porque necesitan un sustituto. La boca tiene que estar siempre ocupada. Y ellas empezaron a hablar.

No se puede encontrar dos mujeres sentadas que no estén hablando; a no ser que sean inglesas, que no son mujeres en absoluto. Se las ha reprimido tanto que se han vuelto como zombis. Si no es así, las mujeres siempre están cotorreando; como los pájaros en los árboles, cotorreando.

Precisamente el otro día unas cuantas mujeres estaban trabajando aquí, en el jardín. Se pasaron todo el día charlando; ¡el día entero! Sin razón alguna..., pero charlaban. Es sólo la boca que quiere comer constantemente.

Ves a la gente sentada en el teatro. Están constantemente moviendo las piernas. ¿Por qué se sientan? ¡Tendrían que salir y moverse! Están haciendo las dos cosas. No pueden sentarse en silencio. Y eso es lo que le ocurre a tu mente.

La mente es buena en sí misma. Todo es bueno en sí mismo, en su lugar. Cuando la mente sea necesaria, úsala; cuando no sea necesaria, ponla a un lado. Tú sigues siendo el maestro y todo lo demás es una función.

Pero la mente ha asumido el mando. Sea lo que sea que estés haciendo, ella sigue y sigue; al igual que una radio que no puedes apagar porque se le ha estropeado el botón y sigue siempre encendida. Estás durmiendo y la radio continúa. Estás descansando, comiendo, haciendo el amor, y la radio continúa. Y tienes que aguantarla constantemente. Poco a poco, te vas volviendo insensible al hecho de que la radio siga encendida; simplemente no escuchas.

Eso es lo que le ha ocurrido a tu mente. Sigue y sigue y sigue; no sabes dónde está el botón para apagarla. No escuchas, simplemente la soportas, la ignoras. Lo has dado por hecho como si tuviera que ser así.

No es así, de ser así no podría ocurrir un buda. Y cuando digo esto, lo digo a través de mi propia experiencia.

No es así. El botón se puede sustituir. Eso es lo único que hacen las meditaciones. No te conducen a la iluminación, lo único que hacen es poner el botón que faltaba o arreglar el que estaba roto o bloqueado, o que todavía no funcionaba, o que no sabías cómo usar.

La meditación es una técnica, y la técnica puede ayudar solamente a la función, no a tu ser. Así que ninguna meditación te conduce directamente al ser, simplemente arregla tus funciones. Entonces el zapato encaja perfectamente y te iluminas.

Chuang Tzu tiene razón: «Cuando el zapato es el que corresponde al pie, te olvidas del pie». Cuando cada función encaja, el cuerpo se olvida; cuando cada función encaja, este mundo de apariencias desaparece.

¡Estás iluminado! De repente todas las cosas están iluminadas tal como son.

Si deseas ir por el Camino Único,
no desprecies ni siquiera el mundo
de los sentidos y las ideas.

¡ESTO ES HERMOSO! Sosan dice...: no desprecies ni siquiera el mundo de los sentidos y las ideas.

Hay dos tipos de personas. Uno es el que va luchando contra los sentidos: tratando de matar al cuerpo, tratando de no disfrutar a través del cuerpo, de no enamorarse, de no comer con placer. Luchan contra sus sentidos, se convierten en grandes ascetas. Son básicamente masoquistas, disfrutan torturándose a sí mismos.

Pero la sociedad les respeta, y ese respeto se vuelve un aliciente. Se les considera grandes hombres porque los sentidos no les atañen. Y no pueden ser grandes, porque los sentidos son las puertas para encontrar el infinito que te rodea. Los sentidos son las puertas; por estas puertas el infinito entra en ti y tú entras en el infinito.

Ellos van cerrando sus puertas. Entonces sus casas, sus cuerpos, se convierten en prisiones, y sufren. Y cuanto más sufren, más se les respeta y se les venera; porque la gente cree que han hecho algo milagroso, que han transcendido el cuerpo.

No hay ninguna necesidad de transcender el cuerpo. Lo único que tiene que ocurrir es que el cuerpo funcione correctamente, perfectamente. Es un arte, no se trata de ninguna austeridad. No se trata de austeridad; no tienes que luchar contra él, sólo tienes que entenderle. Y el cuerpo es enormemente sabio; más sabio que tu mente, recuérdalo, porque el cuerpo ha existido durante mucho más tiempo que la mente. La mente es una recién llegada, es una niña.

El cuerpo es muy antiguo, muy, muy antiguo. Una vez tuviste forma de roca: el cuerpo estaba ahí, pero la mente se encontraba profundamente dormida. Luego, te convertiste en un árbol: el cuerpo estaba ahí, con todo su follaje y sus flores. La mente aún permanecía profundamente dormida, no tanto como en la roca, pero aun así, estaba dormida. Luego te convertiste en un animal, en un tigre: el cuerpo estaba vibrante de energía, pero la mente no estaba funcionando. Luego te convertiste en un pájaro; luego en un hombre... El cuerpo ha estado funcionando durante millones de años. El cuerpo ha acumulado mucha sabiduría, es muy sabio. Así que, si comes demasiado, el cuerpo te dice: «¡Para!». La mente no es tan sabia. La mente dice: «Tiene un sabor exquisito; come un poco más». Si escuchas a la mente, entonces ella se vuelve destructiva para el cuerpo, de una u otra forma. Si escuchas a la mente, primero dirá: «Sigue comiendo», porque la mente es tonta, es una niña. No sabe lo que está diciendo. Es una recién llegada, todavía no ha aprendido. Todavía no es sabia, es inexperta. Escucha al cuerpo. Cuando el cuerpo diga: «Tengo hambre», come. Cuando el cuerpo diga: «Para», hazlo. Escuchar a la mente es como si un niño estuviera guiando a un anciano: ambos se van a caer en una zanja.

Si escuchas a la mente al principio estarás demasiado en los sentidos, y después te hartarás. Y cada sentido te producirá infelicidad, te producirá más ansiedad, más conflicto, más dolor.

Comer demasiado te causará dolor, y vomitarás; dañará todo el cuerpo. Entonces la mente dirá: «Comer es malo, así que ayuna». El ayuno también es peligroso. Si escuchas al cuerpo, nunca comerá en exceso ni nunca de menos; simplemente seguirá el Tao.

Algunos científicos han estado trabajando en este problema y han descubierto un fenómeno muy interesante: los niños pequeños comen cuando tienen hambre y se van a dormir cuando tienen sueño; ellos escuchan a sus cuerpos. Pero los padres, los confunden, los obligan: «Es la hora de la cena, o de la comida, o de esto y aquello, o es la hora de dormir; ¡venga!». No les permiten seguir a sus cuerpos.

Así, un investigador probó a dejar a niños a su libre albedrío. Trabajaba con veinticinco niños; no se les obligó a irse a dormir ni se les forzó a levantarse. Durante seis meses no se les obligó a nada. Y de ello sobrevino una comprensión muy profunda.

Durmieron estupendamente. Tuvieron menos sueños, sin pesadillas, ya que las pesadillas procedían de las imposiciones de sus padres. Comían bien, pero nunca demasiado; tampoco menos de lo necesario, y a veces incluso no comían nada. Cuando el cuerpo no lo sentía, no comían y nunca se enfermaron debido a la alimentación.

Se llegó a entender algo que nadie hubiera sospechado, algo milagroso. Sólo Sosan, Lao Tse o Chuang Tzu pueden entenderle, pues son Maestros del Tao. ¡Fue todo un descubrimiento! Se llegó a entender que si un niño enfermaba, entonces no comía ciertos alimentos. Y los científicos trataron de entender por qué no comían esos alimentos: los analizaron y descubrieron que, para esa enfermedad en particular, esos alimentos eran nocivos. ¿Cómo podría haberlo sabido el niño? El cuerpo sabe.

Y cuando el niño estaba creciendo, comía más de aquello que era necesario para su crecimiento. Entonces lo analizaban y descubrían que esos ingredientes eran de gran ayuda para el crecimiento. Y según iban creciendo tomaban otros alimentos, porque sus necesidades iban cambiando. Un día un niño comía algo y al día siguiente ni siquiera lo probaba. Y los científicos se dieron cuenta de que el cuerpo tiene su propia sabiduría.

Si permites que el cuerpo se exprese, vas por el camino correcto, el Gran Camino. Y esto no sólo ocurre con la alimentación, sino que también ocurre con todas las cosas de la vida. Tu sexo se enferma por tu mente, tu estomago se enferma por tu mente. Interfieres con el cuerpo. ¡No interfieras! Prueba, aunque sólo sea durante tres meses; no interfieras. Y te volverás muy sano, te invadirá el bienestar. Sentirás que todo va bien, el zapato encaja. Pero el problema es la mente.

La mente tiene su propia función: cómo relacionarte con otros, cómo moverte en este mundo en el que vive tanta otra gente, cómo conducir un coche, cómo seguir las normas del tráfico, cómo no crear un peligro para los demás o para ti mismo, cómo mirar hacia adelante y hacer planes. La mente es como un radar: mira hacia adelante (hacia dónde moverse, cómo moverse), pero la base sigue siendo el cuerpo.

Las personas que están en contra del cuerpo y destruyen sus sentidos tardarán más tiempo en descubrir su iluminación que aquellas que escuchen a sus sentidos y sigan sus consejos.

Si escuchas a tus sentidos te vuelves sencillo. Desde luego nadie va a respetarte, porque dirán de ti: «Este es un hombre sensual». Y un hombre sensual está más vivo que un hombre no sensual. Pero a nadie le interesa la vida; todo el mundo está interesado en venerar algo que ya esté muerto.

No esperes ningún respeto de la gente, o de lo contrario te perderás. Llega un momento en el que todo el mundo puede respetarte, pero tú no puedes respetarte a ti mismo porque te has perdido del todo. Nada encaja, todo te sale mal.

¡Escucha al cuerpo!; porque estás aquí para disfrutar de este momento que te ha sido dado, este hermoso momento, esta maravilla que te ha ocurrido. ¡Estás vivo, consciente, y el mundo es enorme!

El ser humano es un milagro en este pequeño planeta (¡muy, muy pequeño, diminuto!). El Sol es sesenta veces mayor que esta Tierra, y este sol es una estrella mediocre. Hay soles millones de veces más grandes que este, y hay millones de soles y millones de universos. Y hasta ahora parece, que la ciencia sepa, que la vida y la consciencia es algo que sólo ha sucedido en esta Tierra. Esta Tierra está bendita.

No sabes hasta dónde has llegado. Si supieras hasta dónde has llegado, te sentirías agradecido y no pedirías nada más. Podrías haber sido una roca y no hubieras podido hacer nada al respecto. ¡Eres un hombre! Y estás sufriendo, preocupándote y sin darte cuenta de nada. Disfruta este momento porque puede que nunca regrese.

Esto es a lo que los hindúes se refieren cuando dicen que puedes volver a convertirte en una roca. Si no lo disfrutas, si no creces en él, caerás. Puedes volver a ser un animal de nuevo. Esto es lo que significa: recuerda siempre que este clímax de consciencia es el punto más elevado; si no te integras en él y lo disfrutas, caerás.

Gurdjieff solía decir que tú todavía no tienes un alma; la vida es una oportunidad para conseguirla, para convertirte en un alma. No sigas perdiendo el tiempo y la energía porque, si mueres sin haberlo resuelto, simplemente desaparecerás. ¿Y quién sabe si volverás a tener otra oportunidad? Nadie puede saberlo, no hay nadie que pueda aclarar esta cuestión.

Lo máximo que se puede decir es que este momento es la oportunidad. Si lo disfrutas, si te sientes en éxtasis y agradecido con él, se resolverá mejor. Recuerda, para estar agradecido no se necesita nada más: lo que tienes ya es demasiado, ya es suficiente para sentirte agradecido. No le pidas más a la existencia.

Simplemente goza de lo que te ha dado. Y cuanto más lo goces, más te será dado.

Jesús dice, y esta es una cita muy paradójica: «Cuanto más tengas, más te será dado; y si no tienes nada, hasta lo que tienes te será quitado». Esto parece algo muy anticomunista. Parece absurdo. ¿Qué clase de matemáticas son estas? «¡Cuanto más tengas, más te será dado; y si no tienes nada, hasta lo que tienes te será quitado!» Parece dicho a favor de los ricos y en contra de los pobres. Esto no tiene ninguna relación con la economía ordinaria; es la economía suprema de la vida. Solamente aquellos que tienen obtendrán más, porque cuanto más disfrutan más crecen. La vida crece en el gozo. El gozo es el sutra.

Estate contento y agradecido con lo que sea que tengas. ¡Lo que sea! Sé feliz con ello. Y entonces tendrás más apertura, y más cosas te llegarán: te volverás capaz de recibir más bendiciones. El que no esté agradecido perderá lo que tiene. Al que lo está, la existencia entera le ayuda a crecer más, porque se lo merece y se da cuenta de lo que ha recibido.

Sé más amoroso y recibirás más amor. Sé más pacífico y recibirás más paz. Da más y tendrás más para dar. Comparte y tu ser aumentará.

Pero tú nunca das, nunca amas, nunca compartes. De hecho ni siquiera te das cuenta de que tienes algo.

Estás simplemente esperando que algo ocurra en algún lugar. ¡Ya ha ocurrido! Simplemente míralo; tú llevas el tesoro. Y nunca das porque no sabes que te ha ocurrido a ti, y no sabes que dar se convertirá en tu crecimiento.

Una vez, en una comunidad judía, ocurrió que un santo se estaba muriendo. Era un hombre pobre, pero muy, muy rico; rico en su ser, rico en su éxtasis. Era un místico. Y toda la comunidad estaba preocupada por su muerte. Llamaron a todos los médicos del lugar pero ya no podía hacerse nada, la muerte se acercaba a cada momento. Entonces se reunió toda la comunidad para hacer lo último que se podía hacer: rezar. Pero ni siquiera esto parecía servir de nada. Así que el rabino dijo: «Ahora ya sólo queda una cosa por hacer, y Dios no nos ayudará a menos que la hagamos. Ofreceremos nuestras vidas. Así que donemos algunos días o algunos años de nuestras vidas a este santo».

Y todo el mundo se adelantó; la gente le amaba. Alguien dijo: «Yo ofrezco cinco años»; otro: «Yo un año»; algún otro: «Un mes»; y otro más: «Un día». Incluso hubo un avaro que dijo: «Un minuto». Pero hasta eso (hasta eso, piensa, no te rías), hasta un minuto de vida no es poca cosa, no es algo insignificante. Cuando te estés muriendo, echarás de menos hasta ese minuto.

Entonces Mulla Nasrudin, que también estaba allí, se acercó. Él no era judío pero también amaba a ese místico. Y dijo: «¡Veinte años!».

Nadie podía creerse lo que había oído. Un judío que estaba sentado justo detrás de él le tiró del pantalón y le dijo: «¿Qué estás haciendo, Nasrudin? ¿Te has vuelto loco? ¡Veinte años! ¿Qué significa eso? ¡Eso es demasiado! ¿Acaso te has vuelto loco? ¡Pero si ni siquiera eres judío!».

Nasrudin dijo: «¡De la vida de mi mujer!».

Nadie está dispuesto a compartir nada. Y a no ser que compartas no recibirás más, porque no serás digno de más. No lo merecerás. Exige, y lo perderás; da y lo obtendrás.

Esta vida, tal como es, ya es demasiado. Se dichoso en ella, en sus pequeñas cosas. Hasta el alimento debería convertirse en un sacramento. Hasta darse la mano tendría que convertirse en una oración, debería ser una ofrenda. Hasta el estar con la gente debería convertirse en una profunda alegría; porque lo que a ti te ha ocurrido no ha ocurrido en ningún otro lugar. Sosan dice:

Si deseas ir por el Camino Único,
no desprecies ni siquiera el mundo
de los sentidos y las ideas.

NO DESPRECIES el mundo de los sentidos, no desprecies el mundo de las ideas, porque también ellos son hermosos en sí mismos. Si no te involucras en ella, ¿qué hay de malo en una idea? Es una hermosa flor. La mente es buena si está en su lugar. Hay una enseñanza de Gurdjieff, y por cierto muy relevante para el hombre moderno. Él dice que todos tus centros están mezclados: su pureza se ha perdido, todo interfiere con todo. Y tiene razón. Cuando haces el amor no necesitas la mente, pero ella sigue funcionando. En realidad haces el amor con la mente, no con el centro sexual. El sexo no es malo, el sexo es algo hermoso en sí mismo; un florecimiento, un profundo compartir, un profundo encuentro entre dos personas. Pero la mente siempre está interfiriendo. Y entonces el centro sexual se tomará su propia revancha. Mientras estudias el Gita, el Corán o la Biblia, el sexo te vendrá a la mente, y te pondrás a pensar en él. Tiene que ser así, porque has perturbado el centro sexual, así que él se tomará la revancha.

Observa los anuncios. Si quieres vender algo, primero tienes que hacerlo sexualmente atractivo. Da igual que vendas un automóvil o un dentífrico: tendrás que meter una mujer desnuda en el anuncio. Primero tendrás que encontrar una mujer desnuda. ¡No importa lo que quieras anunciar! Es como si lo que quisieras vender no fuera la pasta de dientes, sino la mujer desnuda, el sexo. Si vendes jabón, tendrás que añadirle algún hermoso cuerpo desnudo.

He oído que:

A una modelo italiana que llevaba muchos años trabajando como modelo para los anuncios de una marca de jabón, cuando se hizo mayor y ya no le importaba a nadie, le preguntaron: «¿Qué clase de jabón usa usted realmente?».

Y ella contestó: «Ninguno, porque todos son nocivos para la suavidad de la piel. ¡Yo simplemente uso lana humedecida, por eso mi piel se conserva tan hermosa! Pero he ayudado a vender todo tipo de jabones, y se venden».

Cuando Mulla Nasrudin cumplió cien años, yo le pregunté: «Nasrudin, ¿cuál es el secreto para vivir tantos años?».

Él contestó: «¿Espera un poco'. En siete días todo se aclarará, y entonces te lo podré decir».

Yo le volví a preguntar: «¿Qué pasa? ¿Qué es lo que tiene que aclararse?».

Él dijo: «Muchas compañías financieras están detrás de mí, así que mi abogado está aclarando las cosas: ¿Qué vitaminas he tomado?, ¿Qué alimentación he llevado? En este momento yo no lo sé, pero en una semana todo estará claro y todo el mundo lo sabrá».

Las ideas en sí mismas son hermosas. No hay nada que sea malo. Todo es bueno si está en el lugar adecuado; y todo se vuelve dañino si está en un lugar inadecuado: entonces no encaja nunca.

Y esto es lo que pasa contigo: todo está mal. Cuando haces el amor, entra la mente. Cuando meditas, entra el sexo. Cuando comes, entra la mente. Cuando te duermes, entra la comida. Todos los centros están mezclados en un caos.

Deja que cada centro sea puro, deja que cada centro funcione por su propio derecho, a su propio tiempo. Tiene su propio tiempo, su propio carácter y su propio periodo. No le dejes que se vaya a los otros centros.

Y empieza con la mente, porque ella es la mayor perturbadora, la que más ruido arma y la que se mete en el terreno de todos los demás centros, quiere dominarlo todo. Elimina esa dominación. Cada sentido debería ser puro y gozar de su propio derecho. No hay necesidad de la mente entre.

Entonces cuando goces de la mente, ningún centro interferirá. Entonces no será un problema, porque todos los demás centros son inocentes. Tu mente es astuta; y tú escuchas al astuto, nunca escuchas a los inocentes sentidos. La mente es lista, calculadora. Todos los demás sentidos son simplemente inocentes y no pueden luchar contra la mente porque la mente es un gran político, y los sentidos son gente sencilla. El sexo es simple y la mente lo condena. El centro sexual no puede hacer otra cosa que ver cómo la energía se va a canales equivocados.

Disfruta de cada sentido en sí mismo; y cuando lo estés disfrutando fúndete en él, para que no quede ninguna energía que se pueda mover a ningún otro sitio, que toda la energía esté en él. En ese momento no hay mente, en ese momento no hay nadie; te conviertes en energía sexual. Cuando tengas hambre vuélvete hambre; come como si cada célula de tu cuerpo tuviera hambre y absorbiera el alimento. Y déjalo gozar.

Y cuando quieras pensar, siéntate debajo de un árbol, cierra los ojos ¡y disfruta de tus pensamientos! No hay nada malo en los pensamientos. Gózalos como el florecimiento que son, un hermoso florecimiento, una gran poesía en sí mismos. Entonces llega una claridad, entonces tus aguas no están turbias, entonces el lodo se asienta y puedes ver a través de las cosas.

Si deseas ir por el Camino Único,
no desprecies ni siquiera el mundo
de los sentidos y las ideas.
En realidad, aceptarlo plenamente
es idéntico a la verdadera Iluminación.

Si puedes aceptar plenamente lo que quiera que seas, eso es la iluminación. No pienses que cuando te ilumines verás luces y tendrás visiones; ¡eso es completamente absurdo! Eso ocurre en el camino, pero es sólo parte de la mente, no tiene nada que ver con lo supremo. Todas tus luces y experiencias proceden de la mente.

La energía se mueve en el cuerpo; hay sentidos sutiles que se ocultan en él. Cuando estos sentidos se activan, puedes sentir muchas cosas. No hay nada malo en ello, disfrútalo, pero no creas que eso es la iluminación.

La iluminación ocurre sólo cuando no hay ninguna queja en ti, cuando no vas a ningún sitio, cuando no hay ni deseo ni condena ni juicio. Simplemente existes, con una aceptación total Entonces hay iluminación.

La iluminación es algo muy ordinario. No es nada extraordinario, no es nada especial; porque lo especial es la búsqueda del ego. ¡Es algo muy normal! No hay demanda, no hay nada que añorar ni nada a lo que agarrarse. Simplemente eres, y eres feliz; feliz sin causa alguna.

Recuérdalo. Esa es la diferencia entre la felicidad y el éxtasis. Tu felicidad tiene una causa. Cuando viene un amigo, te alegras. ¿Durante cuánto tiempo? Durante un rato; después te alegrarás de que se vaya. ¿Qué clase de felicidad es esta? Es causada, y las causas desaparecen. Más tarde o más temprano te hartarás y desaparecerán. El éxtasis es una felicidad sin causa. Simplemente tal como eres, eres feliz. Sin ninguna explicación.

Obsérvalo en su totalidad. Nunca piensas en por qué eres desgraciado; simplemente eres desgraciado. Y en cambio, siempre que eres feliz, empiezas a preguntarte: «¿Por qué estoy feliz?». El sufrimiento parece ser algo natural; en cambio la felicidad parece ser algo innatural que sólo ocurre algunas veces. El sufrimiento es tu estado natural y la felicidad tu anhelo.

Una persona iluminada es simplemente feliz, de la misma forma que tú eres simplemente desgraciado.

¡Simplemente feliz!, nunca desgraciado. Aunque a veces el zapato le apriete, él simplemente lo pone en su sitio. No es sufrimiento, es simplemente dolor físico; es una incomodidad, pero no sufrimiento. Simplemente pone el pie en su sitio; se cambia de zapato o camina sin zapato.

Un iluminado puede sentir la incomodidad, pero nunca el sufrimiento; porque ¿Cómo va a ocurrir el sufrimiento? Al no haber ninguna causa para su éxtasis, el sufrimiento es imposible. Si no tiene una causa, ¿Cómo vas a quitárselo? Sin causa, no tiene opuesto. Esto es ananda.

Los hindúes tienen una palabra, ananda: éxtasis bendito, alegría sin causa, sin razón alguna. Por eso, siempre que alguien está en éxtasis, el mundo entero piensa que está loco. Le preguntarán: «¿Por qué estás en éxtasis? ¿De qué te ríes?», como si reírse fuera un crimen. Y si dices: «¡Simplemente me río! ¡Reírse es bueno!», ellos no lo pueden entender. Porque ellos para reírse Necesitan que haya tensión. Y en esto se basan todos los chistes.

¿Por qué te ríes cuando alguien cuenta un chiste? ¿Qué ocurre en ti? ¿Qué hace el chiste? Crea una tensión. La historia continúa y te va intrigando más y más, te vas poniendo cada vez más tenso, porque no puedes imaginarte qué rumbo va a tomar. Entonces, de repente, hay un giro, y el giro es tal que nunca te hubieras imaginado que fuera así. Si ya te lo esperas, lo cual quiere decir que te sabes el chiste, no te reirás. Simplemente dirás que el chiste era malo, porque no se ha creado esa tensión. Cuando no conoces el chiste, o no sabes cómo va a seguir, se crea la tensión; esperas, estás atento: ¿qué ocurrirá? Y de repente la historia toma un cariz que no te esperabas. Y la tensión se libera, y te ríes. Esta risa es una liberación de tensión, tiene una causa.

¿Por qué te causa placer el sexo? Porque es una tensión. Tú comes, respiras, se crea cierta energía; la vida siempre te da más de lo que necesitas. La vida es abundante, la vida es un lujo, ¡un perfecto lujo! No le importa cuáles sean tus necesidades, siempre te da más de lo que necesitas.

Esta energía extra se acumula en el cuerpo; eso es la energía sexual. Al acumularse se crea una tensión en tu cuerpo. Entonces la tensión surge y tienes que liberarla. Cuando esa tensión se descarga te sientes feliz, relajado; puedes dormir. Pero el truco está en la tensión. Así que si haces el amor con excesiva frecuencia y no se acumula esa tensión, se vuelve soso; el chiste se vuelve soso, no tiene gracia. Si haces el amor con demasiada frecuencia, te hartarás; porque no depende del amor, depende de la tensión generada.

Si hacer el amor se convierte en una cosa cotidiana, la energía no es desbordante. Entonces, después de hacer el amor, en vez de sentirte feliz te sientes desgraciado, frustrado. Así no puede haber orgasmo, porque el orgasmo necesita más energía que el cuerpo. Es una sobreabundancia, por eso todo el cuerpo vibra en él.

Recuerda, en las sociedades represivas la gente gozaba más del sexo, porque hasta encontrarse con la propia esposa era difícil. Y qué decir de encontrarte con la esposa de otro... Eso era casi imposible; había que traspasar muchas barreras para encontrarse con la propia esposa.

En la India no podías ver a tu propia esposa a la luz del día. Con una familia tan enorme, con cien personas viviendo juntas, durmiendo juntas, a veces, tenías que prepararlo todo para hacer el amor. Era hermoso, hermoso en un sentido, porque la tensión creada era tan elevada que llegaba a un clímax, y entonces sobrevenía el valle de la relajación.

En Occidente el sexo se ha vuelto insípido. En Occidente ya nadie disfruta del sexo; tienen demasiado. Te desprendes de la energía antes de generarla. Así es como ocurre la felicidad durante toda tu vida: creas tensión y luego la relajas.

El éxtasis es otra cosa. No tiene causa. No es una tensión y una liberación, no tiene nada que ver con la tensión y la liberación; es simplemente la felicidad que llega cuando te sientes bien con la existencia, cuando sientes que aceptas. Cuando sientes que aceptas, de repente sientes que toda la existencia te acepta. Entonces puedes bendecir al todo, y el todo te bendice a ti. El éxtasis no tiene causa. Y no se te puede quitar.

Tú no puedes hacerme desdichado. Como mucho, me puedes hacer sentir incómodo, eso es todo.

No existe opuesto al éxtasis, ananda. No tiene ninguna causa en absoluto. Por eso puede ser eterno. Sin embargo, lo que necesita de una causa no puede ser eterno: cuando desaparezca la causa, el efecto desaparecerá.

En realidad, aceptarlo plenamente
es idéntico a la verdadera Iluminación.
El hombre sabio no persigue ninguna meta,
pero el tonto se encadena a sí mismo.

Todas tus metas se convierten en grilletes, se convierten en prisiones; estás enjaulado en ellas. Y por eso sufres, y entonces preguntas: «¿Cómo ser libre?». ¡Libérate de las metas y serás libre! ¡No hay que hacer nada más! No crees metas, y no habrá cautiverio.

Hay un Dharma, una verdad, una ley, no varías;
las distinciones surgen
por las tenaces necesidades del ignorante.
Buscar la Mente con la mente (discriminatoria)
es el mayor de los errores.

¿QUÉ ESTÁS HACIENDO cuando creas una meta? ¿Quién crea la meta? La crea la mente, y luego la mente busca una forma de alcanzarla. Entonces la mente inventa técnicas, métodos, maneras. Y tú sigues esas técnicas y esos métodos. ¿Qué es lo que estás haciendo? Estás siguiendo a la mente, te estás moviendo en círculos. La meta es creada por la mente, los medios son creados por la mente, y la mente te dirige. ¿Cómo vas a alcanzar la no mente con la mente?

Y la mente está tensa, porque no se puede relajar. Depende de los opuestos. Está condenada a permanecer moviéndose de extremo a extremo. Puede condenar, puede apreciar, pero no puede aceptar totalmente. Y la totalidad es la meta; y sólo se puede llegar a través de la aceptación.

La mente no puede aceptar, sólo puede negar. Y cuando niega se siente muy bien, debido al ego. El que niega eres tú. Cuando el ego acepta se siente muy mal, porque cuando no hay negación, cuando no hay lucha ni conflicto ni adónde ir, ¿qué va a hacer? Es como si para ti, simplemente estar aquí y ahora no tuviera sentido. La felicidad está ocurriendo en cualquier otro lugar, ¿qué estás haciendo tú aquí?

He oído que:

Una vez dos vagabundos estaban descansando bajo un árbol. El lugar era muy tranquilo y hermoso. Un arroyo burbujeaba justo al lado y soplaba una agradable brisa fresca. Uno de los vagabundos le dijo al otro:

«En este instante, no me cambiaría ni por un tío que tuviera cincuenta mil dólares».

El otro dijo: «¿Y si ese tío tuviera cien mil dólares, qué?».

El primero respondió: «Ni aun así».

El segundo continuó hablando y dijo: «¿Imagínate que tuviera un millón de dólares».

Entonces el primero se entusiasmó, e incorporándose, dijo: «¡Bueno eso ya es otra cosa. Ahora estás hablando de una verdadera pasta».

Así es como funciona la mente: imaginación, sueño; y el sueño se convierte en «la verdadera pasta». En realidad no hay nadie con quien cambiarse, pero la emoción se ha creado.

En cuanto piensas en algo, inmediatamente te emocionas. Hasta con una foto de una mujer desnuda te excitas. De ahí que exista tanta pornografía en el mundo. Es solamente una foto; líneas y colores sobre un papel, nada más. Ahí no hay nadie, y tú lo sabes perfectamente, pero le ocultarás esa foto a los demás, y cuando estés solo te pondrás a meditar en ella. ¿Qué estás haciendo?; «verdadera pasta».

La mente es sólo imaginación, pero tú te emocionas. Y cada vez que te emocionas, la mente te ha vendido algo. Pero entonces serás desgraciado, porque la mente puede venderte la idea pero nunca puede proveerte la mercancía. Ese es el problema: no tiene material que surtir. Puede venderte la idea (es un buen vendedor), pero no tiene nada que entregar. Y cuando llegues y pidas que se te entregue, te surtirá con cualquier otra cosa.

He oído que:

Un vendedor fue a su jefe y le dijo: «Tengo un problema. Esa tierra que vendimos se ha convertido en un problema. El hombre que la compró me llama a todas horas porque todo el terreno está cubierto por un metro de agua. Y me dice: "¿Qué clase de tierra me ha vendido? ¿Cómo voy a edificar ahí?". ¿Qué hago? ¿Le devuelvo el dinero y cancelo la operación?».

El jefe le respondió: «¿Qué clase de vendedor eres tú? ¡Aprovecha la ocasión para venderle dos lanchas a motor!».

Un vendedor tiene que seguir vendiendo. Si esto no ha valido, entonces alguna otra cosa valdrá. Y si el hombre se emocionó la primera vez, ¡porque no va a entusiasmarse de nuevo! Sólo se necesita usar alguna argucia.

La mente te ha vendido ideas del futuro, pero no puede proporcionártelas porque el futuro nunca llega. Y cuando quiera que llegue siempre será el presente. La entrega es en el presente, y el vendedor habla del futuro. La entrega es aquí, y la mente piensa en términos de esperanza, de sueño, de imaginación. Acepta la realidad tal como tú eres y tal como es el mundo. No intentes cambiar nada; y surge la iluminación. Y entonces todo cambia, porque ya no eres el mismo. Si tú cambias algo, nada cambiará. Si aceptas, todo se transforma.

Todo se ilumina con una luz que nunca antes habías visto. De repente se escucha una música que nunca antes habías escuchado, se revela una belleza que estaba oculta. Se abre una puerta, la oscuridad desaparece y un sol se levanta.

Pero eso ocurre solamente cuando estás a gusto contigo mismo. Es algo que ocurre, no es el resultado de tus esfuerzos. Y no te sientas infeliz, porque si no es un resultado, entonces ¿qué puedes hacer tú? Siéntete feliz porque no dependa de tu esfuerzo. Puedes lograrlo en este mismo instante. No hay necesidad de posponerlo.

El entendimiento es aceptación. La aceptación es iluminación. Los budistas (y Sosan es budista), los seguidores de Buda, tienen una palabra en particular para «aceptación». Ellos lo llaman tathata. Quiere decir: sin queja, sin condena, sin deseo. Quiere decir que las cosas simplemente son como son. Así es el camino: esencialidad.

Y uno vive en la esencialidad. Ocurra lo que ocurra, uno está dispuesto a dejar que ocurra. Donde vaya la vida, uno va con ella. Lo que ocurra es bueno. No creas un conflicto, estás de su lado. No nadas, flotas; y nunca nadas contracorriente. Simplemente flotas con la corriente, y poco a poco no sabes quién es quién, ni qué es qué, quién es el río y quién es el que se ha vuelto parte del río. ¡Tú te conviertes en el río! Esto es la iluminación.

Actividad y descanso derivan de la ilusión; en la iluminación no hay agrado ni desagrado.
Todas las dualidades proceden de ignorantes deducciones.
Son como sueños o flores en el aire: es estúpido intentar atraparlas.
Ganancia o pérdida, correcto o incorrecto: tales pensamientos tienen que ser finalmente abolidos de una vez por todas.
Si el ojo nunca duerme, todos los sueños cesarán naturalmente.
Si la mente no hace discriminaciones, las diez mil cosas son como son: de la misma esencia.
Entender el misterio de la única esencia es liberarse de todos los enredos.
Cuando todas las cosas se ven por igual, se alcanza la esencia intemporal del Ser.
Ninguna comparación o analogía es posible en este estado sin causas ni relaciones.



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PACTO DE ÁNGELES PARA RECORDAR











Había una vez un Ángel, que sabía que era todo Luz, que era un Ser Divino.

Siempre estaba rodeado por el infinito amor de Dios. Todos los seres que estaban con él, eran grandiosos y magníficos.

Cada uno era una parte luminosa y vibrante del Todo.

Nuestro Ángel vivía en el Absoluto, fuera de la dualidad, de lo relativo. Todo a su alrededor era paz y armonía, belleza y bienestar. Vibraba en la más alta esfera del Puro Amor.

Así, nuestro pequeño Ángel, era como una vela encendida en el sol. En medio de la más grandiosa luz (de la que formaba parte), no podía verse ni experimentarse a sí mismo. No podía sentir Quien y qué Realmente Era.

Por eso, Dios con su sabiduría se le acercó y le dijo:

- ¿Sabes querido Ángel, qué deberías hacer para satisfacer ese anhelo tuyo?






- ¿Qué, Dios Mío, dime qué debo hacer?- preguntó el Angelito.

- Debes separarte del resto de nosotros- respondió Dios- y luego debes surgir por ti mismo en La Oscuridad.




- ¿Qué es la Oscuridad, Padre?- preguntó otra vez el Angelito.

- Lo que tú No Eres- respondió Dios.

- ¿Pero, cómo haré para experimentarla?- nuevamente preguntó el Ángel.

- Deberás viajar al mundo de la materia, y ahí experimentarás envidia, egoísmo, traición, dolor, y muchas emociones más de esa índole. Serás lo que no eres, pero dentro tuyo siempre habrá un impulso para volver a Mi. En ese camino experimentarás la Oscuridad, deseando siempre volver a la Luz.




Y Yo como vivo en ti, disfrutaré de tu viaje, recreando y recorriendo una vez más la Gloria de MI SER a través tuyo.

Tu voluntad será la Mía, pues ejercerás el libre albedrío, y experimentarás muchas y variadas emociones. Recuerda que nunca Mi voluntad será la tuya, tú deberás elegir, manifestarte y crear, tú podrás sentir la maravillosa sensación de Vivir. Serás Divinidad Absoluta experimentándose a sí misma. Y al final del camino te estaré esperando como siempre.- Contestó Dios, amorosamente.

El Ángel escuchaba maravillado. Nacía en él un intenso deseo de comenzar el Viaje. El Viaje Infinito hacia la Luz.






- ¿Qué aspecto de la Oscuridad deseas experimentar primero?- preguntó Dios.

- ¿Puedo elegir uno?- respondió el Ángel.

- El que desees- afirmó Dios.

- Entonces elijo el Dolor. Experimentar el dolor más intenso en todo mí Ser.

Esto lógicamente provocó un pequeño problema, pues para que nuestro Ángel experimentará el dolor debería por lo menos haber otro Angelito, otro Ser Divino que se lo causara. Y todo lo creado por Dios es perfección y amor.









El Ángel miró a su alrededor, y no había nadie capaz de hacer tal cosa.

No había ningún Alma menos perfecta, menos maravillosa que él.






Sin embargo, entre los muchos Angelitos que escuchaban esta conversación, uno se acercó sonriente y le dijo:

- Yo te ayudaré a que sientas el dolor más profundo que pueda experimentar tú Ser.

- ¿Por qué deseas hacer esto?- preguntó nuestro Ángel, que no podía comprender como un ser tan perfecto, deseaba disminuir su vibración al nivel de causar dolor, una emoción de la Oscuridad.

- Muy simple – dijo el Ángel Bondadoso- lo haré porque te amo. Además, tú has hecho lo mismo por mí.

- ¿Lo hice?- preguntó el Ángel.

- Por supuesto. ¿No lo recuerdas?. Hemos sido Todo de Eso, tú y yo. Hemos sido el Arriba y el Abajo y la Izquierda y la Derecha. Hemos sido el Aquí y el Allí, el Ahora y el Entonces. Hemos sido lo Grande y lo Pequeño, el Hombre y la Mujer. Todos hemos sido el Todo de Eso. Lo hicimos por acuerdo, para que cada uno de nosotros pudiera experimentarse a sí mismo como La Parte Suprema de Dios, porque comprendimos que...

- “En ausencia de eso que No Eres (la oscuridad), Eso Que Eres (la Luz), No es.”






- “En ausencia del frío no puedes sentir calor. En ausencia del dolor no puedes ser feliz, sin eso que llaman mal, la experiencia que llaman bien no puede existir.”

- Si eliges ser una cosa, algo o alguien opuesto a eso tiene que mostrarse en algún lugar en tu universo para hacerlo posible.

A eso le llaman Dualidad.

Este ciclo lo hemos hecho y lo estaremos haciendo eternamente. Pero nunca será igual. Similar quizá. Siempre estaremos recreándonos junto al Padre. Ahora, que has nacido nuevamente a un nuevo ciclo de Vida, lo has olvidado todo, para poder disfrutar una vez más de la Eterna Verdad.- comentaba cariñosamente el Ángel Bondadoso.

Nuestro Angelito lo escuchaba sorprendido y ansioso, sin entender demasiado.

- Pero antes te pediré una cosa a cambio.- dijo el Ángel Bondadoso.

- ¡Cualquier cosa! ¡Cualquier cosa!- respondió nuestro Ángel, entusiasmado al saber, que pronto podría experimentar el dolor.

- En el momento en que Yo te produzca el dolor más intenso que haya sentido tu Ser, por favor recuerda Quien Soy Yo Realmente y Quién Eres Tú.- solicitó amorosamente el Ángel Bondadoso.

- ¡Oh, no lo olvidaré!- prometió nuestro Ángel- Te veré en la Perfección Divina en la que te tengo ahora, y recordaré Quien Soy. Siempre tendré presente este pacto de Ángeles. Nunca olvidaré que la única forma de recrear la Luz es experimentando primero la Oscuridad. Gracias querido Ángel por tu servicio.

- ¡Qué así sea!- afirmó el Ángel Bondadoso






Y así fue. En un planeta y en un tiempo, en el mundo de la materia, nuestro Angelito se convirtió en madre y el Ángel Bondadoso en su hijo.

Ambos se amaban profundamente, casi como recordando su esencia Divina. La vida era hermosa para ellos. Su relación era un canto al Amor. Pasaron los años, ambos se comprendían y ayudaban, hasta que un día, un oscuro día, ese hijo (nuestro Ángel Bondadoso) repentinamente murió. Feliz por haber cumplido con la promesa, se desprendió de su cuerpo físico volviendo a desplegar sus alas.


Mientras tanto, nuestro Angelito (la mamá ahora), experimentaba el dolor más intenso que había soportado su ser.

Expectante, el hijo desde el cielo esperaba que su mamá recordara el pacto que habían hecho. Pero no. El tiempo pasaba y la mamá sufría intensamente. Su cuerpo y su espíritu estaban desgarrados. Su dolor era profundo y persistente. No tenía consuelo. No recordaba el Pacto de Ángeles.






Fue así, como el Ángel Bondadoso, no soportando más el calvario del Angelito, decidió comunicarse con otro Ángel que estaba en ese mismo planeta, y le pidió que escribiera una historia. –Esta Historia- . Donde narrara toda la verdad de lo sucedido, y luego se la leyera a su mamá, para ayudarla a recordar Quién era Ella y porque sentía dolor.




Y eso es lo que estoy haciendo ahora. Y lo que seguiré haciendo hasta que todos aquellos que han olvidado, recuerden los pactos que han hecho.

Me cuentan las voces del futuro que después de leer muchas veces esta historia, todos los Angelitos que habían pactado sentir dolor, recordaron. Pudieron almacenar en su memoria espiritual el dolor, y de esa forma disfrutar la felicidad y la alegría más plena del Amor

Nuestra mamá y su hijo, separados físicamente ahora, volvieron a sonreír y a sentirse bien.

Cuentan además, que tras leer esta narración, muchos, muchos Ángeles comenzaron a recordar todos los pactos que habían hecho entre ellos. Y en ese planeta, chiquito, cuyo nombre se me pierde, hubo más Perdón, Comprensión, Solidaridad, Compasión, Ayuda, Felicidad, Alegría.... en fin más AMOR, mucho, muchísimo más AMOR.




ESTO ES VERDAD. LA VERDAD MÁS ABSOLUTA QUE HAYAS OÍDO.

RECUERDEN, SIMPLEMENTE RECUERDEN QUERIDOS ÁNGELES. PUES A MEDIDA QUE VAYAN RECORDANDO, SE UNIRÁN E IRÁN VOLVIENDO POCO A POCO A CASA.

EL PADRE LOS ESPERA, COMO SIEMPRE, CON LOS BRAZOS ABIERTOS.





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Extraído https://shekinahmerkaba.ning.com/group/angeles-y-elementales/forum/topics/pacto-de-angeles-para-recordar