sábado

EL CRISTO





Si ustedes fueran al Capitolio de Caracas, Washington o Buenos Aires y me trajeran la información de cómo es, podría suceder lo siguiente: Si alguno fue por la parte norte, al regresar me diría que vio unas cariátides sosteniendo el techo. Los que vieron la parte sur le dirían a los que fueron por la parte norte que eso es mentira, que ahí no había cariátides sino un frontón griego, y los que sólo observaron los laterales y se encontraron con unos jardines le dirían a los otros, que allí no había cariátides, ni frontón griego, sino jardines.

Resulta que todos han ido al Capitolio, pero unos lo han visto por el norte, otros por el sur y otros por los laterales. Todos han ido al Capitolio pero han visto partes diferentes.

Lo mismo sucede cuando vamos a conocer o abordar el conocimiento del Cristo.

Esta enseñanza viene a ser el Segundo Pilar o base para que una persona viva en armonía con todo lo que le rodea, incluyendo el plano espiritual.

Si yo le pregunto a uno de ustedes, ¿qué es el Cristo? Me puede responder: Es El Hijo de Dios. Es el que siempre vemos en la Cruz. Es El que llevamos dentro.

Hay diferentes opiniones y nos preguntamos, ¿Por qué? Simplemente, porque todos han abordado el conocimiento de diferentes puntos de vista.

Pero, ¿quién es “EL CRISTO”?.

Vamos a abordar este conocimiento desde tres puntos de vista, así como el ejemplo del Capitolio.

Primero, el Cristo histórico; segundo, el Cristo Interno y tercero, el Cristo Cósmico.

¿Quién fue el Cristo histórico? El Cristo histórico fue el hijo de José y María, que alcanzó la estatura de Maestro: vivió y murió en Galilea. Ese es el Cristo de la historia. El que conoce todo el mundo y que la gente lo terminó identificando e inmortalizando como “El crucificado”.

Pero si abordamos el conocimiento de la palabra Cristo, vemos que viene del latín, “Cristus Cristi”, que quiere decir ungido, lleno de gracia. Generalmente se refería a las personas que recibían una unción con aceite sagrado. Así observamos que la palabra Cristo nada tiene que ver con una persona que está clavada en una cruz. Antes se decía que Cristo provenía de la palabra crucificado y es falso. Cristo es un ser ungido, lleno de gracia y no un señor clavado en una cruz.

Dios es el Rey de la Naturaleza y por ser nosotros sus hijos, somos Príncipes. Y un príncipe es una persona ungida con algo muy especial. Un Cristo ungido de la Divinidad.

Cada uno de nosotros somos hijos de Dios, perfectos. Acuérdate que Jesús dice: “Sois Dioses”. Y que en el Génesis de la Biblia dice: “Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza”. Somos Dioses.

Ahora bien, ¿tú crees que tú eres Dios cuando te pones furioso, vanidoso, cuando robas u odias a una persona? ¿Qué sucede ahí? Que lo que es Dios, es algo muy interno dentro de ti. Es la semillita de lo que tú eres en realidad. Y esa semillita está dentro de tú corazón y es quien verdaderamente es el hijo de Dios.

Todos llevamos esa fuerza que es Dios mismo dentro de nuestro corazón. Y es lo que a través de las religiones se le ha llamado “El Soplo del Espíritu Santo”, “La Divinidad en el ser humano”, el Yo Superior, el Ser Interno, el Principio Divino Universal. Eso es el Cristo Interno. Dios dentro de ti, llevando toda la unción y la bendición de lo que es Dios mismo. Cada ser humano lleva a Cristo dentro de su corazón, sea esta persona buena, mala o desagradable, cristiana, musulmán o de cualquier otra religión. Todo ser humano lleva la chispa de Dios dentro de su corazón. Y esto es lo que se llama el Cristo Interno.

Pero entonces, ¿qué relación tiene ese Cristo con Jesús? Resulta que esto que estás aprendiendo no lo sabe todo el mundo; hay una cantidad de personas que hoy en día lo desconocen al igual que en el pasado.

Hace dos mil años una persona llamada Jesús encarnó en su cuerpo físico, tangible, con toda la potencialidad de su Cristo Interno y se manifestó. El fue todo lo que nosotros llevamos por dentro, en nuestro corazón. El decidió actuar como canal directo de ese Cristo Interno y le dio rienda suelta, libertad para que se manifestara.

Todos nosotros tenemos ese Cristo Interno como lo tenía Jesús. Pero, ¿por qué no se manifiesta? ¿Por Qué nosotros no somos como Jesús? Recuerda que Jesús dijo “Vosotros podéis hacer cosas como las que yo hago y aún superiores”, “si tú le dices a esa montaña, levántate y vete al mar esa montaña te obedecerá”. Pero dime, ¿por qué no lo puedes hacer ahora? Porque te han llenado de ideas que tú no puedes y tu personalidad, con una cantidad de defectos, con odio, maledicencia, negación de la sabiduría, ha hecho que El Cristo que llevas dentro se envuelva en una cápsula como de acero, impenetrable, y por eso no puedes ver a Dios en ti.

Pero cuando uno comienza a pensar en positivo a leer libros como éste, sabes que tienes a ese Cristo dentro de ti mismo, y comienzas a meditar esa cápsula empieza a romperse y El Cristo se manifiesta.

Ahora, me preguntarás: ¿cómo hago yo para pensar, ver y sentir a Dios dentro de mí? Muy fácil. De la corriente de energía suprema de tu Yo Superior baja a tu cuerpo físico un conducto llamado el Cordón Plateado y entra por la cabeza, entre el parietal y el occipital, y cuando llega a tu corazón estalla en una llama triple, rodeada de una luz inmensa, de color blanco. Es igual a un sol. Y allí en esa llama triple están contenidos todos los aspectos de Dios; Voluntad, Sabiduría y Amor. Has visto en las iglesias cuando simbolizan a Dios como Padre Eterno le pintan un triángulo en la cabeza; sus tres puntas simbolizan: Voluntad, Sabiduría y Amor. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¿Por qué son esos tres aspectos y no otros? Porque un universo constituido solamente con voluntad de existir, si no tiene cohesión o amor y si no hay sabiduría en la constitución molecular de las cosas, no puede mantenerse de manera perfecta. Si existe amor sin la voluntad que cohesione ese amor y si no hay la inteligencia, tampoco puede existir. Igualmente, si hay inteligencia sin voluntad ni deseo de que el universo exista, tampoco puede manifestarse.

Dios funciona con tres aspectos en conjunto, y de esos tres aspectos se desprende todo lo que somos. Cada uno de nosotros llevamos dentro a Dios con sus tres aspectos: Voluntad, Sabiduría y Amor. Tú no le puedes decir a nadie que no sabes una cosa, porque Dios dentro de uno lo sabe. Cuando tú niegas voluntariamente que no sabes algo, estás tirándole la puerta a Dios en la cara. Cuando dices “Yo no puedo”, le estás negando a ese Cristo que tienes dentro la posibilidad de manifestarse. El puede darte toda la sabiduría, la voluntad, el poder de Dios mismo. Tu Cristo es Dios andando contigo a cada instante, desde que te levantas hasta que te acuestas. El es lo que de una u otra forma ha llamado la religión, el Ángel de la Guarda. Que es Dios mismo dentro de ti. Y todo ser humano lleva ese corazón de Luz con esos tres aspectos, que son tres llamas; que en un principio son pequeñas pero que luego van creciendo y se pueden poner como tu cuerpo.

La llama triple se manifiesta dentro del corazón. Una llama viva, dorada, moviéndose: es la Sabiduría de Dios. Toda la Iluminación y el Conocimiento de Dios, dentro de ti, para tu uso. Fíjate, si te hieres, la sangre emite una substancia para que la herida cicatrice. La digestión no la diriges tú, todo lo hace la inteligencia en tu cuerpo, que es el Rayo Dorado.

También vas a encontrar dentro de tu corazón la Fuerza, el Poder y la Fe de Dios en el Rayo Azul. Nunca puedes decir que no tienes fe, pues dentro de ti está la fe más grande del mundo.

En una tercera llama de color rosa, tienes todo el amor del mundo. Tú no puedes decirle a nadie que lo odias, ni tampoco rechazar a nadie, porque dentro de ti y esa otra persona está el Amor de Dios. No es solamente eso, sino que así como tienes tu Cristo Interno con sus tres llamas, todos los demás seres humanos también lo poseen. ¿Cómo vas tú a odiar, si los mismos aspectos de Dios dentro de tu corazón están dentro del corazón de tu prójimo? Más aún, si profundizamos en este estudio veremos que esa misma substancia está contenida en las flores, los árboles y todo. No hay nada en el Universo que no tenga los tres aspectos de Dios.

Tú me dirás que si le abren el pecho a una persona no encuentran las tres llamas. Es verdad. Es que te hablo del corazón espiritual. Esta verdad la han sabido, a través de todas las edades, las escuelas esotéricas, herméticamente cerradas. Y ahora se ha dado la gran oportunidad de que la humanidad entera se entere de que llevamos un Cristo Interno que es Dios verdaderamente para el hombre y por eso estamos enseñando.

Jesús, cuando vivió en Jerusalén, hizo todo lo que manifestó utilizando el poder del Cristo Interno. Él decía: “YO SOY el Camino, la Verdad y la Vida”. Es el YO SOY por el cual tú caminas hacia Dios.

Ahora hablaremos del Cristo Cósmico. El Cristo de Jesús, y el Cristo de todos nosotros están unidos. La suma de todos los Cristos, o Chispas Divinas, las abarca el Cristo Cósmico. Él es un ser real, tangible y visible conocido con el nombre de VISHNU. En la Tierra actualmente El Cristo Planetario es KOOT HOOMI y anteriormente fue MAITREYA que lo conocieron los cristianos con el nombre de Jesús, porque fue el que trabajó a través de Jesús, permitiéndole entrar a su cuerpo y manifestar la síntesis de todo lo que es Crístico en el Universo. El fue el que también encarnó en Krishna, y es el ser que esperan los evangélicos, los católicos y todas las personas. Pero no vayan a creer que El Cristo solamente tiene hábitat dentro de la iglesia católica y los evangelistas, que tanto anuncian que Cristo viene. Él tiene hábitat dentro de todas las religiones del mundo. Y cuando Él venga, no lo hará a ningún grupo en específico, vendrá a abrirles sus brazos a todos. ¿Por qué? Por lo que ya vimos: todo el mundo tiene parte de Él dentro de sí.

Si llevamos toda esta explicación al lenguaje cristiano, te podría decir que el Cristo Cósmico se metió dentro del cuerpo de Jesús y trabajó a través de la sangre de Él. Y en el momento en que ésta cayó en la tierra, cuando a Jesús lo crucificaron cada gota de sangre contenía todo lo que Cristo es. Y cayó en la tierra porque cada uno de nosotros es como si lleváramos una gota de esa sangre que es el Cristo dentro de nuestro corazón y es lo que se llama El Cristo Interno. Dios dentro del ser humano.

El regalo más grande que puedes ofrecer es vivir reconociendo el Cristo Interno que llevan los demás diciéndole “Bendigo tu Cristo Interior”.

Tú puedes llamar a ese Cristo Interno para todo lo que necesites cuando no comprendas algo, cuando falta el amor, para buscar lo perdido. Piensa que es Dios dentro de ti con todo su poder.

Una vez le preguntaron a Jesús que dónde estaba el Reino de los Cielos y dijo: “Cuidado, que está más cerca que tus propios pies”. Está dentro del corazón del ser humano y ahí es donde debemos buscarlo.

A través de los tiempos, en las lunas llenas de junio se ha celebrado un festival llamado el Festival de Asala, que es el festival de Cristo. Ese día las fuerzas crísticas están más vivas en toda la naturaleza que en otro día del año. El Señor Maitreya, hace algunos años dio una oración en la luna llena de junio llamada la Gran Invocación. Esta oración no le pertenece a ninguna religión, es una Oración Universal y puedes decirla diariamente.


Bibliografía Web actividad Saint Germain Rubén Cedeño (1997). Los Pilares de la Metafísica. Córdoba: Editorial Plateada



                                                                     

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