miércoles

Qué hacer cuando ya no soportan más - Deepak Chopra








¿Qué significa cuando se encuentran diciendo -o pensando- "Ya no puedo soportarlo más."? Todos hemos estado allí, sin embargo, estas palabras no significan lo mismo para todos. Las personas llegan al límite de diferentes maneras, según sus personalidades. Una persona que se opone a la presión tal vez solo deje de responder por completo. Otra se cuece a fuego lento y luego explota de repente. Todo depende de cómo se relacionen con el estrés, porque se llega al límite cuando colapsa su capacidad para vérselas con el estrés.

Todos usamos mucho la palabra estrés, pero la mayoría de nosotros no hemos observado detenidamente nuestra respuesta al estrés. En realidad, hay tres etapas. Etapa 1: Son conscientes de estar bajo presión, pero todavía se sienten centrados y en control. Etapa 2: El estrés los tiene exhaustos. Tienen que hacer un esfuerzo consciente por no responder con ira, ansiedad, impaciencia o culpa. Etapa 3: Ustedes no pueden soportar más y tienen un arrebato emocional que libera la tensión momentáneamente, pero los deja con sentimientos de bochorno y arrepentimiento.

En este caso, estamos hablando del estrés crónico, del tipo que se acumula con el tiempo. Es diferente del estrés agudo, que sucede una sola vez, cuando están en un accidente de auto, por ejemplo, o escuchan malas noticias; los acontecimientos únicos reactivan la respuesta al estrés, las hormonas asociadas con la respuesta de lucha o huida. El estrés crónico se parece más a escuchar una canilla que gotea. Primero lo notan, luego se irritan y finalmente no pueden soportarlo más. Para cuando llegan a la Etapa 3, es hora de reparar la pérdida.

Para algunas tensiones crónicas, la solución es reducir o eliminar la causa que la originó. Un sorprendente número de personas intentará soportar el estrés cuando tienen que tomar medidas positivas para abordar el problema. No tomar acción es como caminar durante días con una piedra en el zapato pensando: "Yo puedo soportarlo. Sólo tengo que aguantar el dolor", cuando lo que se requiere es quitar la piedra. Si algo en su vida, su trabajo, una relación, un problema financiero, está haciendo que lleguen al límite más de una o dos veces, es necesario considerar seriamente realizar un cambio significativo. Aceptar el estrés crónico es malo para la mente y el cuerpo. La respuesta del cerebro al estrés no está preparada para ser activada constantemente, y la presencia de las hormonas del estrés como la adrenalina y el cortisol durante un período prolongado desequilibra toda su fisiología.

Si no pueden cambiar su situación –necesitan el ingreso proveniente de ese trabajo, por ejemplo- la estrategia más eficaz para disminuir el estrés crónico es el equilibrio. Esto comienza en la Etapa 1, cuando se sienten centrados y en control: Ustedes ya están superando el estrés al permanecer equilibrados. Lo importante es aprender la forma de permanecer allí. Si pueden hacer eso, sucederán dos cosas. En primer lugar, no llegarán al límite. En segundo lugar, en caso de llegar al límite (Etapa 3), se centrarán y volverán a estar de nuevo en control mucho más rápido. Ambos son resultados deseables.

¿Y cómo lo logran? Todo sucede en la consciencia. Tienen que aprender lo que se siente el permanecer centrados. Necesitan valorar este estado. Necesitan entrenar a su cerebro para que permanezca ahí.

Sentirse centrados tiene un conjunto de sentimientos asociados a eso. Físicamente, están en calma, pero no aburridos ni cansados. Dentro de su calma se sienten alerta y animados, con más que suficiente energía para hacer lo que tienen que hacer. Durmieron bien. Su estado de ánimo es bueno. Si ponen su atención en el centro de su pecho, en la región del corazón, hay una sensación de apertura. No les duele nada en ninguna parte del cuerpo.

Ahora bien, todos hemos experimentado ese estado. No es tanto la felicidad tanto como contentarse con solo estar aquí. Se podría pensar que todo el mundo valora semejante sensación básica, primordial, de comodidad, pero muchos de nosotros no lo hacemos. En vez de eso, queremos ser estimulados. Corremos tras la emoción, las distracciones e incluso el próximo estrés. Sólo nos sentimos vivos cuando hemos escapado de nosotros mismos.

La cultura moderna se creó para reforzar este tipo de existencia inquieta. Glorifica la acción por sí misma, de manera que el reposo se siente como una renuncia. Uno oye de personas que afirman prosperar en el estrés, que viven de las emociones y necesitan apenas cuatro horas de sueño. Sin embargo, la realidad es muy distinta a la imagen. Ser capaces de permanecer centrados, distendidos y presentes es el estado óptimo de equilibrio de la mente y el cuerpo. Estar demasiado estimulados, incluso por sentimientos positivos, es estresante y malo para la salud.

Su cerebro es utilizado para el estilo de vida que siguen y se ha adaptado a él. Así que si se presionan hasta perder el equilibrio, el mecanismo del cerebro para volver a equilibrarse se desgasta con el tiempo. Este mecanismo es muy poderoso- cada célula en el cuerpo quiere estar equilibrada- pero lo desafiamos al tener varios malos hábitos. Aquí está una lista de hábitos que conducen al desequilibrio. Vean si es la que mejor describe su estilo de vida.

Llevar al desequilibrio

1. Trabajan hasta que se sienten exhaustos.

2. Soportan mucho estrés en el hogar o en el trabajo.

3. Buscan distracción con horas de televisión, video juegos o surfeando la internet.

4. Una vez que empiezan a trabajar en algo, se concentran intensamente, levantándose rara vez para moverse un poco.

5. Se toman su vida muy en serio, sin sentido del humor.

6. Recargan su tiempo con demasiadas cosas.

7. Son adictos a estar ocupados.

8. Se inquietan y preocupan.

9. Constantemente están enviando mensajes de texto, correos electrónicos y controlando cosas.

10. Encaran todas las exigencias en su vida con múltiples tareas

11. Su dieta está cargada de azúcar, grasas y alimentos procesados.

12. Comen de prisa, a veces a la carrera.

Todos estos comportamientos entrenan al cerebro en la dirección equivocada, llevándolo hasta el límite, si la presión se mantiene por suficiente tiempo. Por desgracia, hay millones de personas cuyas vidas consisten en hacer todas o casi todas estas cosas, creyendo a veces que en realidad están haciendo algo bueno para sí mismos. Confunden el estrés con la estimulación y, en el fondo, la última cosa que quieren hacer es encontrarse a sí mismos en un estado de simplemente ser. Consideren el fuerte contraste cuando entrenan su cerebro para que los mantenga en equilibrio.


Para mantenerse en equilibrio necesitan revertir estos comportamientos. Los pequeños cambios hacen la diferencia, pero presten atención a los cambios que no son tan pequeños, como dormir lo suficiente (sin drogas), encarar su ira y ansiedad antes de que estallen, moverse durante el día, hacerse tiempo para jugar, comer sensatamente y simplemente estar consigo mismos.


Como puede ver, la prevención es el mejor remedio. Llegar al límite significa que han cruzado a la zona roja, de la que es difícil regresar. Ustedes no van a llegar a su zona roja si aplican los hábitos de cuidarse a sí mismos que acabo de enumerar. La elección es realmente suya. La investigación médica ha validado ampliamente que estar en equilibrio es la manera más sana de vivir. Pasen las próximas dos semanas volviendo a equilibrarse. Se sorprenderán y quedarán satisfechos con los resultados.


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martes

HABLA EL AMADO ELOHIM TRANQUILIDAD










Algunos de ustedes ya saben que la evolución del Elohim es a través del Reino Elemental. EL-E-MENTAL, significando MENTE DE DIOS. Cada uno de Nosotros comenzó como pequeños seres Elementales perteneciendo a sistemas diferentes, galaxias diferentes, en épocas diferentes.

Yo era Uno entre aquellos Elementales quienes siguieron el orden exacto de Creación. Ustedes han visto la Luz Elemental universal llenando la atmósfera, esos diminutos electrones que parecen estar yendo a ningún lugar precisamente moviéndose rápidamente aquí y allá en la luz del sol. Comprendan, cuando uno es creado al principio por Dios, existe una liberación completa justamente para disfrutarla uno mismo. Hace mucho, mucho tiempo, yo fui uno de esos Elementales moviéndome rápidamente aquí y allá en mi universo cuando quiera que lo sentía, uniéndome a algún rayo de luz proyectado por algún ser de quien escasamente era conocedor. A veces, cabalgaba sobre un gran rayo de aquella luz que estaba destinada a convertirse en parte de una estrella o en parte de alguna otra creación divina preciosa.

No tenía responsabilidades ni tampoco obligaciones. Entonces, repentinamente, un día llegó un sentimiento dentro de mí, de que yo quería ser una parte consciente de la creación. Cuando esto toma lugar dentro de cualquiera, significa que la actividad del primer rayo ha nacido dentro de ellos, VOLUNTAD para HACER, así fue conmigo. Luego busque a alguien que supiera decirme precisamente qué hacer, y cuando hube encontrado a tal ser, se me dijo que, si me preocupaba de ir a cierto templo de la naturaleza, podría aprender cómo construir formas, quizás una flor. Para hacer esto, junto con otros de igual intención, tenía que aprender a sostener el pensamiento forma mostrado a nosotros sobre el altar del Deva presidiendo, nuestro Instructor. Después de enrolarme yo mismo como un estudiante en ese Templo de la Naturaleza, mi primera tarea fue construir una FLOR AMARILLA de cinco pétalos, ¡y nunca lo olvidaré! Oh, debe haber habido un par de cientos de nosotros en la clase, todos tan absolutamente irresponsables como yo mismo. Podíamos oír la hermosa música fuera del Templo; el aire era tan precioso y fresco; bellos seres de Luz pasando por la atmósfera, fuera de las ventanas y el sostenimiento del patrón de esa flor se hacía muy monótono, puedo decírselos.

Sin embargo, el Deva justamente se paraba allí sobre el altar, y desde Él mismo, exteriorizaba el patrón de esta flor que nosotros debíamos aprender a crear. Él trataba de atraer la atención de nuestros pensamientos y focalizarlos sobre esa flor. Pronto encontré que solo la Voluntad para hacer no era suficiente; se deben seguir los otros seis pasos de la creación para perfeccionar la actividad. Entonces, de repente, llegó a mi mente la PERCEPCIÓN, y pensé: Sí, esto es parte de la creación, y percibí, al menos lo que el Deva quería que yo tratara de hacer. Hasta ese momento, sólo disfrutaba la fragancia y color y la simetría de la flor, no sentía que quería hacer ninguna cosa más que eso, acerca de esto. A medida que ese sentimiento de percepción tomaba posesión dentro de mí, yo trataba conscientemente. Oh, pero esa primera forma que intenté crear, era ciertamente distorsionada, era un poco cuadrada, no tenía suficientes pétalos, tampoco tenía la fragancia correcta. Adicionalmente, justamente, tan pronto como le quitaba mi atención, la forma se iba; ahora bien, algunos en la clase todavía no estaban muy concentrados en su atención y aún estaban revoloteando a su alrededor. Sin embargo, a aquellos de nosotros a quienes realmente les importaba el asunto, finalmente nos movimos hacia el frente del salón, más cerca al altar.

Bien. A medida que continuábamos absorbiendo la instrucción y tratábamos una y otra vez; finalmente, un día la pequeña flor amarilla apareció en mis manos, ¡y yo estaba muy feliz! Esta vez, tenía el número correcto de pétalos, el color correcto y la fragancia correcta para mi flor, pero... ¡Dios mío! Justamente cuando estaba a punto de presentársela al Deva, uno de los Arcángeles pasó por la ventana y mi atención siendo atraída por su magnificente luz, abandonó a la flor por un instante. Cuando miré de vuelta a mi mano, la flor se había ido. Justamente, falta de Concentración. ¿Comprenden?

Ahora bien, éstos Devas no hablan en lo absoluto; Ellos dan toda su instrucción a través de radiación, y nuestro Deva Instructor nos sugirió que, si queríamos crear esas flores conscientemente, podríamos aumentar la belleza y perfección a alguna primavera en algún precioso planeta que el Elohim encargado de ese planeta fuera a embellecer para la bendición de una evolución de almas vivientes.

Cuando pensé en esto, el Amor por el esfuerzo nació en mí. Sentí que quería hacer esa pequeña flor perfecta lo suficiente, con suficiente fragancia, suficiente belleza y hacerla duradera lo suficiente como para bendecir realmente alguna parte de vida.

Ese era el tercer aspecto de la Divinidad, AMOR. ¿Comprenden? Luego me olvidé de mí mismo y de la distracción de aquellos que estarían afuera, entonces realmente quise crear esa flor, y permanecí con ésta. ¿Qué pasó luego? Recibí una tarea. Los Devas no asignan a alguien la tarea de siquiera llegar a hacer una flor de manzana, hasta que Ellos sepan que ustedes permanecerán con esa tarea suficiente tiempo como para completarla.

En mi nueva tarea, pienso que había cerca de setecientos de nosotros, dirigidos para adornar un árbol grande (Entre paréntesis, la flor amarilla que debía crear no crece en su tierra, tampoco tal árbol, quizás algún día crecerá).

Aquí vino otra lección que no aprendí de una vez; nuestro Instructor nos recordó que cuando fuéramos a ese planeta con el gran Deva del Árbol a ser formado, veríamos toda clase de árboles diferentes. Él nos advirtió vigilar y ver que nuestra flor individual a ser creada, no se convirtiera justamente en aquello que viéramos en algún otro arbusto o árbol. Yo olvidé su admonición, y ¡sí que lo hice! Vi flores rosadas, azules y blancas; para el momento que estaba mirándolas enteramente a todas, no tenía nada definido de la mía en mi mente, y, por lo tanto, no tuve manifestación. Entonces aprendí la cuarta lección: la PUREZA del sostenimiento del patrón divino que me había sido dado en el comienzo.

Cuando finalmente regresamos al salón de clases en nuestro Templo de la Naturaleza, ninguno de nosotros, quienes nos habíamos perdido afuera, de ninguna manera estuvimos orgullosos de los logros. Vean, aquellos encargados siempre preparan más Elementales que lo que Ellos saben serán necesarios para una cierta creación y, por lo tanto, la creación fue terminada por aquellos que podían hacer el trabajo.

¡Yo no me ofrecí como voluntario tan rápidamente para la próxima experiencia, puedo decírselos! Sin embargo, dentro de mí mismo, me decidí a que sostendría el patrón de esa flor amarilla hasta que la hubiera manifestado en perfección. Finalmente, ni siquiera tuve que ofrecerme como voluntario. Mi Deva Instructor, con Misericordia, me dijo un día: -Correcto, puedes salir y tratar de nuevo-. Esta vez, cerré mis ojos, mi mente y atención a todo, sólo para convertirme en esa flor amarilla.

Sin embargo, quedaba aún más por recordar para mí; CONSTANCIA, porque permitía que mis pétalos se cayeran antes de que terminara la primavera. Tuve que aprender la quinta actividad de la CONSTANCIA Y CONCENTRACIÓN hasta que el Deva me llamara al hogar.

Debido a mi falta de constancia después de la caída prematura de mis pétalos, me fui a casa un mes entero antes que los demás. Debo decirles que no entre al Templo durante un buen rato. Caminaba arriba y abajo-afuera- pero no entraba. Finalmente tuve que entrar -sepan eso-; donde quiera que estén y lo que se ofrezcan para hacer como voluntarios deben finalizarlo algún día; es la misma cosa con la humanidad. Ellos pueden estar divirtiéndose tanto tiempo como deseen y desperdiciar su tiempo, pero algún día deben finalizar su curso, cumplir su plan Divino.

Temprano, quizá con sus pequeñeces a rastras, regresarán al cumplimiento de su Plan Divino Original.

Cuando nos reunimos de nuevo delante del Deva en el templo de la Naturaleza, fui sentado atrás, lejos, en la última fila. Yo era pequeño de estatura, y pensé que no sería demasiado visto fácilmente allí; pensando, yo mismo me dije: -Nunca saldré de nuevo, solo estaré aquí mismo. Sin embargo, después se nos enseñó la lección del RITMO. Aquí aprendí que tenía que sostener la Pureza de la forma que tenía que permanecer en mi oficio hasta que fuera liberado por el ser quien me había enviado fuera. Eso era Constancia. Luego, asombrosamente aprendí que tenía que salir cada primavera - ¡Dios Mío! - Pensé que yendo una y otra vez todas y cada una de las primaveras! No intentare decirles en cuantas primaveras me convertí en una Flor amarilla. Haciéndolo una vez era una novedad; aún una docena de veces era divertido, pero ¡cada primavera! Me parecía como un trabajo largo, tedioso, continuo y severo. OBEDIENCIA, Obediencia, obediencia hasta el final.

El último paso que tuve que aprender en este proceso de creación, fue el sostener la PAZ. La última vez que el Deva me dijo que iba a hacer una flor Amarilla de nuevo, ¡casi pierdo el curso entero! Comprendan - Mientras tanto, otros de mis amigos ya habían llegado a ser hermosos árboles, arbustos y otras creaciones preciosas, pero yo era todavía, una pequeña, diminuta flor amarilla.

Así que ven, que tuve que aprender a sostener la Paz, PAZ en la que me convertí - presten atención - en un esquema futuro más distante, así que, si ustedes son una de esas pequeñas flores amarillas, aprendan a sostener su Paz, y, quizás, algún día, serán un Sol de un sistema. Quien sabe lo que el uso del Libre albedrío de alguien puede hacer.

Por último, en mi viaje final, solo SOLTÉ. Realmente solté. -Pensé- "Si Dios lo desea, seré esta flor para la eternidad". Ese fue mi último viaje. Esa entrega absoluta me dio mi Liberación en ese momento.

Cuando regresé a mi Deva en el templo de la Naturaleza, Él coronó mi servicio de las edades - ¡Edades, dije!" con la Victoria. Luego fui graduado al Reino Devico.

Durante largo, largo tiempo, serví y trabajé con eficacia incrementándose, hasta que finalmente, tomé la iniciación del Elohim. Posteriormente, se nos dio la oportunidad, por el llamado de los amados Helios y Vesta, para Aquellos que se ofrecieran como voluntarios, para construir para Ellos este querido Planeta Tierra, Yo me uní voluntariamente a los otros seis Elohims, a prestar ese servicio.

Créanme, lo Sé, Yo pienso que Era el pupilo más lento de todo el grupo de Elementales con los cuales Me inicié. Pero una cosa aprendí: SÍ, nada más que debía sostener mi Paz y morar en la Sabiduría de la Ley.

Les dejo con mis bendiciones; ¡Que todas sus precipitaciones sean perfectas, sus flores hermosas, y todos sus esfuerzos Divinos exitosos en Su Nombre!

GRACIAS y Buenos días.

EL AMADO TRANQUILIDAD, EL ELOHIM DEL SEXTO RAYO.


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miércoles

UN LLAMADO A LA CONCIENCIA - ESTOY DORMIDO



LIBRO
La realidad del ser


ESTOY DORMIDO

~ LA NOSTALGIADEL SER

El hombre sigue siendo un misterio para sí mismo. Siente nostalgia del Ser, nostalgia de lo duradero, de la permanencia, de lo absoluto. Sin embargo, todo lo que constituye su vida es temporal, efímero, limitado. Aspira a un mundo que lo sobrepasa. Presiente que le podría ser dado participar en él, El hombre busca una idea, una inspiración, que podría ayudarlo a moverse en esa dirección. Esa idea surge en el como una pregunta: «¿Quién soy yo?» … «¿Quién soy yo en este mundo?»
Si esa pregunta llega a ser suficientemente viva, puede dirigir su vida. El no puede responder. No sabe con qué responder. No tiene ningún conocimiento propio que le permita estar frente a esa pregunta. Pero siente que tiene que acogerla. Se pregunta lo que él es. Ese es el primer cambio en el camino. Quiere abrir los ojos. Quiere despertar.

~ 2. LA FUERZA DE LA VIDA

Uno quiere vivir, estar en la vida. Desde mi nacimiento, algo en mi busca afirmarse en el mundo exterior. Quiero devorar el mundo. No quiero ser devorado. Quiero ser siempre el primero, y muy pronto encuentro la resistencia del mundo. A partir de allí, ese impulso fundamental de autoafirmación asume formas muy curiosas; por ejemplo, la autocompasión o la negación a manifestarse. Quiero vivir; estoy de acuerdo con la vida. Hago esfuerzos para vivir y esa misma fuerza mantiene la vida de mi cuerpo. Quiero algo y cuando ese deseo aparece, esa fuerza esta aquí. Me empuja hacia la manifestación. A lo largo de mi vida, en todo lo que hago, busco afirmar esa fuerza. Todos los actos, por pequeños que sean, son una afirmación. Si escribo una carta o le hablo a alguien, afirmo esa fuerza, mi inteligencia. Incluso si solo miro a alguien, se trata de esa fuerza. Si cuelgo mi sombrero, es esa fuerza. Detrás de esa monstruosa afirmación sin duda hay algo verdadero. Esa fuerza en mi es irreprimible. Sin embargo, no se sobre que se apoya la afirmación. Creo que me estoy afirmando a mí mismo y estoy identificado con esa fuerza. Pero ella no es mía, aunque este en mí. Al afirmarla como mía, no veo que me separo de ella y que, al querer atribuirme su poder, interrumpo su acción. De esa manera, creo hechos que me retienen en un mundo privado de la acción de esa fuerza. Y mi yo se hace pesado e inerte. Necesitamos ver el infantilismo en nosotros mismos respecto de la fuerza de vida. Siempre queremos poseer. El niño quiere tener. El adulto quiere ser. Ese deseo constante de tener crea el miedo y la necesidad de ser reconfortado. Algo necesita crecer y ser, algo que relaciona el todo con una fuerza superior. Solo hay una fuente de energía. Desde que mi energía es llamada hacia una dirección u otra, aparece una fuerza. La fuerza es una energía en movimiento. Toma direcciones diferentes, pero la fuente es la misma. La fuerza de vida, la fuerza de la manifestación siempre está en movimiento. Debe fluir. Estoy completamente tomado y soy arrastrado por ella. Comienzo a sospechar que siempre lo estaré sino me vuelvo hacia otra parte de mí.

~ 3. Yo NO ME CONOZCO

¿Quién soy yo? Necesito saberlo. Si no lo sé, qué sentido tiene mi vida? ¿Quién va a responder en mi a la vida? Entonces, debo tratar de responder. Mi cabeza trata de responder. Me aporta sugerencias sobre lo que soy: un ser humano que puede esto, que ha hecho eso, que posee aquello. Ofrece posibilidades de todo lo que conoce. Pero ella no me conoce, no conoce lo que soy en este momento. Y mi sentimiento, ¿puede responder? Entre los centros es el quien podría responder mejor, pero no está libre. Está al servicio del que quiere ser el más fuerte, el más grande, el más poderoso y que sufre todo el tiempo por no ser el primero. Entonces no se atreve, tiene miedo, duda. "Como puede saber? Ciertamente hay una sensación, la sensación de mi cuerpo. ¿Pero mi cuerpo “soy yo? De hecho, no me conozco. No sé lo que soy. No conozco ni mis posibilidades ni mis limitaciones. Existo y, sin embargo, no sé cómo existo. Creo afirmar mi propia existencia y dirigirla en una dirección determinada. Pero respondo a la vida emocional o intelectual o físicamente. Nunca soy yo quien responde. Creo que yo puedo hacer, cuando en realidad «soy accionado», movido por fuerzas de las que nada se, Todo pasa en mí. Todo sucede. Los hilos son halados sin que me dé cuenta. No veo que soy como una marioneta, como una máquina puesta en movimiento por fuerzas exteriores. Al mismo tiempo, veo que mi vida transcurre como si fuera la vida de otro. Y veo que me agito, espero, me lamento, tengo miedo, me aburro, sin que me sienta participar en ello. La mayor parte del tiempo me doy cuenta a posteriori de que soy yo quien ha hecho esto o ha dicho aquello. Actúe antes de darme cuenta de ello. Es como si mi vida se desenvolviese sin que yo participe conscientemente de ello. Se desenvuelve mientras yo estoy dormido. De vez en cuando, los sobresaltos o los choques me despiertan por un instante. En medio de una rabia, o de un dolor o de un peligro, abro los ojos: «Fíjate: soy yo, aquí, en esta situación, ¡viviendo esto!» Pero después del choque me vuelvo a dormir y puede pasar mucho tiempo hasta que un nuevo choque me despierte. Comienzo a sospechar que no soy el que creía ser. Soy un ser dormido. Un ser que no tiene conciencia de sí mismo. En ese estado de sueño, confundo el intelecto, el pensamiento que funciona independientemente de la emoción, con la inteligencia que incluye la capacidad de sentir lo que uno razona. Mis funciones -mi pensamiento, mis emociones y mis movimientos- trabajan sin dirección, a merced de los choques accidentales y las costumbres. Es el estado de ser más bajo en el que pueda encontrarse el hombre. Vivo en mi mundo estrecho, subjetivo, limitado, dirigido por mis asociaciones, que vienen de todas mis impresiones subjetivas. Es mi cárcel, a la que siempre vuelvo. La búsqueda del yo empieza con «¿dónde estoy?» Debo sentir la ausencia habitual del yo. Debo conocerla sensación de vacío, de mentira, que afirma siempre una imagen de mí mismo: el falso yo. Uno tiene la costumbre de decir «yo» sin creer realmente en ello. De hecho, no hay nada más en lo que uno pueda creer. El querer ser me empuja a decir «yo». Esta detrás de todas mis manifestaciones. Pero no es consciente. Habitualmente busco la convicción de mí Presencia en la actitud de los demás hacia mí. Si me niegan, dudo de mí. Si me aceptan, creo en mí. Me pregunto si soy realmente esa imagen que afirmo. ¿No hay un Yo real que pueda estar presente? Necesito una experiencia directa del conocimiento de mí mismo. Primero tengo que ver los obstáculos que se interponen como una pantalla. Necesito ver que creo en mi mente, mi pensamiento. Creo que eso soy yo. Quiero saber, he leído, he escuchado. Todo eso es la expresión de mi yo ordinario, de mi ego. Eso me impide abrirme a la conciencia, ver “lo que es” y lo que “yo soy”. Mi esfuerzo no puede ser impuesto. Uno tiene miedo del vacío, miedo de no ser nada. Entonces, uno se esfuerza por ser diferente. ¿Pero ese esfuerzo ‘quien lo hace? Debo ver que también eso viene del yo ordinario. Toda imposición viene del ego. ¿Podría yo no seguir siendo engañado por la imagen o el ideal impuesto por el pensamiento? Necesito aceptar el vacío, aceptar no ser nada, aceptar «lo que es». Es en ese estado donde aparece la posibilidad de una nueva percepción.

~ 4. ESTOY DORMIDO

El verdadero Yo viene de la esencia. Su desarrollo depende del anhelo de la esencia. Es un querer ser. Y después un querer ser capaz de ser. La esencia está formada por las impresiones asimiladas en la infancia hasta los cinco o seis años, cuando se produce una ruptura entre la esencia y la personalidad. Para continuar su desarrollo, la esencia debe volverse activa a pesar de los obstáculos provenientes de la presión ejercida sobre ella por la personalidad. Necesitamos el recuerdo de sí para que la esencia pueda recibir las impresiones. Solo en un estado consciente se puede apreciar la diferencia entre la esencia y la personalidad. Por lo común las impresiones son recibidas de forma mecánica. La personalidad reacciona con pensamientos y emociones que dependen de su condicionamiento. Esas reacciones son automáticas y las impresiones no son transformadas porque una personalidad como esa está muerta. Para ser transformadas, las impresiones deben ser recibidas por la esencia. Eso requiere un esfuerzo consciente en el momento de su recepción. Eso requiere un sentimiento definido, un sentimiento de amor por el ser, por estar presente. Es el Hidrógeno 12, que de otra forma no está presente en nosotros, en el lugar donde entran las impresiones. Hay que responder a las impresiones, no desde el punto de vista de la personalidad, sino desde el punto de vista del amor por estar presente. Eso transformara nuestra forma de pensar y de sentir. La primera necesidad es tener una impresión de mí mismo. Comienza por un choque cuando surge la pregunta sobre mí mismo. Por un instante hay una pausa que permite que mi atención cambie de dirección, Regresa hacia mí y entonces la pregunta me toma. Esa energía trae una vibración como si en mi resonara una nota, un sonido que hasta ahora no vibraba. Es muy tenue, muy fino, pero, sin embargo, se comunica conmigo. Lo siento. Es una impresión que recibo. Todas nuestras posibilidades están allí. Si voy a abrirme a la experiencia de Presencia, eso depende de la manera en la cual recibo la impresión. Uno no comprende suficientemente el momento de ese choque, de la recepción de la impresión y por qué es tan importante. Uno no ve la necesidad de verse en la vida, porque el choque de la impresión nos arrastra. Si no hay nadie en el momento en que la impresión es recibida, reacciono automática, ciega, pasivamente, y me pierdo. Me niego totalmente a aceptar la impresión que tengo de mí mismo, tal como estoy en ese momento. Al pensar, al reaccionar, al interponerme a la recepción de esa impresión, me cierro. Me imagino lo que soy. No conozco la realidad. Soy prisionero de esa imaginación, de la mentira de ese falso yo. Habitualmente busco despertarme por la fuerza, pero no lo logro. Puedo y debo aprender a despertarme, a abrirme conscientemente a la impresión de mí mismo y a ver lo que soy en el momento mismo. Sera un choque para despertarse, un choque traído por la impresión que recibo. Eso me pide una libertad de estar en movimiento y de no interrumpirlo. Para tener el deseo de estar presente, debo darme cuenta de que no estoy allí, de que estoy dormido. Debo comprender que estoy encerrado en un círculo de pequeños intereses, de avidez, en el cual mi yo está perdido. Y seguirá perdido si no puedo relacionarme con algo superior. La primera condición es conocer en mí una calidad diferente, por encima de lo que soy ordinariamente. Entonces mi vida podrá cobrar un sentido nuevo. Sin esa condición no puede haber trabajo. Debo recordar la existencia de otra vida y al mismo tiempo conocer la vida que llevo. Eso es despertar. Despierto a estas dos realidades. Debo comprender que, por mí mismo, sin una relación con algo más alto, no soy nada, no puedo nada. Por mi mismo solo puedo estar perdido en ese círculo de intereses; no tengo ninguna cualidad que me permita escapar de él. Para eso tendría que sentir mi absoluta nulidad y empezar a sentir la necesidad de ayuda. Debo experimentar la necesidad de relacionarme con algo superior, de abrirme a otra calidad.


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viernes

VIVE EN EL FINAL de NEVILLE GODDARD






Yo me atrevo a decir que cada uno aquí diría “Sí” a la afirmación de las Escrituras: “Con Dios, todas las cosas son posibles.” (Marcos 10:27)

No creo que tú estuvieras aquí si no creyeras en Dios, y el Dios para el que todas las cosas son posibles. Pero quizás nosotros nos detenemos justo ahí, y separamos al hombre de Dios; y mi propósito es mostrarte que no somos dos, que somos Uno, – que Dios efectivamente se convirtió en hombre, para que el hombre pueda convertirse en Dios.

Así que dejadme, ahora esta noche, daros mis razones para mis afirmaciones. Vamos al Evangelio de Juan y se nos dice que: “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.” (Juan 1:14) Bueno, esa es una mala traducción. La palabra traducida por “entre” es la preposición griega “en”, “dentro”. “La Palabra se hizo carne y habitó dentro de nosotros”, – “en nosotros”. (Juan 1:14)

Juan usó el plural “nosotros” para la naturaleza de la que nos componemos; que la Palabra de Dios, que es definida en las Escrituras como el poder creativo y la sabiduría de Dios, no se puso en alguna persona entre los hombres, pues entonces ese supuesto uno habría avanzado, y no más; pero Cristo, para salvar a todos, no hizo a este o a ese hombre su habitación, sino que “habitó en nosotros.”

Esa misma Palabra creativa que creó el universo y lo sostiene, ¡habita en nosotros! Por tanto, “con Dios todas las cosas son posibles” (Marcos 10:27), y por tanto con el Hombre todas las cosas son posibles. Así lo afirma en un libro Mateo: “Con Dios todas las cosas son posibles”; pero en Marcos él afirma: “Todas las cosas son posibles para él,” queriendo decir el hombre, “el que cree”. ¿Puede creer el hombre?

Así, esta Palabra creativa está en nosotros. Bueno, ¿qué es esta Palabra creativa? ¡Es tu propia maravillosa imaginación humana! Eso es Cristo en el hombre. El hombre es todo imaginación, y Dios es el hombre, y existe en nosotros, y nosotros en Él. El cuerpo eterno del hombre es la imaginación, y eso es Cristo mismo; el divino cuerpo Jesús; nosotros somos sus miembros.

Así, cuando tú dices “Yo soy”, ese es Él. Ahora, ¿puedes creer que tú eres ahora el hombre que te gustaría ser, aunque en el momento de tu asunción la razón lo niegue y tus sentidos lo nieguen? ¿Puedes concebir realmente una escena que, si fuera verdad, implicaría el cumplimiento de tu sueño? Simplemente imagínala. Ciertamente puedes imaginarla, pero el problema es: ¿la creerás? ¿Creerías en la realidad de la cosa imaginada?

Si yo pudiera en este mismo momento imaginarme a mí mismo en un estado – absolutamente cualquier estado – y habitar en él; bueno, ahora, ¿qué es “habitar en él”? Bueno, yo estoy habitando en él. Bueno, ¡eso es Cristo! Y eso es el poder resucitador del universo. Así, si yo permanezco en un estado, lo resucitaré y lo objetivaré en mi mundo.

Pero yo tengo que seleccionarlo y entrar en ese estado. Si el espectador pudiera entrar en cualquiera de esos estados en su imaginación, abordando el estado en el carro incandescente de su pensamiento contemplativo – ¿Cómo sería si fuera verdad? ¿Cómo me sentiría si yo fuera ahora el hombre que me gustaría ser? ¿Cómo sabría que podría convertirme en él?

Bueno, primero, mientras yo asumo que lo soy, déjame pensar en mis amigos – aquellos que realmente se regocijarían conmigo si fuera verdad. Déjame imaginar que los estoy viendo con mi ojo mental. ¿Cómo me ven ellos? Si lo que estoy asumiendo es verdad, ellos deberían verme como yo me estoy viendo a mí mismo; y si son amigos, ellos deberían regocijarse conmigo. Así, déjame ahora asumir que estoy viendo reflejado en la cara de un amigo eso que, si yo lo viera, implicaría que él ve en mí eso que yo he asumido que soy. ¿Funcionará eso? ¡Inténtalo! Yo te digo, por mi propia experiencia personal, que funciona.

Como se nos dice en Corintios: “¿No te das cuenta que Jesucristo está en ti?” a menos, por supuesto, que dejes de someterte a la prueba.” (Segunda Corintios 13:5, traducción de Moffatt) Ahora somos retados. Él dice: “Ven, ponte a prueba y ve.” (Segunda Corintios 13:5, Moffatt)

Bueno, así es como yo me pongo a prueba a mí mismo. Si Cristo está en mí, y todas las cosas son posibles para Cristo, entonces yo debo descubrir quién es Él. Bueno, yo le he encontrado como mi propia maravillosa imaginación humana; y a causa de que él habita, – no sólo en mí, habita en nosotros, – todo es posible para cada uno en el mundo. Y, así, ayudas más al hombre diciéndole quién es Cristo. Tú podrías darle todas las cosas en el mundo que él necesite; volverá por más mañana a menos que sepa quién es Cristo.

Puedes darle el mundo entero a cualquiera de ellos; lo gastarán – lo agotarán – si no saben quiénes son. Pero dile quién es, y él no necesitará nada más que el conocimiento de quién es y la aplicación de ese conocimiento; pues nosotros somos el poder operante. ¡No funciona por sí mismo! Yo puedo decirte que tu imaginación es Cristo, y quizás tú me creerás, pero a menos que tú realmente lo tomes hasta el punto de trabajar sobre ello y hacerlo funcionar, no significa nada.

Bueno, si esta noche, yo realmente lo creo, no permitiría al sol ponerse en mi sueño a menos que yo me sienta justo en la situación del deseo cumplido. No es necesario que sea un deseo para mí mismo; podría ser un deseo para un amigo, para cada uno en el mundo, porque Cristo habita en todos y Cristo es la verdadera identidad de cada hombre; entonces todo el mundo debe ser yo mismo “exteriorizado”. No puede haber otro si Dios es uno; por lo tanto, me digo a mí mismo, como al aparente otro, ¿qué haría si yo fuera tú, y en vez de darle la cosa que necesita físicamente, le dijera cómo obtenerla por él mismo?

¿Cómo te sentirías si ahora tú fueras la persona que tú quieres ser? ¿Cómo verías el mundo si las cosas fueran como tú deseas que sean?

Ahora, esto es lo que quiero decir por “vivir en el final”. Robert Frost, justo el año antes de que partiera de esta esfera, escribió esta historia para la revista Life, y él dijo: “Los Padres Fundadores no creyeron en el futuro,” – ¡qué choque, que ellos no creyeron en el futuro! “Ellos se creyeron en él.” Dijo: “Nosotros estamos siempre imaginando por delante de nuestra evidencia”, y lo más creativo en un hombre es creerse en una cosa. Ellos no tenían evidencia para apoyar su reclamación de la democracia, estaban bajo un rey, cuando echaron al rey y comenzaron a simplemente construir un concepto del futuro. No creyeron que el mero paso del tiempo podría traerles ese sueño; ellos se creyeron en él, y esos hombres creyeron implícitamente en la Palabra de Dios. Y creyeron que si yo sé lo que quiero cuando rezo, y creo que lo he recibido, lo habré recibido. Bueno, si ese precepto es cierto – literalmente cierto – para ser aceptado literalmente y cumplido literalmente – bueno, ¿entonces qué estoy yo haciendo no creyendo?

Yo debo efectivamente saber exactamente qué me gustaría ser; y descubriendo qué me gustaría ser contra lo que parezco ser, ¡atreverme a asumir que yo lo soy! Y mi asunción, aunque falsa, si persisto en ella, se materializaría en un hecho. (Anthony Eden) Eso lo sé por mi propia experiencia, y sé que es una ley; por lo tanto, si alguien no se está convirtiendo en la persona que le gustaría ser, y me dicen, “Bueno, yo una vez lo imaginé y no funcionó”, ¿entonces qué estás haciendo ahora que aún no lo estás imaginando?

Si imaginar crea la realidad, ¿Qué estás imaginando? Pues si Cristo es el único poder creativo en el universo, y yo lo identifico con mi propia imaginación, entonces mi imaginación está creando la realidad. Así que ¿Qué estoy imaginando?

Escojo el periódico de la mañana, y me estoy alimentando con todo lo que yo no debería festejar – todos los horrores del mundo, todos los estados negativos del mundo; después de haberlo leído durante una hora, luego debo o regurgitarlo o, de algún extraño modo, borrarlo, porque yo no puedo ir por la vida alimentándome de tal absurdo. Pero si yo realmente sé lo que quiero, lo que tú quieres, lo que nosotros queremos, y me convenzo a mí mismo de que lo tenemos, – si mi premisa de que imaginar crea la realidad es sensata, yo debería en un futuro no distante oírte contarme que ¡ha funcionado! Para que tú y otros me cuenten, y yo a su vez te cuente, e ir por la vida compartiendo estas maravillosas noticias con los demás.

Así, yo digo, vive como si fuera verdad – exactamente como si fuera verdad. Ese pasaje de Shakespeare – nos han enseñado desde el estado primitivo que lo que es, fue deseado hasta que fuera. Aquí lo encontramos en César: “El que es, fue deseado hasta que lo fuera.” (Julius César, de W. Shakespeare) Él no nació César, el rey; sino que fue una ambición cumplida, porque él fue deseado para ello. Él lo deseó, vivió en el estado; y todo se reajustó para conformarse a ese estado al cual él fue fiel.

Yo lo veo en mi círculo inmediato: aquellos que no hubieras pensado ni por un momento que se harían prominentes, pero desearon ser prominentes; aquellos que desearon tener éxito, como ellos concebían el éxito, – no hay dos que vean el éxito de la misma manera; algunos lo ven a través de los ojos de la riqueza, otros a través de subir en alguna profesión, otros de alguna otra manera, – bueno, lo que ellos conciban que sea, pueden realizarlo, si noche tras noche ellos duermen en la asunción de que son ahora lo que les gustaría ser.

Así que volvemos: si la Palabra es verdaderamente la que crea el sistema en el cual vivimos: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.” (Juan 1:1) “Por Él todas las cosas fueron hechas, y sin Él no fue hecho nada de lo que fue hecho.” (Juan 1:3) – no, ni siquiera las llamadas cosas desagradables; pues si todas las cosas fueron hechas, Él tiene que ser responsable de las cosas desagradables también.

Así, se nos dice en las Escrituras: “Yo mato y Yo hago vivir; Yo hiero y Yo sano.” (Deuteronomio 32:39) – Yo creo la bendición; Yo creo las maldiciones; pero ahora yo debo elegir la vida. Elige las cosas agradables, pero no digas que hay otro creador; pues si hay otro creador, entonces estamos en conflicto. Así que mi propia imaginación puede convocar cosas desagradables si yo habito en ellas, o cosas agradables; pero no puede haber dos dioses. No puede haber dos creadores. Y si yo puedo encontrar a ese Creador e identificarle con mi propia maravillosa imaginación humana, entonces yo no puedo “escurrir el bulto”. No me puedo volver hacía nada y culparlo por las cosas que están sucediendo en mi vida.

Sé que muchos de nosotros no estamos discriminando, y cuando vemos nuestra propia cosecha no la reconocemos. No podemos concebir que nosotros, de alguna extraña manera, permitimos que esas cosas fueran alimentadas por nosotros. ¡Pero lo hicimos! No podría haber llegado a pasar de ningún otro modo. Así que, si yo lo creo y lo acepto, entonces viviré según ello; y entonces cuando yo sé lo que quiero para cualquiera, – y esto va para todo en este mundo – entonces, ahora – en este mismo instante, tú deseas felicidad en el matrimonio. Tú dices: “Bueno, no hay una persona en mi mundo que sea elegible. No conozco a nadie.” Tú no tienes que conocer a nadie. Todo lo que tienes que hacer es decidir dentro de ti mismo lo que quieres. Ahora, ¿qué harías si fuera verdad? Llevarías un anillo en el único dedo que implicaría que alguien lo colocó ahí – ¿alguien que tú admiras? Bueno, entonces llévalo ahí. No lleves un anillo físico. Ponlo sólo como si él lo hubiera colocado ahí, y duerme sintiendo que lo que estás sintiendo es real. No digas: “Es todo imaginación.” Ciertamente lo es, porque toda imaginación es Cristo; por lo tanto, es todo realidad. Así, cuando dices “Eso es sólo mi imaginación”, estás simplemente diciendo “Eso es sólo una cosa llamada Cristo”, cuando tratas a la imaginación de ese modo.

¿Hay algo en este mundo que no fuera primero imaginado? Nómbrame o señálame una cosa en este mundo, que ahora se considere real, que no fuera primero sólo imaginada. Lo que ahora está comprobado fue una vez sólo imaginado. Por lo tanto, esta es una afirmación verdadera: “Todas las cosas fueron hechas por Él” (Juan 1:3), y Él es tu propia maravillosa imaginación humana. Toda la realidad objetiva es únicamente producida a través de imaginar. Las ropas que lleváis, las sillas en las que estáis sentados, esto en lo que estamos ahora colocados, todo fue una vez sólo imaginado.

Ahora esta noche, descubre exactamente qué es lo que tú – no lo que “ellos” piensan que deberías querer –, lo que tú quieres. No pidas permiso a nadie. No necesitas permiso de nadie; sólo necesitas tu propia decisión. ¿Qué quiero yo? Ahora, ¿Cómo sería si fuera verdad? ¿Qué sentiría yo si fuera verdad? Ahora captura el estado de ánimo, y trata de dar a ese estado de ánimo toda la vividez sensorial de la realidad – todos los matices de la realidad –, y luego duérmete en él igual que si fuera verdad. Y luego espera lo inevitable.

Lo inevitable es que tú vas a resucitarlo y objetivarlo en la pantalla del espacio, y luego el mundo lo llamará real; y puede que no te crean. Realmente no importa. Si les dices que llegó a pasar porque tú simplemente lo imaginaste, – no, ellos señalarán la serie de acontecimientos que llevaron a ello, y le darán el crédito al puente de incidentes a través del cual caminaste hacia el cumplimiento de ese estado, y señalarán alguna cosa física que fue la causa. No, la causa es invisible, pues la causa es Dios, y Dios es invisible para el ojo mortal.

¿Quién sabe lo que estás imaginando? Nadie lo sabe; pero tú puedes sentarte e imaginar, y nadie puede impedirte hacerlo; ¿pero puedes dar realidad al estado imaginado? Si puedes, sí, un puente de incidentes aparecerá en tu mundo y tú pasarás a través de una serie de acontecimientos llevando al cumplimiento del estado imaginado. Pero no atribuyas causalidad a ningún paso físico que lleve hacia el cumplimiento de él.

Imagínate teniendo un maravilloso negocio, y luego viene el día en que un edificio está en venta y tú no tienes un penique para ello, y un total – no un total extraño, pero un hombre llega y te pregunta de una manera bastante amistosa, “¿Va usted a comprarlo?” Y sabiendo que tú no tienes un penique, le dices como si fuera de amigo a amigo: “¿Con qué?” Y entonces él dice: “Bueno, yo tengo dinero. Está sólo en el banco sin producir nada.” Tú dices: “Bueno, yo no tengo garantía.” Pero él dice: “Te he observado. Eres una persona honesta; tus familiares son honestos – pienso que lo son. ¿Le gustaría que yo lo comprara para usted y enviara a mi abogado para pujar por usted? Si ellos supieran que yo estoy pujando, ellos saben que yo tengo dinero, me pujarán al alza; y así lo obtendré al precio más bajo, consiguiendo un abogado que represente a más de un cliente, y ellos no sepan a quién representa, y él pujará por él. ¿Está dispuesto a tomarlo, independientemente del precio?” Y tú dices, “Sí, lo tomaré, pero yo no tengo garantía.” “Todo lo que necesito es su firma de que simplemente pagará el seis por ciento sobre cualquiera que sea el precio, y luego reducir ese principal en un periodo de diez años. ¿De acuerdo?” “Sí.” “Bueno, entonces firme esto, y veremos si podemos comprarlo.”

Ese día posees el edificio, ¡y no tienes un penique cuando tú posees el edificio ese día! Sólo tenías tu firma en un trozo de papel. Al final de los diez años repagas al hombre su principal; lo reduces cada año pagándole el seis por ciento del principal restante, y reduces el total al final de los diez años.

El hombre muere veinte años después y te deja 150.000 $ en metálico, libre de impuestos y un par de casas, muchas pertenencias personales. Mientras tanto, tú continúas en ese negocio y lo multiplicas y multiplicas; y ese año era 1922-1923. Ahora estamos en 1968. Ese edificio – estoy hablando fácticamente – de 1924 no existe ahora. Él pagó sólo 50.000 $ por él. Fue repagado y repagado. Un banco hace tres años compró la propiedad – el edificio estaba dañado – por 840.000 $ en metálico, y sin ganancia de capital, – de 50.000 $ a 840.000 $. Mientras tanto el negocio se ha expandido por todas las demás islas, de modo que hoy no podrías comprarlos por 15.000.000 $. ¡Todo con la imaginación! Y esto se remonta a la imaginación que precedió a la oferta de este hombre para comprar el edificio; pues el joven, viendo este edificio y manteniendo el pensamiento de que los actuales propietarios engañaron a su padre, y a través de engaño le echaron de una sociedad – una sociedad juvenil. Y él fue movido – no a obtener venganza, sino a demostrar que él realmente tenía algo dentro y podía tener éxito a pesar de este engaño.

Así que cada día el veía en esa marquesina, no su nombre, sino el nombre de su propia familia; y lo veía con su ojo metal, porque tú no podías tomar su nombre y trasliterarlo y hacer que se leyera el nombre de la familia de este hombre, pero él lo vio. Con su ojo mental él vio ese nombre, lo cual si fuera verdad implicaría que la familia lo poseía. Lo hizo cada día, dos veces al día, durante dos años, y entonces vino esto súbitamente – de la nada, y todo se hizo posible. Hoy ellos están por todas las islas y no tienen socios. Nunca han admitido ningún socio, nunca vendieron una pizca de acciones fuera de la propiedad familiar. ¡Todo con la imaginación!

Ahora, yo sé de lo que estoy hablando, porque yo soy un miembro de esa familia. Estoy hablando de mi propia familia. Esto no es habladuría. Yo lo sé. Mi segundo hermano, Victor, fue en cuya imaginación todo empezó a brotar. Y él aún lo trabaja todo con la imaginación. Él sabe lo que quiere, y luego, después de haber decidido en sí mismo: “Eso es lo que yo quiero, y eso es bueno para el negocio”, entonces, con su ojo mental, se lo apropia, y luego deja que las cosas sucedan.

Como se nos dice en las Escrituras: “La visión tiene su propia hora fijada, madura, florecerá; si tarda, entonces espera, pues es seguro, y no será tarde.”
Habakkuk 2:3 (Traducción de Moffatt)

Leed eso en el Libro de Habakkuk. Aquí está la verdadera traducción de ese pasaje en Habakkuk.

Así que, cuando sepas lo que tú quieres, permanece fiel a esa asunción; y la asunción, aunque de momento sea negada por tus sentidos y negada por la razón, si persistes en ella, se materializará en hecho. ¿No se nos dijo que Dios llama a las cosas que no son vistas como si fueran vistas, y entonces lo no visto se convierte en visto? (Ver Romanos 4:17) Él llama a todo de lo no visto a lo visto de esta simple manera, pues Él es el poder resucitador.

Así, si yo asumo que Yo soy, no tengo que tener evidencia para sustentarlo; yo asumo que Yo soy. ¿Soy qué? Bueno, yo lo nombro, y habiéndole dado un nombre, dado forma, dado definición, permaneciendo en ello, lo resucito. Y si se requieren mil personas para ayudar al nacimiento de ese estado, mil personas jugarán sus papeles, y yo no tengo que salir y buscarlos, más de lo que mi hermano tuvo que salir y buscar a este hombre. Él no habría sabido dónde empezar a buscar a uno el día de la venta. Por lo que a él respecta, lo había hecho con su ojo mental, y permitió que todo sucediera, y lo tomó como una broma. Realmente pensó que era una broma, y le dijo a este hombre: “¿Me está usted tomando por tonto?” Y él dijo: “No.” Él dijo: “Bueno, entonces espere. Déjeme llamar a mi padre. Él está comiendo.” Le llamó por teléfono; dijo: “Papi, ven. Deja todo y ven.” Y luego dijo: “Ahora dígale a mi padre lo que me dijo a mí.”

El nombre de mi padre es Joseph, y mi padre dijo: “¿Usted realmente lo dice en serio?” Él dijo: “Sí Joe, lo digo en serio. Le tendré una oferta hoy. Usted ponga su firma aquí, y que su hijo Victor ponga su firma; eso es todo lo que necesito.”

Esa fue una amistad de por vida. Así, cuando ese hombre murió, mi hermano Victor no le debía nada. Tanto le gustaba la amistad y el sentido de la decencia que tenía con mi hermano Victor, que le dio 150.000 $ en metálico y libre de impuestos, y las casas; todo libre de impuestos. Y ese edificio que él compró por 50.000 $ fue vendido hace tres años al Banco de Nueva Escocia. Lo derribaron y construyeron una preciosa estructura, pero pagaron a nuestra familia 840.000 $ por ese edificio, y no había ganancia de impuesto de capital. Todo fue simplemente gratis.

Así que yo sé de lo que estoy hablando. Todo lo que necesito de ti es la aceptación. ¿Lo creerás? ¿Creerás que “con Dios todas las cosas son posibles” (Marcos 10:27)? ¿Creerás que todas las cosas son posibles para el hombre?

Bueno, puedes comprobarlo en el futuro no distante, pero tú eres el poder operante. No funcionará por sí mismo. Si te atreves a asumir esta misma noche que tienes un trabajo mejor que el que ahora tienes, o que tienes unos ingresos mayores; puedes ser despedido mañana. ¡No te preocupes! Cuando reflexiones verás que fue necesario para moverte hacia el cumplimiento de tu asunción. ¡Tú podrías ser despedido! Y yo no me golpearía un ojo si tú me dijeras mañana: “Bueno, hice lo que me dijiste. ¿Sabes qué sucedió? Fui despedido.”

Yo he visto eso. Tienen alguien que despedirte para que obtengas un mejor trabajo. Yo he visto eso más de una vez. Yo no me iría y abandonaría el trabajo. Puedes ser ascendido en el trabajo, o puedes ser invitado por algún otro negocio que sea de la competencia a unirte a ellos. Yo no sé cómo sucede. Sólo sé que, si permaneces fiel a la asunción, va a suceder, y vas a ser ascendido hacia el cumplimiento del estado que te has atrevido a asumir que es tuyo.

Podría contarte innumerables historias de esta naturaleza. De modo que yo digo: Habita en el final. El final es donde nosotros comenzamos, pues si yo he visto mi nombre en la marquesina, ése es el final. Yo no espero a que el incidente tenga lugar en mi trabajo para moverme de uno a otro a otro, llevando a eso. Yo habito en el final. Así, si voy al final mismo, ¿Cómo sería si fuera verdad?

Un caso de salud: no cómo va a ponerse mejor, sino que tú vas al final, y le dices a alguien que no esté bien – en tu ojo mental tú les dices: “¿Sabes? Yo nunca te he visto mejor aspecto”, y tienen que decirte: “Nunca me he sentido mejor.” Bueno, ahora, eso es una confirmación de lo que tú estás viendo. Pero tú puedes decirme: “Yo no puedo oír a la gente.” ¡Oh sí, puedes! Puedes oír cualquier cosa que quieras oír. No tienes que oírlo audiblemente.

Escucha en este mismo momento. Tú puedes no ser capaz de silbar una melodía. Quizás no puedes llevar una melodía de ninguna manera. No puedes tocar un instrumento, no puedes silbar, no puedes cantar. Bueno, ¿puedes imaginar ahora que estás oyendo El Himno de Batalla de la República? ¡Escucha! ¿No puedes oírlo? ¿No puedes aumentarlo a mil voces, a diez mil voces? ¿Lo oíste en el funeral del senador Kennedy? ¿Lo viste en TV? ¿No era conmovedor cuando el órgano empezó a sonar, y súbitamente esa encantadora voz cantándolo, y todo se hizo – bueno, el mundo entero de la TV se llenó de él? Dudo que hubiera muchos ojos secos cuando el continuó cantando El Himno de Batalla de la República. Bueno, yo no puedo cantar; puedo silbar una melodía; pero puedo ahora mismo estar aquí y escuchar y oír todo brotar. Si intento imitarlo con mi voz, no podría hacerlo, pero puedo oír su voz como él lo cantó. Tú puedes oír la voz de cualquiera, puedes oír la voz del locutor. Esta noche, solo, puedes oír mi voz, y puedes poner en mi voz lo que quieres oír, y yo, sin tú saberlo, me encontraré diciéndotelo. Algo sucederá para confirmar lo que estás oyendo.

Así, tú puedes hacer esto para bien o para mal. Te aconsejo: Hazlo para bien. Pero la elección es tuya. Puedes herir y puedes bendecir, pero no hieras. Utiliza tu imaginación siempre amablemente en nombre de los demás. Pero decirte que no podrías hacerlo para herir es estúpido, pues tú puedes herir. Depende enteramente de ti.

Así que imagina lo que tú quieres, cree que lo tienes y ve cómo funciona en el mundo. Aquellos que se mofan de ello, déjalos mofarse. Dentro de cinco años, cuando tú estés en la cima, ellos pueden estar trabajando para ti, y pueden incluso haber olvidado que se sentaron en la misma audiencia contigo cuando tú oíste y creíste, y ellos también oyeron, pero no creyeron, y así tú te moviste y ellos se quedaron atrás. Así es la vida.

Pero hay sólo un poder creativo en el universo. Las Escrituras mencionan ese poder como Dios, Jesucristo, el Señor – el mismo Poder. Porque no hay dos dioses, no hay dos señores, hay sólo Uno. Y ese único Cristo habita en nosotros. Él no se apropió de un solo hombre, como los sacerdotes del mundo enseñan. Ellos te cuentan de un solo hombre, y singularizan a un hombre que difiere de todos los hombres. Él no está habitando en este hombre o en ese hombre. Su deseo fue salvar a la humanidad, y así Él habita en nosotros; no en ese hombre particular. Él no se convirtió en ese único hombre, habitando en un solo hombre. No dejes que nadie te diga que el Cristo en ti difiere del Cristo, y déjales que nombren a cualquier hombre que quieran. Él no puede diferir.

Si hay un Cristo aparte de ese Cristo que es crucificado dentro de nosotros, y que se eleva y continúa elevándose en la humanidad, es un falso Cristo. Y los maestros que enseñan sobre un Cristo diferente externo, objetivo, son falsos maestros. Cristo está dentro, y Él se eleva dentro. Así que sal y ponlo a prueba. Ponlo a prueba extrema. Cristo en nosotros, no “ahí fuera”, es la esperanza de la gloria.

Así, esta es la palabra de la que yo hablo; y la palabra, por cierto, su verdadera definición es “significado”. En el principio había significado para todo, y el significado estaba con Dios, y Dios mismo era el significado (Juan 1:1) Hay un propósito, hay un plan detrás de todo. Él lo planeó todo como ha salido, y como será consumado. Y el propósito de todo ello es despertar en nosotros, de modo que nosotros y Él sean uno. Así que Él efectivamente se convirtió en nosotros para que nosotros podamos convertirnos en Dios. Parece increíble, pero es verdad. Ese es el propósito de la vida: tomar a la humanidad y levantarla hasta Dios, de modo que se convierta en Dios. Así, Él se convirtió en hombre, para que el hombre pueda convertirse en Dios.

Ahora, esta noche, tú no necesitas limitarlo a ti mismo. Toma a un amigo, sin el consentimiento del amigo, sin el conocimiento del amigo, y levántalo. ¿Conoces a un amigo que esté desempleado? Bueno, entonces velo como lucrativamente empleado; y no se lo cuentes, para que puedas alardear mañana. No te jactes. Sólo velo lucrativamente empleado.

Hay un amigo mío en Los Ángeles, y este hombre fue despiadadamente abroncado por sus superiores y le dijeron que él no servía para nada, y estaban considerando prescindir de él. Iban a echarle. Bueno, ese hombre no tenía apoyo fuera del trabajo y tenía una familia. Él se lo contó a mi amigo. Bueno, mi amigo vive según esta ley; de modo que él le dijo: “Muy bien, sigue tu camino.” No le dijo lo que él iba a hacer.

Se sentó tranquilamente en su escritorio y oyó al hombre decirle que le elogiaban más allá de toda medida por algo que él había hecho. No pasaron 48 horas y ellos tuvieron una completa inversión de su actitud hacia este hombre en su elogio por algo que hizo en el mundo de la publicidad. Pero el golpe dejó su marca, y él le dijo a mi amigo: “Sí, ellos lo han reconsiderado, pero yo no me siento cómodo en el trabajo, porque ellos no podían haber dicho las cosas desagradables que dijeron y olvidarlas; de modo que volverá, y voy a abandonar. No tengo dinero. Voy a darles notificación en dos semanas. Voy a pedirles que me den una de las dos semanas, que yo pueda rehacerme y quizás ausentarme unos días y simplemente poner mis pensamientos en orden.”

Bueno, al final de las dos semanas él no tenía trabajo. Mi amigo, – cuando él le contó lo que iba a hacer, – sabía que él no podía aspirar a abandonar y no trabajar, de modo que él le vio lucrativamente empleado y ganando un veinticinco por ciento más que en el actual trabajo. Él se ausentó la segunda semana. Cuando él volvió al final de la primera semana, vino al despacho de mi amigo y dijo: “Sólo ayer obtuve la oferta, y empiezo el lunes. No pierdo ni un día de sueldo y empiezo con un veinticinco por ciento más de lo que recibía en el anterior trabajo.”

¿Qué lo hizo? La imaginación de mi amigo; un amoroso uso de la imaginación en nombre de un amigo. Si hubiera ido sin ese estado imaginario, podría haber entrado en el sitio, y el hombre habría dicho: “No tenemos nada”, o “No podemos emplearte”, “¿Por qué has abandonado?” No preguntó nada, simplemente quería al hombre.


Así que, si precedes tu visita con un acto imaginario, ellos te verán como tú te ves a ti mismo. Si tú vas sabiendo que no eres bueno, ellos te verán exactamente de ese modo. Pero si vas con la asunción de que las cosas son como tú deseas que sean, ellos van a verte de ese modo. Y ésta es la vida.

Ahora, ¿Qué proclamación más grande puede hacer alguien que proclamar que él es Dios? Y cuando Él lo proclamó, ellos dijeron, “Está blasfemando, pues aquí hay un hombre, ¡y el hombre proclama que él es Dios!”

El décimo capítulo de Juan: “Y él dijo, '¿No está escrito en vuestra ley, Yo digo que sois dioses, hijos del Altísimo?'” (Juan 10:34)

Si Él les llamó dioses a quienes la Palabra de Dios vino, ¿dirías tú del que Él ungió y envió al mundo que está blasfemando? ¿Conoces alguna declaración más grande en el mundo para un hombre que identificarse él mismo con Dios y caminar como si lo fuera, y no estar avergonzado de admitirlo? Él no va alardeando sobre ello, sino que él sabe en su corazón que es uno con Dios, pues si su imaginación es Dios – y él imagina –, ¡entonces ese es Dios! Y si él imagina un estado y viene a pasar, entonces él conoce el poder creativo que es Dios. No tiene que alardear sobre ello ni estar avergonzado de ello. Él duerme en un noble estado, porque él es uno con Dios.

Bueno, deja que cada uno tome esa actitud y el mundo cambiará – no será golpeado; pero puedes tomar al mundo entero, si ellos se sienten esclavos, y darles el mundo, ellos lo querrán de nuevo mañana. A menos que un hombre tenga autorrespeto, tú puedes darle todo el dinero del mundo y no significa nada. Eso vale para el individuo, vale para una familia, vale para una raza o pueblo, vale para una nación. Como nuestro anterior Presidente Hoover dijo: “El surgimiento y caída de las ideas determinará el surgimiento y caída de los hombres, el surgimiento y caída de las naciones, el surgimiento y caída de las comunidades.”

Así que dime la idea que una comunidad mantiene de sí misma, y te diré de esa comunidad. Pero ahora cambia esa idea de sí misma y cambiarás a esa comunidad. Deja que una familia se sienta importante en sí misma, – no tiene que tener un antecedente. ¿Quién tiene un antecedente? Así, tú retrocedes suficientemente lejos, y casi todo el mundo que ahora reclama una importancia estaría avergonzado de ese antecedente.

Así que no retrocedas, empieza justo donde estás. Y no pagues a nadie para mirar tu árbol genealógico, porque vas a pagarles para olvidarlo. Simplemente, de inmediato, comienza ahora mismo y asume la dignidad que es Dios. Ese es tu antecedente real; es Dios; y así que ¡asúmelo!

Y, entonces, con esa asunción, – y si tienes hijos – yo espero que tú infundas eso en el niño. Infúndelo en todos dentro del entorno y hazles sentir importantes.

Yo no tengo antecedente, juzgado por las normas humanas – o intelectuales, financieras o esas cosas, – nosotros lo hicimos. Pero mi madre infundió en nosotros, cuando hacíamos algo de lo que ella estaba avergonzada, ella nos decía: “¿Has olvidado que tú eres un Goddard?” Bueno, nosotros no sabíamos. Eso debe haber sido muy importante, porque mi madre decía: “¿Has olvidado que tú eres un Goddard?”

Bueno, yo nunca oí eso de que nosotros teníamos un antecedente, pero de repente tú empiezas a sentir que debes ser importante. Así, mi madre lo infundió en nuestro ojo mental. Ella hizo el nombre importante, así que hoy es importante. Donde nosotros estamos, en el sentido de negocios, en cada sentido, es importante; pero mi madre hizo eso, y ella se casó con un hombre que no tenía antecedente, y tomó su nombre, pero ella lo hizo importante.

Muy bien, ¿Quién tiene algún antecedente? En cuanto a mí respecta, yo rehúso aceptar la aristocracia de ningún ser en este mundo, aparte de la aristocracia del Espíritu. ¿Qué otra aristocracia? Dadme la aristocracia del Espíritu, pero no me vengas con ninguna descendencia física. Yo no soy un animal. No soy un caballo, donde tú lo desarrollas por un caballo tras otro. ¡Yo soy Dios! ¡Todos somos Dios! Tú no puedes remontarte más allá de Dios. De modo que, si ese es el comienzo de todos nosotros, bueno, entonces esa es nuestra raíz, y así proclámalo ahora. En cualquier momento, proclámalo, y tú te encontrarás limpio de cualquier cosa que pudieras tener, aunque el árbol genealógico lo mantenga. Tú no tienes ningún árbol genealógico.

El verdadero israelita no es un descendiente según la carne, sino el Elegido de Dios, de cualquier nación. Ese es el hombre de Dios. Así, tú simplemente te atreves a asumir que tú eres ese hombre de Dios, y luego aplica lo que yo te estoy diciendo esta noche. ¿Y puedo decirte?, en el futuro no lejano – en el presente inmediato – funcionará. Si tú no vacilas y no cambias la asunción – si permaneces fiel a la asunción –, se materializará en hecho; porque imaginar crea la realidad. ¡Lo hace!

Ahora entremos en el silencio.




💗




Extraído https://nevilleenespanol.blogspot.com/2012/12/vive-en-el-final-neville-19-de-julio-de.html




sábado

Poderosa Oración Chamánica para Restaurar y Sanar los Lazos Kármicos y nuestras Heridas Ancestrales




Indio americano



Sintiendo en lo profundo de tu corazón y pidiendo al Corazón del cielo, corazón de la Tierra, al corazón del universo nos guie en este día, poniendo en nuestros corazones la intención de sanar desde lo mas profundo de nuestro inconsciente colectivo, todas las heridas de todos los tiempos, en todos los Espacios SAGRADOS de tiempo.

Pidiendo a las CUATRO direcciones del universo que llegue este llamado, que hermanos y hermanas sientan en lo más profundo de su Alma el deseo de liberación, del perdón, del amor mas profundo.


INVOCANDO A NUESTRO PADRE-MADRE CREADOR DE TODO LO VISIBLE E INVISIBLE, INVOCANDO A TODOS LOS SERES DE LUZ Y PROTECTORES DE LA DIVINIDAD, INVOCANDO A TODOS LOS ELEMENTALES, A LOS CENTROS Y LUGARES SAGRADOS, INVOCANDO AL ALMA – CORAZÓN DE LA TIERRA, CORAZÓN DEL CIELO, CORAZÓN DEL UNIVERSO. INVOCANDO A NUESTRA FAMILIA ESPIRITUAL NOS ASISTA EN ESTA HORA, EN ESTE TIEMPO EN ESTE ESPACIO, EN ESTE REZO, INVOCANDO A TODOS LOS GRUPOS ESPIRITUALES QUE TRABAJAN POR EL MESIANISMO COLECTIVO, POR LA UNIDAD Y AMOR INCONDICIONAL.

PEDIMOS:

PERDÓN a nuestra ALMA, por todo el daño causado desde el tiempo sin principio, por el dolor que nos hemos causado a nosotros mismos, por el no merecimiento del Amor y compasión de nuestros actos, por la culpa que nos mantiene alejados de nuestro Ser Crístico, por el resentimiento, el orgullo, la arrogancia, la dureza de corazón. PERDÓN por sentirnos más que nuestros hermanos, por el daño causado a todas las ALMAS. PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN, si te lastime consciente o inconscientemente.


PERDÓN PADRE, MADRE, HERMANO, HERMANA, ESPACIOS SAGRADOS, LUGARES DE ENCANTO, POR TODAS LAS VIDAS QUE HE PASADO, POR LOS TODOS LOS PASOS Y EXPERIENCIAS VIVIDAS, POR TODOS LOS AMORES, POR TODAS LAS HERIDAS QUE HE CAUSADO EN MI INCONSCIENTE. PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN.


PERDÓN a todos los PUEBLOS, todas las RAZAS, a todos los CONTINENTES, a todos nuestros ANTEPASADOS, PERDÓN… por el sometimiento, por la ignorancia de no saber respetar los espacios y las formas, las creencias, las leyes universales.


PERDÓN por las muertes trágicas causadas a todos nuestros hermanos en tantas guerras sin motivo, sin lucha, sin objetivo, por todos los niños, mujeres, hombres y ancianos. Por todos y cada uno de ellos que han entregado su vida, por un ideal de lucha.


PERDÓN por toda la sangre derramada en la tierra donde cada día en las grandes, pequeñas ciudades, en las casas solitarias y lejanas mueren hermanos de tristeza, de soledad, de hambre, de desigualdad.


PERDÓN CORAZÓN DE LA TIERRA, por todo el daño ocasionado, por toda la tala de arboles, la contaminación en tus selvas, humedales, bosques, desiertos, montañas, por todas las muertes trágicas de los seres de la tierra, por la depredación de cada especie. Por la alteración de semillas, por cada espacio explotado, por cada mina destruida, por cada cerro talado, por cada bosque quemado, por cada hijo tuyo que hemos tomado sin haber consagrado. PERDÓN por toda la contaminación de las grandes ciudades, por la falta de conciencia.


PERDÓN al elemento AGUA, por toda la contaminación de los mares, océanos, lagunas, arroyos, ojos de agua, cenotes, ríos. PERDÓN, por la venta de este espíritu del agua.


PERDÓN CORAZÓN DEL CIELO, por no ver toda tu grandeza, por alejarnos, por nuestra falta de sensibilidad, por todo el daño causado a tus espacios sagrados. Perdón al corazón de nuestro propio Universo…


RENUNCIAMOS a la ira, renunciamos a maldecir, renunciamos al fraude, renunciamos al robo, renunciamos a dar información malvada, renunciamos al espíritu de contradicción y a la enemistad heredada, renunciemos a la ignorancia, renunciamos a la maldad, renunciamos a la furia, renunciamos al adulterio, renunciamos al asesinato, renunciamos a la dureza de corazón y a la irreverencia, renunciemos al ateísmo, renunciemos al uso de encantamientos, renunciemos a la blasfemia, renunciemos a las enseñanzas engañosas, renunciamos a todo aquello que nos mantenga presos, esclavos de nuestros propios miedos y alejados de todo lo DIVINO.


AGRADECIENDO POR TODO LO VIVIDO, por todo lo aprendido como ALMA, por las experiencias y las enseñanzas que toda nuestra historia Familiar Espiritual y Física, agradeciendo y consagrando cada ACTO DE AMOR, DE PERDÓN, DE LIBERACIÓN, DE ACEPTACIÓN Y DE PAZ.


ACEPTEMOS LA PAZ en nuestra ALMA. Aceptémonos y amémonos unos a otros, seamos dóciles de corazón, seamos Pacíficos, seamos Compasivos, Demos caritativamente todo cuanto nazca de nuestro corazón, atendamos a todos nuestros hermanos por igual, al pobre, al enfermo, al peor de los asesinos, y a los que están en necesidad, Aceptemos, amemos y protejamos lo Divino, seamos justos con nuestros hermanos y con nosotros mismos, seamos de intenciones puras y honestas.


RECUERDA tu Alma, es quien ERES en verdad; en tu Alma esta la memoria de todos los actos, de todos los pasos vividos, no es tu cuerpo. Tal como todas las Almas, estamos destinados a dejar el cuerpo en algún momento. Consideremos cambiar de conciencia y mirar hacia el terreno Espiritual, aprendamos de nuestros actos, seamos conscientes de nuestra PALABRA. No te confundas en el camino. Medita en la relación personal que tienes con lo DIVINO, cualquiera que sea tu creencia, ideología o filosofía, se fiel a ti mismo.

MUCHAS GRACIAS. PADRE MADRE DIOS CREADOR DE TODO LO VISIBLE E INVISIBLE, CORAZÓN DEL CIELO, CORAZÓN DE LA TIERRA, CORAZÓN DEL UNIVERSO,POR LA GRANDEZA DE VIVIR CADA DÍA, GRACIAS POR LOS RAYOS DEL SOL, POR LA VIDA GESTÁNDOSE A CADA INSTANTE, POR LOS AMIGOS, POR LOS AMORES, POR EL PERDÓN, POR LA LIBERTAD, POR LA SANACIÓN DE LAS ALMAS, DE LOS ESPACIOS, DE LOS CREDOS. GRACIAS POR TODOS MIS HERMANOS, GRACIAS POR CADA RISA, CADA ABRAZO, CADA REZO.. SIMPLEMENTE GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS

Todo esto es parte de tu oportunidad de soltar y permitir a Dios nuestro Padre Madre Creador vivir en nuestra ALMA, lo cual se traduce en estar abierto y confiar que lo que llega es un bien mayor. Todas las BENDICIONES hoy y siempre en tu VIDA.

YO ME AMO, ME PERDONO Y ME LIBERO POR TODO DAÑO CAUSADO A MI ALMA, A MI ESPÍRITU, A MI CORAZÓN, A MI AMOR Y LO MAS DIVINO MI PADRE CREADOR. y te libero de todo y por todo. Y necesito de ti, para que juntos lleguemos y seamos un mundo mejor, por nuestras generaciones futuras.




EMETERIO DAVILA ESPARZA

Extraído http://lareconexionmexico.ning.com/profiles/blogs/oracion-poderosa-oracion-chamanica-para-restaurar-y-sanar-los-laz





domingo

APRENDIENDO A QUERERSE A SÍ MISMO Por: Walter Riso





 






"En un polo de mi existencia formó una sola cosa con las piedras y los árboles. Allí tengo que reconocer el dominio de la ley Universal. Allí es donde nacen los cimientos de mi existencia. Su fuerza está en que se halla firmemente sujeta en el abrazo del mundo comprensivo, y en la plenitud de la comunión con todas las cosas. "Pero por el otro polo de mi ser estoy separado de todo. Allí yo soy absolutamente único, yo soy yo, yo soy incomparable. Todo el peso del universo no puede aplastar esta individualidad mía. Yo la mantengo a pesar de la tremenda gravedad de las cosas. Es pequeña en apariencia pero grande en realidad; se mantiene firme ante las fuerzas que quisieran robarle aquello que le caracteriza y hacerla una con el polvo".
RABINDRANATH TAGORE



INTRODUCCIÓN

Un descubrimiento importante para la psicología aplicada ha sido la observación demostrada de que determinados procedimientos de intervención pueden ser autoadministrados por los pacientes. Así visto, el papel del psicólogo puede ser considerado en parte como el de un administrador y facilitador de información a la cual el paciente no siempre tiene acceso por las vías tradicionales de comunicación.

Además de la intención evidentemente económica de las editoriales, existe la sana idea de que la autoayuda escrita puede ser un excelente medio para prevenir en la población general distintos tipos de patologías.

Este libro precisamente intenta divulgar en términos asequibles información sobre la importancia de aprender a quererse y a cuidarse psicológicamente a uno mismo.

Los hallazgos realizados en el campo de la sicología experimental en la última década muestran claramente que la visión que se tiene de uno mismo es un factor determinante para generar vulnerabilidad o inmunidad a una serie de trastornos psicológicos como fobias, depresión, estrés, ansiedad, inseguridad interpersonal, trastornos psicosomáticos, etc.

Una cantidad considerable de mis pacientes, y de los atendidos por mis colegas en diversos hospitales, clínicas y consultorios, necesitan más ayuda para prevenir que para tratar directamente los problemas. De manera similar; la población general también debe estar alerta sobre las posibles consecuencias del descuido psicológico personal y la forma de prevenirlo.

Como se explica a lo largo del texto, la cultura ha orientado el aprendizaje social a fortalecer el amor dirigido a otros y ha olvidado que el prerrequisito para dar es la autoaceptación. Es imposible entregar amor si no te quieres a ti mismo. Para la supervivencia de la especie humana es tan importante evitar los asesinatos y las guerras, como el suicidio y la auto-mutilación.

Desde pequeños se nos coloca un freno de emergencia, importante en las primeras etapas, y jamás se nos quita. Esta sujeción está formada por supuestas virtudes (el ahorro, la ambición, la modestia, el auto castigo, la autocrítica, el auto control, etc.), que son definitivamente contraproducentes si se utilizan exageradamente. Si bien es cierto que algunas personas con propensión a excederse las necesitan para no caer en costumbres perniciosas de autodestrucción (droga, alcohol, etc.), una gran cantidad de gente podría soltar un poco el freno sin ningún tipo de riesgos, para vivir mejor y evitar caer en otro tipo de problemas psicológicos; por prevenir un mal, producimos otro. Si el cinturón está flojo no amarra lo suficiente, pero si amarra demasiado, asfixia.

Este libro va dirigido a aquellas personas que no se aman lo suficiente a sí mismas, que viven encapsuladas, emocionalmente constipadas, amarradas a las normas y obligaciones de manera rígida, extremista y desconsiderada para con ellas mismas. También va dirigido a los que sabían amarse a sí mismos y se han olvidado de hacerlo por los rigores de la vida y por las carreras desenfrenadas hacia el éxito y la fama consumista.

Las páginas siguientes están orientadas a exaltar la importancia del ser humano desde una perspectiva de crecimiento personal. Amarse a sí mismo de manera realista y sana es uno de los principales requisitos de la salud, en toda la extensión del término, y el mejor camino para expresar y comunicar afecto a las personas que queremos.

APRENDIENDO A QUERERSE A SÍ MISMO

Quererse a sí mismo es quizás el hecho más importante que garantiza nuestra supervivencia en un mundo complejo y cada vez más difícil de sobrellevar. Curiosamente, nuestra cultura y educación se orientan a sancionar el quererse demasiado. Hay épocas para el amor y decretos sobre lo que es de buen gusto y de mal gusto. Si decides felicitarte dándote un beso, posiblemente las personas que te rodean (incluso el psicólogo de turno) evaluarán tu conducta como ridícula, narcisa o pedante. Es mal visto que nos demos demasiado gusto. Cuando pensamos en nosotros mismos por demasiado tiempo, nos contemplamos o nos autoelogiamos, se nos reprende: "Todos los excesos son malos", se nos dice. Discutible. Algunos excesos nos recuerdan que estamos vivos.

Nuestra civilización intenta inculcar principios como el respeto al ser humano, el sacrificio, el altruismo, la expresión de amor, el buen trato, la comunicación, etc., pero estos principios están dirigidos al cuidado de otros humanos. El auto-respeto, el auto-amor; la autoconfianza y la auto-comunicación, no suelen tenerse en cuenta. Más aun, se considera de mal gusto el quererse demasiado. Si una persona es amigable, expresiva, cariñosa y piensa más en los otros que en ella misma, es evaluada excelentemente: su calificativo es el de "querida". Si alguien disimula sus virtudes, niega o le resta importancia a sus logros, es decir; miente o se auto-castiga, ¡es halagado y aceptado!

No sólo rechazamos la auto-aceptación honesta y franca, no nos importa que sea cierta o no, sino que promulgamos y reforzamos la negación de nuestras virtudes. Absurdamente, las virtudes pueden mostrarse pero no verbalizarse. Si tienes un buen cuerpo, se te permite utilizar tanga, minifalda o pantalones ajustados, pero se te prohíbe hablar de ello. Si las personas se auto-elogian, así tengan razón, producen rechazo y fastidio.

Esta política de no hablar bien uno mismo en público, de no ser exagerado en auto recompensarse, de no darse mucho gusto, de disimular; de gran modestia, etc., termina por convertirse en un valor del que hacemos uso con demasiada frecuencia. La "virtud" de no quererse a sí mismo en público, se extiende a cuando estamos solos. Al intentar dejar afuera el egoísmo excesivo, no hemos dejado entrar el amor propio. Si el ser humano merece el respeto que se promulga por ser algo especial, eso debe hacerse extensivo a tu propia persona. Por evitar caer en la pedantería insufrible del sabelotodo, hemos caído en la modestia auto-destructiva de la negación de nuestras virtudes. Por no ser derrochadores, somos mezquinos. Los psicólogos clínicos sabemos que este estilo de excesiva moderación hacia uno mismo es el caldo de cultivo de la tan conocida y temida depresión. Tienes el derecho a quererte y a no sentirte culpable por ello, a disponer de tu tiempo, a descubrir tus gustos, a mimarte, a cuidarte y a elegir.

Desgraciadamente, nuestra estructura mental se va formando más sobre la base de la evaluación ajena que en la auto-evaluación, y nos hacemos víctimas de nuestro propio invento. La auto-insensibilidad nos ha hecho olvidar aquellas épocas de la niñez cuando todo era impactante y gratificante. Estamos demasiado orientados "hacia afuera" (buscando la aprobación de los demás) y no gastamos el tiempo suficiente en auto-halagarnos y en gustarnos.

Nuestro sistema de socialización se ha orientado más a prevenir los excesos afectivos, conocidos por los especialistas como "manías" (autoestima inflada, demasiada confianza, etc.), que a los estados de tristeza y depresión causados por inseguridad, auto imagen y autoconcepto negativo. La suficiencia y la seguridad excesiva producen molestias. La inseguridad produce lástima. Por lo general las personas tendemos a tomar partido por el más débil. La inmunidad al flagelo de la depresión sólo se logra si aprendes a quererte. Como las mejores cosas, necesitas un trato especial. No puedes permitir que se te lastime, ni darte el lujo de auto-destruirte estúpidamente.

Desde pequeños nos enseñan conductas de auto-cuidado personal: lavarnos los dientes, bañarnos, cortarnos las uñas, comer, controlar esfínteres y vestirnos. ¿Pero qué hay del auto-cuidado y de la higiene mental? No se nos enseña a querernos, a gustarnos, a contemplarnos y a confiar en nosotros mismos. Además, aunque algunos padres tenemos esto como un desideratum, carecemos de procedimientos adecuados de enseñanza. Tampoco se nos enseña a enseñar.

La imagen que tienes de ti mismo es heredada o genéticamente transmitida. Tal como se desprende de lo dicho hasta ahora, es aprendida. El cerebro humano cuenta con un sistema de procesamiento de la información que permite almacenar un número prácticamente infinito de datos. Esa información, que hemos almacenado en la experiencia social, se guarda en la memoria a largo plazo en forma de creencias y teorías.

De esta manera poseemos información de cosas u objetos, el significado de palabras, situaciones, tipos de personas, actividades sociales, etc. Este conocimiento del mundo, equivocado o no, permite predecir, anticipar y prepararse para enfrentar lo que vaya a suceder. Por ejemplo, si conoces a una persona que dice ser racista y miembro activo del Ku Klux Klan puedes predecir cómo pensará y actuará frente a determinadas situaciones. Podrías anticipar su comportamiento ante una persona de color, lo que opina sobre el racismo y su posición frente a las tradiciones.

Así como construyes una representación interna del mundo que te rodea, también construyes teorías y conceptos sobre ti mismo. La relación que estableces con el mundo no sólo te permite conocer el ambiente, sino también tu comportamiento frente a él. Estas experiencias de contacto con personas (amigos, padres, maestros) y cosas de tu universo material inmediato, desarrollan idea de cómo eres en realidad. Los fracasos y éxitos, los miedos e inseguridades, las sensaciones físicas, los placeres y disgustos, la manera de enfrentar los problemas, lo que te dicen que eres, lo que no te dicen, los castigos, etc., todo confluye y se organiza en una imagen interna sobre tu propia persona: tu yo o tu autoesquema. Puedes pensar que eres torpe, feo, interesante, inteligente o malo. Cada uno de estos calificativos son el resultado de una historia previa, donde has ido gestando una "teoría" sobre ti mismo. Si crees ser un perdedor, no intentarás ganar. Te dirás: "Para qué intentarlo, yo no puedo ganar" o "es imposible cambiar" o “no valgo nada".

Los humanos mostramos la tendencia conservadora a confirmar, más que a desconfirmar, las creencias. Somos conservadores por naturaleza, y esta economía del pensamiento nos vuelve tozudos y llevados de nuestro parecer. Una vez establecida la creencia es muy difícil cambiarla. Nos resistimos a revisar nuestra manera de ver las cosas. Si configuras un auto-esquema negativo, él te acompañará por mucho tiempo si no te esfuerzas en modificarlo.

En resumen, lo que piensas y sientes acerca de ti mismo es aprendido y almacenado en forma de teorías llamadas auto-esquemas. Hay auto-esquemas positivos y negativos. Los primeros te llevarán a estimarte, los segundos a odiarte. Nadie contempla y cuida a una persona que odia. De manera similar, si la visión que tienes de ti es negativa, no te expresaras afecto, pues no creerás merecerlo. Si tu auto-esquema es positivo y no lo alimentas, se desvanecerá. Algunas personas, en lugar de felicitarse, disimulan su alegría con un parco y flemático: "No es nada" o "era mi deber". La negación del reconocimiento personal es una forma de auto-destrucción.

En los auto-esquemas se entrelazan cuatro aspectos fundamentales que, para fines didácticos, intentaré separar. En realidad, se fusionan en un todo indisoluble y conforman el núcleo principal de la auto-valoración personal. Pueden convertirse en sólidos cimientos sobre los cuales podrás edificar un yo fuerte y seguro, o en la principal fuente de autoeliminación y auto-menosprecio. Ellos son: el Auto-control (qué piensas de ti mismo), la Auto-estima (qué tanto te gustas) y la Auto-eficacia (qué tanta confianza tienes en ti mismo). Son los cuatro soportes de un buen ego, o los cuatro jinetes del Apocalipsis. Si fallas en alguno, será suficiente para que tu auto-esquema se muestre cojo e inestable. En ciertas situaciones, si uno de los jinetes se desboca, la "manada” entera puede seguirlo.

Pese a que los auto-esquemas negativos pueden destruirnos, los humanos mostramos la inexplicable tendencia a conservarlos y alimentarlos. La extraña conducta de mantener los auto-esquemas a toda costa, puede ser mortal para tu salud mental. Las personas depresivas, por ejemplo, muestran esta tendencia a confirmar lo malo. Si se consideran feas, descuidan su figura para corroborar así su fealdad; si piensan que son poco inteligentes, fracasan en los exámenes; si creen ser victimas, juegan el papel de mártires o buscan el castigo; etc. Esta manera de confirmar la auto-valoración negativa comportándose como si realmente fuera cierto, es muy común. Los psicólogos sociales han llamado a este mecanismo, generalmente inconsciente, profecías auto-realizadas.

Si tu auto-esquema está irracionalmente estructurado, distorsionarás la realidad. Te sentirás estúpido pese a ser inteligente, horripilante sin serlo, incapaz siendo capaz y, finalmente, intentarás castigarte por no creerte merecedor de una felicitación.



HACIA UN BUEN CONCEPTO

“Ten el valor de equivocarte”

HÉGEL

La cultura nos ha enseñado a llevar un garrote invisible, pero doloroso, con el que nos golpeamos cada vez que equivocamos el rumbo o no alcanzamos las metas personales. Hemos aprendido a echarnos la culpa por casi todo lo que hacemos mal y a dudar de nuestra responsabilidad cuando lo hacemos bien. Si fracasamos, decimos: "Dependió de mí"; si logramos el éxito: "Fue pura suerte". ¿Qué clase de educación es ésta, donde se nos enseña a hacernos responsables de lo malo y no de lo bueno? La auto-crítica es buena y productiva si se hace con cuidado. A corto plazo puede servir para generar nuevas conductas, pero si se utiliza indiscriminada y dogmáticamente, genera estrés y es mortal para nuestro auto-concepto. El mal hábito de estar haciendo permanentemente "revoluciones culturales” interiores, es una forma de suicidio psicológico.

Algunas personas, por tener un sistema de auto-evaluación inadecuado, adquieren el "vicio" de auto-rotularse negativamente por todo. Se cuelgan carteles con categorías generales. En vez de decir: "Me comporté torpemente", dicen: "Soy torpe". Utilizan el "soy un inútil" en vez de "me equivoqué" en tal o cual cosa. El auto-castigo ha sido considerado, equivocadamente, una forma de producir conductas adecuadas.

¿Cómo se llega a tener un auto-concepto negativo? Una forma típica es a través de la autocrítica excesiva. Los humanos utilizamos estándares internos, esto es, metas y criterios internalizados (aprendidos) sobre la excelencia y lo inadecuado. Estos estándares se desprenden del sistema de creencias, valores y necesidades que poseemos. Una elevada autoexigencia producirá estándares de funcionamiento altos y rígidos. Sin embargo, si bien es importante mantener niveles de exigencia personal relativa o moderadamente altos para ser competentes, el "corto circuito" se produce cuando estos niveles son irracionales, demasiado altos e inalcanzables. La idea irracional de que debo destacarme en casi todo lo que hago, debo ser el mejor a toda costa y que no debo equivocarme, son imperativos que llegan a volverse insoportables. Colocar de manera absoluta la felicidad en las metas, es sacarla de tu dominio personal. Así, si la meta no se alcanza, se acaba e1 mundo. El poeta Runbeck dijo alguna vez: “La felicidad no es una estación a la cual hay que llegar, sino una manera de viajar”.

Las personas que hacen del éxito un valor, que son extremadamente competitivas y manejan estándares rígidos de ejecución, viajan mal. Se han montado en el vagón equivocado. Quizás la felicidad no esté en ser el mejor vendedor, la mejor mamá, o el mejor hijo, sino en intentarlo de manera honesta y tranquila, disfrutando mientras se transita hacia la meta. Un nivel exagerado de auto-exigencia genera patrones estrictos de auto-evaluación. Si posees criterios estrictos para auto-evaluarte, siempre tendrás la sensación de insuficiencia. Tu organismo comenzará a segregar más adrenalina de lo normal y la ansiedad interferirá con el rendimiento necesario para alcanzar las metas. Entrarás al círculo vicioso de los que aspiran cada día más y tienen cada día menos. Esta secuencia autodestructiva puede verse mejor en la siguiente gráfica:





Los estándares irracionales harán que tu conducta nunca sea suficiente. Pese a tus esfuerzos, las metas serán inalcanzables. Al sentirte incapaz, tu auto-evaluación será negativa. Este sentimiento de ineficacia y la imposibilidad de controlar la situación, te producirán estrés y ansiedad, los que a su vez afectarán tu rendimiento alejándote cada vez más de las metas.

Las personas que quedan atrapadas en esta trampa se deprimen, pierden el control sobre su propia conducta e indefectiblemente fracasan. ¡Precisamente lo que querían evitar! Para colmo, esta situación de “no escape", de frustración e incontrolabilidad, las lleva a autocriticarse y auto-castigarse despiadadamente; se convierten en víctimas de su propio invento. La consecuencia de esta especie de licuadora en corto circuito, es la pérdida del autoconcepto y la depresión. Cuanto más hagas del “ganar” un valor, paradójicamente más destinado estás a perder.

A veces las personas pueden mostrar metas racionales para un observador desprevenido. Sin embargo, la auto-exigencia exagerada se mide en función de las posibilidades de cada uno. Si no posees las habilidades o los recursos necesarios para alcanzar las metas, la aspiración más simple se vuelve inalcanzable. En estos casos, la resignación y la re-evaluación objetiva y franca de tus metas y recursos es la solución. Desgraciadamente, si no ganamos, empatamos.

Si eres demasiado auto-exigente y auto-crítico, utilizarás un estilo dicotómico. Esto quiere decir, de extremos. Las cosas sólo serán blancas o negras, buenas o malas. Verás la realidad con una especie de binoculares donde los tonos medios, los matices y las tonalidades, no existen. "Soy exitoso o soy fracasado". Absurdo. No hay nada absoluto. Todo depende del cristal con que se mire. Si aplicas este estilo binario de procesamiento, sin duda, sobrevendrá la catástrofe. Te referirás a ti mismo en términos categóricos e inflexibles, como: nunca, siempre, todo y nada. Estas palabras deberían suspenderse de nuestra lengua y ser consideradas "malas palabras". Lo único que generan es confusión y malos entendidos.

Como es de esperarse, si deseas fervientemente el éxito, el poder y el prestigio, temerás al fracaso. Este miedo te hará dirigir la atención más hacia las cosas malas que hacia las buenas, con el fin de "prevenir" los errores que tanto temes. Dicho de otra forma, desarrollarás un estilo de focalización mal-adaptativa orientada a ver en ti mismo sólo lo malo. Esto te llevará a desconocer las aproximaciones a la meta, así como los esfuerzos y pequeños ascensos que realices en la escalinata hacia tus logros personales. Si relacionas lo anterior con el estilo dicotómico, entonces es claro que dichos acercamientos a la meta pasen inadvertidos: “Llegó o no llego" "Estoy, o no estoy en la meta”. La peor manera de tratarte es con impaciencia y menosprecio. Por querer ver el árbol no verás el bosque. La autoobservación negativa, al igual que la auto-evaluación y el auto-castigo, genera estrés, disminuye el rendimiento, maltrata el ego y, a largo plazo, afecta el auto-concepto.

EI uso de estándares extremadamente rígidos perfeccionistas e irracionales, aumentan la distancia entre tu yo ideal (lo que te gustaría hacer o ser) y tu yo real (lo que realmente haces o eres). Cuanto mayor sea la distancia entre ambos, menos probabilidad de alcanzar tu objetivo, más frustración y más sentimientos de inseguridad ante los esfuerzos inútiles por acercarse a la supuesta "felicidad".

Si alguien valientemente toma la difícil decisión de "viajar bien", la presión social es inexorable y cruel. Si además la meta no es coincidente con los valores del grupo de referencia, el nivel de sanción puede llegar a ser realmente intolerable. Aquellos objetivos que se distancian de la producción económica, son vistos como sinónimos de vagancia, bohemia o idealismo. Si cambiamos de metas, se nos rotula como inmaduros o inestables, como si la estabilidad existiera y fuera un símbolo de inteligencia. Una rápida mirada a las personas que han hecho la historia de la humanidad, muestra que cierta inestabilidad e insatisfacción son condiciones imprescindibles para vivir intensamente. La estabilidad absoluta no existe. Es un invento de los que temen al cambio. La famosa "madurez", tomada al pie de la letra, es el preludio de la descomposición. Ceñirte ciegamente a los estándares propios o externos, es coartar tu libertad de pensar. Perderías la capacidad de decisión y de crítica objetiva. No temas revisar, cambiar o modificar tus metas si ellas son fuente de sufrimiento, aunque a tus vecinos no les guste.

Lo importante entonces no es sólo descubrir que eres auto-exigente, sino ser capaz de modificar los estándares. Para lograrlo no puedes ser demasiado "estable” o demasiado “estructurado". Necesitas una pizca de no cordura (por no decir locura). Las personas mentalmente rígidas y estrictas consigo mismas son personas normativas. Suelen encerrarse en una cárcel fabricada por ellas mismas y el medio educativo, cuyos barrotes son un conjunto de virtudes y valores no siempre racionales, de los cuales no pueden escapar. Se debaten entre el bien y el mal. Por lo general estos sujetos son más papistas que el Papa. Han puesto tantas condiciones y requisitos para transitar por la vida, que el camino se vuelve demasiado angosto y estrecho para andar cómodamente por él. Se golpean con las paredes de la autocrítica y los debería a cada paso. Otros, en cambio, recorren una verdadera autopista cómoda y tranquila. El estilo de "golpearse" y castigarse no es precisamente el mejor terreno para que germine y prospere un auto-concepto sin pies de barro. Ser flexible es, sin lugar a dudas, una virtud de las personas inteligentes.

Pero tal como he señalado anteriormente, por evitar algo que creemos malo, hacemos algo peor. Por evitar ser una "veleta", definimos una meta y atascamos (algunos hacen una especie de soldadura) el timón rumbo a ella. Absurdamente sacrificamos el derecho a cambiar de opinión y a equivocarnos, por la seguridad aparente de viajar por una ruta inmodificable. Consideramos erróneamente que es la única y mejor manera de andar por el mundo.

Como una grotesca caricatura, las personas muy autocríticas se colocan una camisa de fuerza para no desquiciarse, y el resultado, paradójicamente, es el desajuste psicológico. Definitivamente debes intentar ser menos duro contigo mismo.

Salvando el auto-concepto

Veamos una guía que puede servirte para salvaguardar tu auto-concepto del autocastigo indiscriminado.

1. Trata de ser más flexible, tanto con otros como contigo

No utilices el criterio dicotómico extremista para evaluar la realidad, incluyéndote tú. No pienses en términos absolutistas: no hay nada totalmente bueno o malo. Recuerda que debes tener tolerancia a que las cosas se salgan a veces del carril. Si eres inflexible en tus cosas, chocarás violentamente con la realidad; ella no es total o definitiva. Aprende a soportar, a perdonar y a entender tu rigidez como un defecto, no como una virtud. Las cosas rígidas son menos maleables, no soportan demasiado y se quiebran. Si eres normativo, perfeccionista, intolerante y demasiado conservador, no sabrás qué hacer con la vida. Ella no es así. La gran mayoría de los eventos cotidianos te producirán estrés, porque no son como a ti te gustaría que fueran. Concéntrate durante una semana o dos en los matices. No te apresures a categorizar de manera terminante. Detente y piensa si realmente lo que dices es cierto. Revisa tu manera de señalar y señalarte. No seas drástico. Busca a tu alrededor personas a las cuales ya tienes catalogadas y dedícate a cuestionar tu rotulación. Busca evidencia en contra, descubre los matices. Cuando evalúes, evita utilizar palabras como siempre, nunca, todo, o nada. No rotules a las personas, tú incluido, con totalidades. Tal como decía un destacado psicólogo, no es lo mismo decir: "Robó una vez", a decir: "Es un ladrón". Las personas no "son", simplemente se comportan. La intransigencia genera odio y malestar. Ya es hora de que vuelvas añicos tu rigidez.

a. Permítete no ser tan normativo. Eso no te hará un delincuente. Si tienes cinco días para pagar una cuenta, págala al quinto, y si no hay riesgo legal, al sexto o séptimo. No llegues siempre temprano. Pisa el césped. Intenta gritar en una biblioteca. Sé más informal un día, a ver qué ocurre.

b. Trata de no ser perfeccionista. Desorganiza tus horarios, tus ritos, tus recorridos, tu manera de ordenar las cosas, etc. Convive con el desorden una semana. Piérdele el miedo.

c. No rotules, ni te auto-rotules. Intenta ser benigno. Habla sólo en términos de conductas.

d. Concéntrate en los matices. Piensa más en las alternativas y las excepciones a la regla. La vida está compuesta de tonalidades más que de blancos y negros.

e. Escucha a las personas que piensan distinto de ti Esto no implica que debas necesariamente cambiar de opinión, simplemente escucha. Deja entrar la información y luego decide. Recuerda: si eres inflexible y rígido con el mundo y las personas, terminarás siéndolo contigo.

2. Revisa tus metas y las posibilidades reales para alcanzarlas

No te coloques metas inalcanzables. Exígete a ti mismo de acuerdo con tus posibilidades y habilidades. Si te descubres intentando subir algún monte Everest, o cambias de montaña o disfrutas del paseo. Cuando definas alguna meta, también debes definir los escalones o las sub-metas. Intenta disfrutar, "paladear" el subir cada peldaño, como si se tratara de una meta por sí misma. No esperes hasta llegar al final para descansar y disfrutar. Busca estaciones intermedias. Pierde tiempo en esto. Escribe tus metas, revísalas, cuestiónalas y descarta aquéllas que no sean vitales. La vida es muy corta para desperdiciarla. Recuerda, si tus metas son inalcanzables, vivirás frustrado y amargado.

3. No auto-observes sólo lo malo

Si sólo te concentras en tus errores, no verás tus logros. Si sólo ves lo que te falta, no disfrutarás del momento, del aquí y el ahora. "Si lloras por el sol, no verás las estrellas". No estés pendiente de tus fallas como un radar. Acomoda tu atención también a las conductas equivocadas. Cuando te encuentres focalizando negativamente de manera obsesiva, para.

4. No pienses mal de ti

Sé más benigno con tus acciones. Afortunadamente no eres perfecto. No te insultes ni te irrespetes. Lleva un registro sobre tus auto-evaluaciones negativas. Detecta cuáles son justas, moderadas y objetivas. Si descubres que el léxico hacia ti mismo es ofensivo, cámbialo. Busca calificativos constructivos. Reduce tus autoverbalizaciones a las que realmente valgan la pena. Ejerce el derecho a equivocarte. Los seres humanos, al igual que los animales, aprendemos por ensayo y error. Algunas personas creen que el aprendizaje humano debe ser por ensayo-éxito. Eso es mentira. El costo de crecer como ser humano es equivocarse y "meter la pata". Esta ley universal es inescapable. Decir: "No quiero equivocarme", es hacer una pataleta y un berrinche infantiles. Es imposible no equivocarte, como lo es que no haya aceleración de la gravedad. Los errores no te hacen mejor o peor, simplemente te curten. Sólo te recuerdan que eres humano. Cuando hablemos de tu auto-eficacia volveremos sobre el miedo a equivocarse.

Recapitulemos y aclaremos. La autocrítica moderada, la auto-observación objetiva, la autoevaluación constructiva y el tener metas racionalmente altas, son conductas necesarias. Muy posiblemente han colaborado en la adaptación del ser humano. Estos procesos no son malos en si mismos, depende de cómo se utilicen y para dónde apunten. Mal utilizados, de manera rígida, dura, destructiva y compulsiva, afectan el auto-concepto. Utilizados adecuadamente sirven como una guía alentadora. Socialmente hablando, no se ha enseñado a hacer un buen uso de ellos. Se nos presenta la auto-crítica despiadada como un valor y como la llave del éxito; pero posiblemente por desconocimiento, no se nos ha alertado sobre sus posibles consecuencias. Evitando un extremo, indudablemente pernicioso (la pobreza de espíritu, la pereza, el fracaso, el ser "poco” y el no tener metas en la vida), se ha llevado el péndulo hacia el otro extremo, igualmente dañino y nocivo.

Nuestra cultura pareciera preferir personas psicológicamente perturbadas pero exitosas, a personas psicológicamente sanas pero fracasadas. Sin embargo, el éxito aquí es secundario. De nada sirve si no se puede disfrutar de él. La insatisfacción frente a los propios logros y la ambición desmedida actúan como un motor, pero por funcionar de manera sobreacelerada suele quemarse antes de tiempo. Eres una máquina especial dentro de límites razonables. No reniegues de ti.


HACIA UNA BUENA AUTO IMAGEN

“Uno de los trucos de la vida consiste más que en tener buenas cartas, en jugar bien las que uno tiene”
JOSH BILLINGS 


En casi todas las épocas y culturas, la “belleza” ha sido admirada como un don especial. De manera similar, las sociedades se han caracterizado por sancionar la “fealdad”. Las personas somos crueles con aquellos que reúnen las características de feas. Es común ver cómo los niños se burlan de los “gordos”, los “bajitos”, los “altos”, los “narigones”, los muy “flacos”, etc. Los humanos no toleramos los extremos estadísticos. No es sorprendente que los extremos sean considerados raros o atípicos, lo que llama la atención es que resulten desagradables. Obviamente no me refiero a las personas que desafortunadamente nacen con malformaciones manifiestas o han sufrido, por diversas causas, deformidades (aunque la crueldad también suele verse en estos casos). Como sea, el aspecto que adopta la estructura molecular de nuestro cuerpo es fuente de atracción o repulsión.

El juicio estético que la cultura da a la apariencia física, tiene enormes consecuencias para nuestro futuro. Tal como lo sustentan un número considerable de investigaciones, las opiniones, cualesquiera sean ellas, se ven afectadas por el grado de atractibilidad del observado. Dicho de otra forma, los juicios hacia las personas hermosas son más benignos.

No hay un criterio universal de belleza. El patrón ideal de lo que es hermoso se aprende a través de las experiencias personales y sociales del entorno inmediato. La propia imagen corporal se forma por la influencia de dos fuentes de datos: el ambiente social y los medios de comunicación.

El grupo de referencia y las relaciones que establecemos con las personas son determinantes. Si el grupo que conforma el núcleo familiar considera la belleza física como un valor y el niño no reúne las características esperables de "lindo", no será aceptado incondicionalmente: "Algún defecto tenía que tener". Los niños oyen y ven más de lo que creemos. Así nos vamos convenciendo de que somos la versión humana del patito feo. Las familias que hacen de la belleza un don apreciable y fundamental, no solo crean en el niño la necesidad de ser hermoso, sino que inculcan estándares e ideales inalcanzables de belleza física. En mi experiencia profesional he visto infinidad de personas que, siendo de una belleza normal e incluso más, se reprochaban de manera irracional el ser “feas” o “desagradables” por no llegar al supuesto ideal familiar.

La insatisfacción frente a la propia apariencia física también depende de otra comparación social. Una de mis pacientes había tenido la mala suerte de que sus tres mejores amigas eran modelos y habían ganado una serie de concursos de belleza. “Cuando salíamos las cuatro – decía -, me sentía la mujer más horrenda del mundo... Como si fuera poco, siempre me tocaba el más bobo o el más feo”. El tener amigos demasiado atractivos puede ser un verdadero dolor de cabeza.

Otro factor que define notoriamente la auto-imagen es el éxito alcanzado con el sexo opuesto. Las personas "gustadoras" no suelen tener problemas de auto-imagen, lo cual no significa que no se preocupen por ella. Aunque la belleza física no garantiza necesariamente el éxito en la conquista, allana la mitad del camino. Los adolescentes que fracasan en conseguir pareja, generan problemas de auto-imagen en un gran porcentaje de casos.

Una de las causas más terribles y devastadoras de la pérdida de auto-imagen es la burla. En la temprana infancia, cuando los niños son cruelmente sinceros, comienzan a gestarse los llamados complejos. Por alguna extraña razón, los apodos y los sobrenombres siempre dan donde más duele. Usar gafas es una verdadera tortura china. Ser gordo, cabezón, narigón, bizco, etc., no pasa desapercibido para los demás niños. Los defectos son detectados inmediatamente y señalados sin piedad. Y aunque se produzca una metamorfosis positiva con los años; es decir; que el defecto desaparezca, la burla deja sus huellas. A medida que crecemos y aprendemos lo "lindo" y lo "feo", ya no necesitamos que se nos diga; basta con mirarnos al espejo. Iniciamos, sobre todo en la preadolescencia y en la adolescencia, una revisión detallada y crítica de lo que somos físicamente. Pero no lo hacemos con cuidado, somos feroces y desalmados con nosotros mismos. Criticamos nuestro color de piel, el cabello, los dientes, los ojos, las piernas, los dedos, etc. Ya no necesitamos jueces externos, hemos aprendido a criticar la propia apariencia física con el metro implacable de la "perfección". Es increíble la habilidad de algunas personas para detectarse defectos, barritos, arrugas, espinillas, veinte gramos de más o cualquier problema similar. No estoy criticando el cuidado o el arreglo personal, sino la preocupación obsesiva por ser "bello" siempre y a toda hora.

Si la autoafirmación personal gira alrededor de la belleza física, esto no sólo indica una pobre vida interior, sino una muerte prematura. La necesidad imperiosa de mantener la juventud y la belleza a toda costa, y no entender el "encanto" de las distintas edades, lleva indefectiblemente a la depresión. Muchas personas no se conforman con ser atractivas a sus treinta o cuarenta años, sino que añoran los dieciocho, de cintura pequeña, piel tersa y carne firme. No aceptan el paso de los años. Angustiosamente se comparan con los jóvenes y se disfrazan de adolescentes, perdiendo su verdadera capacidad de seducción.

Resumiendo, el ambiente inmediato en el cual crecemos y las experiencias que en él tenemos sobre nuestra apariencia física, determinan el grado de auto-aceptación. Los diversos episodios de contacto con otras personas, y más tarde la propia comparación, son almacenadas en la memoria en forma de auto imagen.

Todo este ir y venir, lo que nos dice qué somos y cómo somos, nuestros éxitos y fracasos con el sexo opuesto, las influencias del medio familiar y cómo nos vemos, está inmerso en un contexto mayor y bajo la influencia manipuladora de los medios de comunicación.

Cualquier persona relativamente instruida aceptará el hecho de que no existe un criterio universal y absoluto de lo que "debe" ser lindo o feo. Recuerdo que mi abuela cuando describía a alguna mujer de su época, que había sido hermosa según su parecer, decía: "¡Qué hermosura de mujer! Era gordita, blanca como la leche, con unos hermosos cachetes saludables y unos labios rojos como fresas".

Cuando ella comentaba esto, los nietos nos desternillábamos de la risa y los más grandecitos hacían muecas de desagrado. Hoy en día esas bellezas ''antiguas" harían las delicias de más de un cirujano plástico. No es tan fácil "comprender" el atractivo de las divas del cine mudo, la miss universo de 1948 o los cuerpos "esculturales" (Boteros) de los años sesenta. Los indios Lesú de Guatemala gustan de mujeres grandes y fuertes, los franceses prefieren las modelos delgadas y los italianos a Sofía Loren. Es muy común reírse ante las fotos de la juventud, de las patillas tipo Elvis Presley o del pelo largo de los Beatles. La belleza es algo relativo a la época y al lugar. Nadie es dueño de la verdad. Se nos inculca y enseña qué cosa debe ser considerada "bella" o "fea", pero de ninguna manera es una verdad absoluta.

Esto significa que puedes decidir tu propio concepto de lo bello. Es difícil pero vale la pena intentarlo. Así como vestirse bien no implica seguir dócilmente la moda, para gustarte a ti mismo no tienes que utilizar los criterios que venden los medios de comunicación. No debes ser super estilizada, mona y de ojos azules, como las modelos de las propagandas televisivas de las Diet; tampoco debes parecerte necesariamente a Robert Redford. No hay razones teóricas y científicas para sentirte estéticamente agradable. Los requisitos sobre tus preferencias son básicamente afectivos. Me gusto porque me gusto. En las cuestiones afectivas, de agrado o desagrado, los "porqués" generalmente sobran y no aportan nada nuevo, por el contrario, confunden. En cuestión de gustos la lógica sobra. Como en el amor, el sentimiento de atracción es total, no verbalizable, automático e inexplicable. Muchas veces conocemos a una persona que "nos gusta" y no podemos explicar exactamente que nos atrae. Más aun, a veces nos gustan personas que van en contra de todas nuestras exigencias estéticas. He conocido gente racista enamorada de gente de color, comunistas enamorados de burguesas y maquilladores enamorados de mujeres con un cutis que no tiene arreglo. No sólo hablo del amor, que suele ser ciego, sino de sentirnos atraídos físicamente por personas que conscientemente consideramos poco atractivas.

Cuando se trata de uno mismo, le echamos demasiada cabeza al asunto. Nos comparamos con un ideal publicitario y con criterios ajenos a los propios. Podemos sentirnos atraídos por una persona que no sea bella, pero si se trata de la propia auto imagen somos implacables. No hay un criterio absoluto de belleza. La atracción es algo automático e inconsciente. Sin embargo, la propia aceptación física la llevamos a cabo mediante un proceso súper racional, utilizando para ello criterios masificados que digerimos sin cuestionamientos de ningún tipo. Si no somos capaces de aceptamos sin chistar, por lo menos utilicemos estándares racionales. La mayoría de la gente no se aproxima siquiera a los criterios de belleza que nos venden los medios de comunicación, ni reúne los requisitos de la cultura occidental para ser considerada hermosa. Si la convención social hubiese sido más benigna en sus cánones, no existirían los concursos de belleza y se quebrarían todas las empresas que giran alrededor del negocio de lo hermoso. Lo importante, entonces, no es ser bello sino gustarse a sí mismo. Para lograrlo no es conveniente utilizar criterios rígidos y estrictos.

Las propagandas tienen por objetivo mostrarte cuánto te alejas de la belleza "perfecta". Ellas te ofrecen un producto para alcanzar ese ideal. Si aceptas pasivamente ese modelo de belleza, terminarás pensando que eres horrible. Ya debes de haber sentido la sensación, no muy agradable, de estar metido en una llanta después del comercial. Sin embargo, no todo lo que se muestra y dice en publicidad es necesariamente exagerado o falso. Por ejemplo, es verdad que la belleza tradicional facilita la consecución de algunos objetivos y abre determinadas puertas. Pero de ninguna manera es imprescindible, fundamental y determinante para la gran mayoría de las metas. Muy posiblemente facilite la carrera de actriz o modelo, pero no es un requisito para estudiar agronomía o ingeniería - a menos que el examinador se deje llevar por la apariencia física del o la solicitante -.

Lo correcto sería destacar las cosas que realmente te agradan de ti mismo y no lo que las convenciones establecen como adecuadas, lo que realmente te gusta, aunque no coincida con la "onda" general. Vale la pena arriesgarte a revisar tus conceptos estéticos. Si descubres que la mayoría coincide contigo en cuestión de gustos, bienvenida la moda. Los medios de comunicación te regalan en promoción un estilete para cercenar las pocas o muchas cosas que podrían gustarte de tu apariencia personal.

No estoy en contra de que las personas sean sinceras consigo mismas, manifiesten su desagrado y se "arreglen". El peligro son los criterios absurdos e irracionales del buen gusto y la belleza. Si los aceptas como una necesidad vital, serás esclavo de ellos. Tu poder de decisión quedará resumido a una revista de modas, a lo que la decoradora diga y lo que "se usa" o "no se usa". Por ejemplo, sentirse bien vestido es algo agradable (a veces he pensado que la mayor felicidad que comparten los invitados a un casamiento, familiares incluidos, no es la alegría del que se casa, sino el sentirse elegantes), pero estar pendiente obsesivamente de los cánones puede resultar muy molesto. Una de mis pacientes convertía el supuesto placer de comprar ropa en un verdadero suplicio. "Doctor - decía - me angustio porque no sé qué debo comprar". Yo le contestaba: "Lo que le guste", a lo cual ella replicaba: "¿Y cómo sé que mi gusto es el correcto?". En cuestión de gustos no hay errores. Tienes el derecho a elegir lo que te plazca y lo que quieras. Inclusive gustar de ti mismo aunque no seas aceptado por los estilistas, la moda y las decoradoras.

Tu cuerpo y el modo en que lo cubras debe gustarte primero a ti. Quienes entren en tu territorio lo harán porque "gustan de tu gusto" y no porque admiran qué tan actualizada o actualizado estás en cuestiones estéticas. Vístete, píntate, adelgaza, pero para halagarte, no para halagar.

Recapitulemos lo dicho hasta aquí. La auto imagen es aprendida a través de nuestras experiencias con el ambiente inmediato (amigos, novios, familia, etc.) y del aprendizaje social que hacemos de los medios de comunicación. Por lo general los niveles de atracción o rechazo, es decir nuestras predilecciones de lo agradable o desagradable, son procesados inconscientemente y en un ámbito puramente afectivo. Cuando el gusto va dirigido hacia uno mismo, nos detallamos demasiado y la atención se orienta a los defectos. Utilizamos una lupa más potente que cuando nos dirigimos a los otros. Esta autocrítica es cruel e inclemente debido al patrón de medida ideal e irracional que muy amablemente nos ofrecen los vendedores de belleza.

A veces ese ideal perfeccionista de la belleza produce estragos psicológicos. Una de mis pacientes mantenía la firme convicción de que no era atractiva, siendo en realidad muy hermosa. Pese a los intentos de persuasión, su idea se mostraba inquebrantable: "Doctor - decía -' yo le agradezco sinceramente los esfuerzos. Entiendo además que usted jamás me diría que soy fea porque me precipitaría al suicidio o a cometer cualquier locura..." Se decidió aplicar procedimientos objetivos para mostrarle a la paciente la realidad tal cual era. Se diseñó un experimento típico de medición de actitudes para convencerla de que no era una mujer fea. La paciente se sentaba en la cafetería de la universidad junto a dos mujeres atractivas elegidas por ella, que hacían las veces de distractoras. Se le pidió a un grupo de cien estudiantes que evaluaran en una escala de uno a diez el grado de belleza, atractibilidad, deseabilidad y sensualidad, tanto de la paciente como de las otras dos mujeres que ella había seleccionado. Como era esperable, el 95% de los estudiantes la evaluaron como muy bella, sensual, atractiva y deseable. Se le sugirió que pensara y meditara en los resultados obtenidos ya que éstos no confirmaban la supuesta fealdad. La paciente se mostró sorprendida y anonadada. Pensó un rato y luego contestó: "Es increíble... No puedo creerlo... Estoy realmente sorprendida... Jamás pensé que la gente tuviera tan mal gusto!" Pese a la evidencia irrefutable de los datos, nunca pudimos hacerle cambiar de opinión. Su idea era absolutamente inmodificable. Se sentía fea. La creencia de la perfección absoluta la absorbía hasta el extremo de castigarse por no ser perfecta. Muchas personas poseen el vicio de darle más importancia a lo que les falta que a lo que tienen. Sólo lo valoramos cuando lo perdemos. Desgraciadamente suele ser tarde.

Mejorando la auto imagen

Para salvaguardar tu auto imagen o rescatarla, si es del caso, debes tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. Trata de definir tus propios criterios de lo que es bello o estético

No te dejes llevar de la mano por los "conocedores". En este tema nadie sabe nada. No te dejes regañar por tus gustos. Trata de ser una persona espontánea y auténtica cuando elijas. Lo atractivo para ti es una elección que solo tú puedes hacer. Arriésgate a ensayar e inventar sobre tu arreglo personal. Juega y disfruta con variaciones sobre la manera de vestirte, peinarte o pintarte. A la pregunta estúpida: "¿Se usa?", simplemente contesta: "No tengo la menor idea". Muy a pesar tuyo, descubrirás que la gente comenzará a imitarte. Arréglate para ti y no para otros.

2. Descarta la perfección física y los criterios estrictos

No hay un absoluto. Hay niveles de atracción. Hay gorditos atractivos, delgados insípidos, y viceversa. Hay bajitas sensuales, espigadas insulsas, y viceversa. No pierdas el tiempo pensando lo que te faltó para ser una Afrodita o un Adonis. Disfruta lo que tienes y no te exijas lo imposible. La idea de la perfección sólo te llevará a focalizar la atención en tus defectos y a olvidar tus encantos.

3. Descubre y destaca las cosas que te gustan de ti

Siéntete orgulloso y feliz de tus atributos físicos. No importa si son muchos o pocos, eres afortunado por lo que tienes. No escondas las cosas que te agradan de ti: destácalas, muéstralas y disfrútalas. Nunca pienses que has "agotado" tus encantos. Explora y te sorprenderás de las cosas atractivas, interesantes, seductoras y sensuales que puedes hallar en ti. Focaliza la atención en las cosas tuyas que te resulten agradables.

4. Tu auto imagen se transmite a otros

Si te sientes una persona poco interesante y atractiva, darás esa imagen a los demás. La gente te tratará como inadecuada y te hundirás cada vez más en una auto imagen oscura y triste. Rompe el círculo vicioso. En cierta manera la belleza es una actitud. Los famosos "feos" o "feas-atractivas" son el resultado de una actitud positiva hacia sí mismos. Si te auto-compadeces, te compadecerán. Si te tienes lástima, inspirarás pesar. Si te ves a ti mismo como desagradable, te rechazarán. La mejor manera de romper el círculo negativo es gustarte. Si te sientes irresistible y atrayente, no cabe duda, serás una persona bella. Prueba a jugar el papel de alguien sin complejos, a ver cómo te sientes. Como un ensayo de conducta, siéntete irresistible con las demás personas e intenta comportarte en esa dirección. El círculo comenzará a quebrantarse.

5. El aspecto físico es sólo uno de los componentes de tu auto imagen

Ser bien parecido es uno de los tantos requisitos de la atractividad. No es el único. Ni siquiera el más importante de la atracción interpersonal. Tu estructura molecular (aspecto físico) no garantiza todo. Las personas, además de "lindas" o "feas", pueden ser cálidas, amables, inteligentes, tiernas, seductoras, sensuales, interesantes, educadas, alegres, afectuosas, graciosas, etc. Hay personas que poseen "magia". Tienes muchas opciones para "gustarte". No digo que descuides tu físico, sino que lo ubiques en el lugar que le corresponde. Pregúntate qué más tienes fuera de huesos y piel.

6. No importa qué seas o cómo seas. Si realmente te agradas y gustas, siempre encontrarás alguien que guste de ti

El auto desagrado inmoviliza. Las personas que no se gustan anticipan el rechazo y evitan la gente. Muestran miedo a la evaluación negativa y ansiedad social. Viven con un alto nivel de frustración por considerar casi imposible que alguien se sienta atraído por ellas. No intentan la coquetería y la seducción, porque se consideran ridículas en ese plan. Nunca dan el primer paso, y si alguien se acerca lo ahuyentan con sus inseguridades y prevenciones. Gustarse es abrir los horizontes afectivos. Es arriesgarse y aumentar las probabilidades de conocer gente.

HACIA UNA BUENA AUTO ESTIMA

“Tal vez suceda que una vez cada siglo, la alabanza eche a perder a un hombre o lo haga insufrible, pero es seguro que una vez cada minuto algo digno y generoso muere por falta de elogio”

Si alguien dijera: "Mi pareja me elogia muy pocas veces, no suele darme gusto y cuando lo hace teme excederse, no se preocupa por mi salud, me dedica poco tiempo y casi nunca me contempla", estaríamos de acuerdo en dudar que existe un sentimiento de afecto.

El amor se exterioriza hacia afuera con conductas. Si no expreso el sentimiento positivo y hago lo arriba mencionado, el amor se vuelve algo inconcluso, trunco y descolorido. De manera similar, el amor a uno mismo debe expresarse con comportamientos tangibles, aunque la cultura los vea mal.

Promulgamos el amor al prójimo a los cuatro vientos, repudiamos la agresión y el mal trato a otros, pero se nos permite, y hasta es bien visto, que regateemos, economicemos y midamos las auto expresiones de afecto. ¿Por qué debemos ser miserables con nosotros mismos? ¿Cuántas veces nos auto elogiamos, nos damos gustos y nos contemplamos? No suele haber tiempo para eso. Si el trabajo dignifica al hombre, el descanso y la recreación también. Planeamos con una exactitud rigurosa los compromisos asumidos, horarios de trabajo, presupuestos económicos, visitas de condolencia, cambios de aceite al carro, idas al dentista, etc. El tiempo libre es, en cambio, considerado como un efecto residual, algo que "sobra" después del trabajo y que muchas veces no sabemos qué hacer con él. El trabajo es sagrado y nuestro tiempo libre no. La sociedad actual nos lleva a cien kilómetros por hora en un viaje donde no hay tiempo para el paisaje. Si alguien se detiene, le pasan por encima... ¡No hay tiempo! El descanso se ha reducido a una función pasiva de recuperación de fuerzas. Muchas personas no duermen, ¡se desmayan!

Debemos disponer de tiempo para los hijos, la pareja, los padres, pero no se nos ocurre utilizar algunas horas en beneficio propio. Pensamos que el tiempo mejor aprovechado es el destinado a producir bienes materiales o dinero. No nos interesa producir salud mental. Muchos de mis pacientes se sienten culpables cuando están sentados debajo de un árbol mirando cómo se mueven las hojas. Otros sólo ven en el campo la posibilidad de una finca ganadera: la inversión sólo se justifica si redunda en cosas vendibles.

Es indudable que la cultura no enseña a "perder el tiempo" de manera psicológicamente productiva, esto es, dándonos gusto y contemplándonos. El miedo a caer en el ocio ha desarrollado un patrón de conducta hiperactivo. Irracionalmente creemos que es fundamental mantenerse "activos" casi todo el tiempo, o sea, haciendo algo. Se considera que pensar, soñar, fantasear, dormir, meditar o mirar, no es actuar. Así, dedicarse a uno, es sinónimo de vagancia o "buena vida". Si pensamos de este modo, jamás disfrutaremos de amarnos, ya que siempre podríamos estar haciendo algo "más productivo". Es un acto de irresponsabilidad no dedicar tiempo a ti mismo.

Quererse a sí mismo, en principio, no debería ser distinto a querer a otros. Cuando amamos a alguien, intentamos hacérselo saber con actos dirigidos a producirle bienestar y satisfacción. De manera similar, debes demostrarte a ti mismo que te quieres con actos dirigidos a producir auto bienestar y auto satisfacción.

Es absurdo que algo tan obvio no se cumpla. Casi siempre ocupamos el último lugar en nuestra capacidad de expresión de afecto. Vivimos postergando las gratificaciones que merecemos y nos decimos: "Algún día lo voy a hacer", pero ese día suele no llegar. Desde niños se nos inculca que el auto control y la postergación de lo placentero nos diferencia de los animales. Pensar que los humanos jamás deben reaccionar a sus deseos de manera inmediata y que deben aprender a esperar, se ha exagerado sin lugar a dudas. Postergar los reforzadores puede ser una habilidad importante en una dieta, para dejar de fumar o intentar no ser agresivo, pero si hacemos de la postergación del placer una manera de vivir, nos convertiremos en zombis. La vida irá perdiendo lentamente su lado ameno y satisfactorio. El costo será la insensibilidad. El estar con el freno de emergencia puesto las veinticuatro horas viendo si es prudente, adecuado, conveniente o no, puede llevarte al letargo afectivo y a la indiferencia absoluta. Perderás la capacidad de vibrar y de emocionarte. Crearás una coraza y te acostumbrarás a lo rutinario.

La vida cotidiana en la cultura industrializada no ofrece demasiadas oportunidades de disfrute. Nos anestesia. Si dejamos de auto administrarnos una dosis de gratificación, nadie lo hará. El auto control no es, de ninguna manera, sinónimo de responsabilidad. Muchas personas se sienten irresponsables si se exceden o "caen" en ciertas tentaciones, como por ejemplo escaparse del trabajo un rato antes. La idea rígida del cumplimiento y el deber para con los otros nos ha hecho olvidar el compromiso que hemos contraído con nosotros mismos al llegar a este mundo: crecer como personas. Y es imposible crecer si no nos queremos nosotros mismos. No controles todos tus “antojos”. Tírate una canita al aire. Quítate el freno y date gusto. El mejor antídoto contra el malestar psicológico es el autorefuerzo.

Filosofía hedonista

Hedonismo significa placer, satisfacción, regocijo, goce y bienestar. Una filosofía hedonista implica un estilo de vida orientado a buscar el disfrute y a "sacarle el provecho" a las cosas que nos rodean. No expresa, como creen algunos, una conducta irresponsable y descontrolada. Tampoco significa desconocer la importancia de la disciplina y la organización. La persona hedonista no es un corrupto superficial que sólo busca los placeres mundanos de comer y beber. Tratar de pasarla lo mejor posible no es sinónimo de vagancia, pereza o donjuanismo. No es evitar la lucha cotidiana y los problemas, sino reconocer honestamente lo que te hace feliz, trabajar activamente para conseguirlo y disfrutarlo (sentirlo) intensamente, sin culpas, ni remordimientos. Entre el extremo del auto control excesivo (ascetista) y la búsqueda desenfrenada del placer inmediato (epicureismo), hay un punto intermedio donde es posible el deleite responsable. La filosofía hedonista encierra la aceptación implícita del derecho a disfrutar. La filosofía anhedónica (lo contrario de hedonista) es el culto a la insensibilidad; es el mejor caldo de cultivo para que prospere la infelicidad.

Si vives enfrascado en una forma de vida avara, perderás la posibilidad de vivir con pasión. Es imposible aprender a quererte a ti mismo si no aceptas vivir intensamente. Algunas personas confunden el "no sentirse mal" con el "sentirse bien”. Dejar de auto castigarse y de sufrir no es suficiente. Hay que dar un paso más, premiarse y tener una filosofía orientada al placer. De otra forma tu vida, de por sí corta, se irá convirtiendo en simple y aburrida. Como un huevo sin sal: insípida.

Uno de los grandes males del siglo veinte es la escasa capacidad de sentir pasión. No importa hacia qué, la pasión es darle sentido a la vida, es crear un sentimiento de alto grado de fuerza y vigor, es vibrar con energía. Algunos afortunados, aun bajo la fuerte influencia de la analgesia social, logran una pasión que los lleva al pleno potencial hedonista. No hace falta subir la montaña más alta del mundo o cruzar a nado el Amazonas. El pleno disfrute se observa también en las cosas cotidianas, como coleccionar escapularios, cultivar rosas, leer, ir al cine, escribir, cocinar, jugar ajedrez, ser radioaficionado, pintar, etc. Cualquier cosa que elijas puede convertirse en tu pasión, si trabajas activamente para ello.

Si sabemos que es vital para nuestra salud mental, ¿por qué no somos hedonistas?, ¿Por qué nos resignamos a un estilo de vida rutinario y poco placentero? Los humanos, quizás por querer ser "demasiado humanos", hemos perdido algunas capacidades fundamentales que heredamos de nuestros antecesores animales. El desarrollo de la corteza cerebral y del lenguaje, si bien ha permitido evolucionar en muchos aspectos, nos ha alejado del legado sub cortical-emocional de nuestro pasado filogenético en dos factores principales: la conducta de exploración y la sensibilidad emocional.

La exploración es uno de los comportamientos que más garantiza el desarrollo inteligente y el desarrollo emocional de nuestra especie. La búsqueda permite el descubrimiento de las fuentes de alimentación, de guaridas y del apareamiento sexual en las especies inferiores. Esta investigación instintivamente generada, ayuda a que el sistema conductual heredado se enriquezca y permite aumentar el repertorio de recursos para afrontar peligros y preverlos. Es una forma de auto estimulación.

Algunas características de la vida animal son el desplazamiento y la modificación del medio para ponerlo al servicio de la subsistencia. La curiosidad es uno de los factores que ha permitido el desarrollo y mantenimiento de la vida en el planeta. Husmear, escudriñar y explorar, llevan a una de las mayores satisfacciones: el descubrimiento y la sorpresa. La exploración abre puertas que estaban cerradas a los sentidos y al asombro. Chocar con una realidad insospechada y quedar pasmados ante el hallazgo, boquiabiertos y suspendidos en un mar de incógnitas no resueltas, es sin duda una de las mayores emociones.

Lastimosamente, la civilización actual ha ejercido influencias desastrosas sobre nuestra capacidad de búsqueda. El avance tecnológico ha contribuido a la pereza y a la indolencia. Cada día caminamos menos. Nuestra vida ya no depende tanto de la capacidad de exploración. La atrofia del espíritu indagador ha dado paso a la costumbre sedentaria del ocio. La inercia ha reemplazado la audacia del explorador. Hemos desarrollado una intolerancia a la incomodidad que nos lleva a la postración, impidiendo ensayar cosas nuevas y experimentar. Poseemos listas interminables de rutinas y nos enorgullecemos estúpidamente de ellas porque generan "estabilidad". Somos más teóricos que empíricos. Tenemos miedo a lo desconocido, pocas veces nos aventuramos más allá de nuestro territorio y cuando lo hacemos organizamos las cosas de tal forma que nada escape a nuestro control; nada de imprevistos.

El que busca encuentra. La felicidad no llega a la puerta; hay que salir a buscarla y pelear por ella. ¿Hace cuánto que no sales a vagar sin rumbo fijo? ¿Qué no improvisas? ¿Desde hace cuánto no ensayas comidas, ropas, paseos, deportes o nuevas posiciones en el sexo? La frase que sirve como motor es: "¿Qué tal será ensayar esto?" Cuando induzco a mis pacientes a que incrementen su ambiente motivacional, muchos me dicen: "¿Y qué hago?". Yo les contesto: "Buscar". No hay una lista prefabricada sobre qué hacer de bueno con la propia vida. Hay que fabricarla escudriñando e indagando, y de cada diez puertas que abras, posiblemente una te muestre algo interesante y maravilloso que justifique el esfuerzo. La premisa más vale malo conocido que bueno por conocer, se convierte con el tiempo en la clave del entumecimiento y la inactividad emocional. Cuando lo cotidiano se vuelve demasiado usual y puedes prever tu futuro inmediato, significa que no has explorado lo suficiente. Cuando lo corriente se vuelve ritual, es hora de explorar. Necesitas desacostumbrarte y construir tu propia ecología. Si has perdido la capacidad de exploración, debes recuperarla. De otro modo jamás podrás acercarte a una filosofía hedonista.

El segundo factor que interfiere con un estilo de vida placentero es la capacidad de sentir. Algunas personas sólo perciben lo evidente. Si están en las cataratas del Niágara sólo verán "mucha agua". Cuando estén frente a un vitral, sólo verán un "vidrio pintado". El amanecer les recordará que llegó la hora de dormirse. Una mañana de sol les hará anticipar un día caliente. La lluvia sólo les impulsará a buscar un resguardo para "no mojarse".

Los sentidos primarios han sufrido, sin lugar a dudas, un adormecimiento. El olfato y el tacto han ido perdiendo importancia adaptativa para nuestra especie, pero son fuentes de placer si se reactivan. El oído se ha especializado en el lenguaje y ha perdido capacidad para detectar y discriminar otros sonidos de la naturaleza. El mirar, "sin echarle mucha cabeza", ha quedado en un segundo plano.

El sistema de procesamiento de la información humano tiene dos formas de operar. Una es voluntaria o controlada, y la otra automática o no consciente. La primera depende de aquellos estratos más desarrollados del sistema nervioso central (hemisferio izquierdo de la corteza cerebral) y procesa información lógico-lingüística. La segunda se estructura sobre la base de sistemas fisiológicos más antiguos (sistema límbico, hemisferio derecho, sistema nervioso autónomo) y procesa información emocional-afectiva. El sentimiento, a diferencia de los procesos de pensamiento, tiene algunas características que le son propias: es automático (no consciente), requiere menos esfuerzo mental, es inescapable, irrevocable, total, difícil de verbalizar, difícil de explicar y de entender. Cabe señalar que si bien ambos tipos de procesamiento presentan características distintas, interactúan y se entremezclan permanentemente. Dependiendo del caso, habrá predominio del uno o del otro. Es muy difícil la emoción pura o la lógica pura. Dicho de otra forma, si bien los sentimientos tienen un canal propio de procesamiento, éstos pueden verse obstaculizados o facilitados por la influencia de nuestros pensamientos. Nuestra cultura, por puro aprendizaje social, privilegia la razón sobre la emoción, es decir, que el cerebro más joven y evolucionado ejerza control sobre el más antiguo. Esto ha sido un avance evolutivo importante en la adaptación de nuestra especie, ya que algunas emociones potencialmente peligrosas, como por ejemplo la ira, han sido reprimidas de manera considerable. Sin embargo, el costo que hemos pagado por esta política de economía emocional, ha sido el sub-yugamiento de la emoción a la razón.

Hemos generado la insana costumbre de pensar demasiado sobre lo que sentimos, aunque el sentimiento sea positivo.








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