jueves

APRENDER A AMAR




Algunas religiones nos han inculcado que venimos a la Tierra a sufrir, que si no sufrimos no nos merecemos las felicidad o el cielo, y esta es una creencia judeo-cristiana errónea que ha hecho mucho daño, que ha hecho desgraciadas a muchas gentes, una creencia basada en la ignorancia, la superstición y el desconocimiento de nuestra verdadera finalidad en este mundo. La verdad es que no venimos a la Tierra a sufrir, si no a aprender del sufrimiento, que es muy distinto. No es tanto sufrir como objetivo final, sino más bien utilizar el dolor y el sufrimiento como un medio de aprendizaje. Y ¿Qué nos pueden enseñar el sufrimiento y el dolor...? Pueden enseñarnos algo muy básico e importante: a AMAR. Puedes empezar a sustituir esa creencia absurda en otra: “Vengo a la Tierra para aprender a AMAR”, y comprobarás que al alimentarla y vivir según ella, tu existencia empieza a adquirir un sentido totalmente distinto y tu mundo cambia de color.

Nadie quiere sufrir, y esto es evidente e indiscutible. Aunque una mitad de nuestro ser es de origen divino (parte Espiritual), la otra mitad de nosotros es de origen animal (parte Material), y esa mitad animal está instintivamente orientada hacia la supervivencia: huye del dolor a toda costa y busca la satisfacción de las necesidades más básicas. Desde el punto de vista puramente instintivo, esa tendencia es incuestionable. Pero no sólo somos un animal, también somos un ángel, un ser divino, y lo que quizá no sabíamos es que huyendo del dolor no encontramos ninguna solución válida a los problemas básicos de nuestra existencia, si no que siempre vivimos en una absurda y eterna lucha contra lo que llamamos “el mal”, y ninguna lucha tiene fin, no hay guerra que se pueda ganar, pues el mismo acto de luchar alimenta cada vez más al supuesto “enemigo”, sea cual sea éste : una persona negativa, un vecino pesado, una molestia, un pensamiento, un problema, un defecto, una emoción, una enfermedad, un virus o una adversidad. Tampoco se trata de aguantar, resistir, someterse, reprimir, humillarse o mendigar, ese sería el otro extremo y es igual de absurdo que la lucha o la huida.

La única salida posible del dolor y del sufrir consiste en el Amor. Nuestra consciencia o alma decidió venir a este planeta precisamente para aprender a amar a través del dolor, y hasta que no aprendemos eso no podemos desprendernos del sufrimiento. Hemos subrayado la frase para que no pierdas tanto el tiempo. En realidad como seres divinos no necesitamos el dolor para vivir, pero sí lo necesitamos para aprender algo a través de él, y ese algo es la gran lección universal del AMOR, una palabra tan trillada, gastada, mal empleada, distorsionada y mal entendida que a pesar de ello sigue siendo la lección pendiente y vigente más grande para la mayoría de seres humanos. Como seres espirituales venimos a este mundo para redimir el sufrimiento y transformarlo en energía amorosa. ¿Quién iba a hacerlo si no...?

¿Cómo podemos relacionar el AMOR y el DOLOR?, ¿no son cosas opuestas? Con el amor podemos transformar el dolor. Los traumas nos endurecen y cierran el corazón. El amor es el fuego del corazón, pero el fósforo que enciende ese fuego es el dolor; si el corazón está endurecido y cerrado, no podemos encender el fuego del amor sin la cerilla del dolor, el cual ablanda lo que está endurecido y abre de nuevo el corazón. En la escuela nos enseñaron una ley física que dice que “la energía no se crea ni se destruye, sólo se TRANSFORMA”. Y es cierto. No puedes crear dolor porque ya existe en este mundo; simplemente lo atraes a tu vida cuando necesitas aprender a amar y a transmutar, a ser un mago. Es cierto que el ignorar las leyes de la naturaleza nos hace sufrir, y la principal ley de la naturaleza es la ley del AMOR. Tampoco puedes destruir el dolor porque es una forma de energía, y cuanto más lo rechazas más lo alimentas, más energía le das y más crece. Lo único que puedes hacer con el dolor, como energía que es, es TRANSFORMARLO en otra cosa. ¿Transformarlo en QUÉ...? en Amor. Tu mente dirá “qué absurdo...”, y probablemente jamás se te habrá ocurrido tal cosa, pero es la mejor opción, de hecho la única opción posible para hacer desaparecer el dolor y el sufrimiento de tu vida, aunque más que hacerlos “desaparecer” ya puedes entender que se trata de convertirlos en otra cosa que todos queremos como el aire que respiramos: AMOR, AMOR, AMOR. La energía es universal, neutra, y en origen no tiene una intención creadora concretizada; esa intención se la damos nosotros y la cualificamos con el pensamiento y la actitud, con el deseo y la acción, y eso es lo que hace que la energía se manifieste en una forma u otra forma. Nosotros somos los creadores, los alfareros, moldeadores o magos.

Muchas personas le tienen miedo al amor. Inconscientemente temen enamorarse y caer en el amor; podrían perder la cabeza, podrían perder el “control”, podrían volverse locos... también tenemos miedo al amor porque tememos el dolor. Nuestro inconsciente asocia la palabra “amor” a muchas formas de sufrimiento que hemos vivido como supuesto amor : rechazo, abandono, sometimiento, apego y dependencia, agresión, maltrato, carencia y vacío, soledad, desamparo, odio, desconfianza, celos, envidia, egoísmo, etc. También nos da miedo el amor porque es algo tan grande que nos asusta y no sabemos cómo asimilar y manejar, como un niño con 30 millones de euros en las manos. De hecho estamos más acostumbrados al apego, al rechazo o al odio que al verdadero amor, y como dice el refrán “más vale malo conocido que bueno por conocer...”. Lo que quizá no sabemos es que el miedo al amor o al dolor hace que lo atraigamos a nuestras vidas para enfrentarlo y superarlo, para APRENDER. No dejamos de atraer aquello que más tememos hasta que no lo miramos cara a cara y lo resolvemos. Tarde o temprano nos enfrentamos a ello, y cuanto más tarde sea, más sufrimos innecesariamente. Has de saber que precisamente atraes lo que te da miedo para aprender a hacer las paces con ello, y sobre todo para aprender a amarlo y ser uno con ello, alcanzar la unidad con ese aspecto de la realidad, fusionarte con él.

El amor es la fuerza transformadora de la existencia. El puro acto de amar es lo que transforma cualquier cosa. Cuando irradias tu fuerza amorosa a otro ser o a una parte de tu propio ser, tu energía empieza a transformar esa parte o persona, ocurre una transformación: lo que estaba a oscuras empieza a iluminarse, lo que estaba vacío se llena, lo que estaba frío o congelado comienza a calentarse y derretirse, lo que estaba débil o frágil se fortalece y adquiere fuerza, y sobre todo, lo que era rechazado, herido, odiado o abandonado empieza a sentirse acogido, sanado y AMADO.

Como ves, aprender a amar es el principal aprendizaje en este mundo, y cuanto antes aprendas antes dejarás de sufrir, porque el sufrimiento (tal como lo entendemos y vivimos habitualmente) sólo existe en los seres que todavía no han aprendido a amar. No importa demasiado lo que ames, y en el fondo da igual qué es lo que aprendes a amar, porque es el ACTO en sí mismo lo que te libera del sufrir. Puedes aprender a amar una situación, una persona, un animal, un objeto, una planta, una piedra, una parte de ti, una zona del cuerpo, un órgano o hueso, un defecto o imperfección, un miedo, un dolor, un odio, una herida afectiva, una carencia, un personaje tuyo, tu propio ego, lo que sea. Convéncete primero que es el simple y puro acto de amar lo que te enseña y te libera. Pregúntate hoy mismo: “¿qué es lo que más deseo eliminar de mi vida...?”, y empieza a aprender a amar eso, a transmitirle tu fuerza amorosa, tu luz, y observa qué es lo que sucede. Leerlo y decir “¡Ah, sólo es eso...!” no te ayudará en nada. Pero si lo haces incondicionalmente, no para que desaparezca si no para aceptarlo de verdad, de corazón (por eso es un aprendizaje y lleva un tiempo), descubrirás con sorpresa que ese aspecto de tu vida empieza a cambiar, y tú con él.

Pregúntate: “¿Qué prefiero, no tener problemas o SER FELIZ...? “. Los “problemas” son algo inherente a la condición humana como seres materiales, porque la materia es imperfecta y quiere evolucionar. Si en lugar de querer eliminar todos tus problemas tratas de aprender a desarrollar las actitudes adecuadas y a aprender lo que ellos te quieren enseñar, observarás que entonces ya no tiene importancia si hay problemas o no en tu vida, porque verás que tu felicidad no depende de ellos si no de tu ACTITUD hacia ellos. Ese es tu verdadero poder personal. ¡Cuánta gente hay sin problemas y desgraciada...!, ¡cuántas personas hay con problemas y llenas de paz y plenitud...!. Entonces, ¿Qué es lo que se nos escapa? Muy sencillo: la lección pendiente del Amor.

Has de saber que estás hecho de amor, de una sustancia o energía llamada “amor”, que el amor ES tu naturaleza. Fuiste creado por un acto de amor. Detrás de toda unión sexual voluntaria, por animal y física que sea, subyace el sentimiento de amor, aunque sólo sea por un fugaz instante, porque la fuerza que aproxima, conecta, une y fusiona a dos seres para crear vida es la energía amorosa. Eres el resultado del milagro de la creación a través del amor. Dos seres se unieron por medio del “pegamento universal”, la fuerza cohesiva del amor, y como fruto de esa unión amorosa tú fuiste creado como ser físico para que tu ser espiritual pudiera venir y manifestarse en este plano de existencia. ¡Piénsalo por un momento!, por muy poco que hubiera, en tu padre y tu madre se dio en un instante la suficiente cantidad de amor para que tú nacieras. ¡Y estás aquí, en este mundo...!, ¡has sobrevivido gracias a ese poco o mucho de amor, ya que si no, no hubieras sobrevivido...!. Muchas crías huérfanas de animales y humanos sucumben y mueren por falta de calor y amor.

Esto te demuestra que estás hecho literalmente de amor, y que todo tu ser se mantiene vivo gracias a esa fabulosa energía universal que lo sustenta todo y a todos. Los planetas giran en torno al sol por la fuerza magnética del amor, los electrones orbitan alrededor del núcleo del átomo gracias a la misma fuerza, los seres de la tierra somos atraídos por ella porque la fuerza amorosa adopta la forma de la fuerza de gravedad, y todo el universo y las galaxias es mantenido con un delicado pero eterno y eficaz equilibrio gracias a la fuerza divina del amor, una fuerza que la ciencia ha estudiado en diversas expresiones y etiquetado con variados nombres. Todos los átomos, sales, células, tejidos, glándulas y órganos de tu cuerpo se mantienen coherentemente unidos gracias a la poderosa fuerza de atracción y cohesión que es el amor, lo que tú llamas “vida”, porque la vida es la fuerza amorosa de la creación, es exactamente la misma cosa. Esta es la razón por la que funcionan las “curaciones milagrosas”: allá donde diriges conscientemente tu fuerza amorosa, allá es adonde se dirige la energía vital que nutre y sana, es el alimento primordial de todas las formas de vida, grandes y pequeñas, simples y complejas. No existe ser viviente que no entienda el lenguaje universal del amor, todos ellos buscan el único alimento que existe.

Si puedes aceptar la idea de que estás literalmente hecho de amor (y esto no es una metáfora), también puedes aceptar que sin amor no puedes vivir. Podrás sobrevivir, pero no vivir con plenitud y dignidad como te mereces. Qué triste que la mayoría de personas en lugar de vivir ¡únicamente sobreviven!, más bien vegetan como una especie de zombis andantes, una mente controladora metida dentro de un cuerpo animal que responde lo mejor que puede, pero nada más. Pero cuando el individuo despierta de su estado semi-vivo (más exactamente semi-muerto) y se da cuenta de su cruda realidad, entonces empieza a sentir, a sentir, a sentir cada vez con más intensidad, y lo primero que siente es cuán falto y vacío de amor se encuentra, cuán congelado estaba; descubre que estaba más muerto que vivo, porque quién no ha experimentado el amor está medio muerto, ya que el Amor es Vida. Dice el evangelista Juan en la biblia: “Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor”. Cuando no puedes amar no te despidas del amor, despídete de ti. Tomar consciencia de esto puede ser una ducha fría muy desagradable, un reconocimiento muy duro, pero es la verdad, y muchas veces la verdad duele porque nos arranca de cuajo astillas clavadas en el corazón desde hacía mucho tiempo, demasiado tiempo.

Si en lugar de no tener problemas lo que quieres es ser feliz, lo primero que has de hacer es reconocer que sin amor no puedes vivir; puedes sobrevivir, como los zombis, pero no VIVIR. Y si quieres vivir de verdad y aprovechar esta vida al cien por cien, tienes que plantearte cambiar todas tus creencias y actitudes respecto al AMOR y al DOLOR, y comprometerte contigo mismo a aprender a amar y a transformar el dolor en amor. Te aseguro que eres capaz de hacerlo, sólo tienes que darte la oportunidad, el tiempo y la confianza para aprender a hacerlo.

Aunque tu mente racional, que quiere entender todo antes de vivirlo y experimentarlo, te hará mil preguntas y pondrá mil pegas y justificaciones para no cambiar, todas ellas “válidas”, tu corazón te dice que todo lo que has leído hasta aquí es así, es cierto, aunque no lo puedas aún demostrar porque te falta la experiencia. Si quieres obtener la experiencia que te demostrará lo que tu corazón ya sabe, has de tomar la decisión de abrirte a la vida, de abrir tu corazón tanto al amor como al dolor; al dolor que hay congelado en tu corazón desde a saber cuándo, y al grandioso amor que todo ese dolor oculta y congela. Es una decisión muy importante, porque si la tomas va a cambiar toda tu vida entera. Has venido a la Tierra para aprender muchas lecciones, y de todas ellas aprender a AMAR es la más importante de todas.

El sufrimiento es la ausencia de amor. Si una persona es capaz de amarse completamente como le ama Dios, puede dejar su cuerpo físico sin necesidad de dolor o enfermedad. No necesitamos atraer enfermedades o sufrimiento y utilizarlo como una excusa para irse. Hay que volver de nuevo una y otra vez para aprender a amarnos. La medida en que todavía rechazas partes de ti es la medida en que aún no sabes amarte completamente. La mente asocia la muerte física con el dolor y el sufrir porque cree que todo se acaba, porque no ha aprendido a amarse y porque se identifica y apega a lo que no es. Sufrimos al dejar el cuerpo porque nos resistimos al cambio, a la transformación. Hay un flujo inevitable en el universo, un movimiento que te conduce de un estado a otro, y luchar contra él es perder y sufrir. Si no has tratado bien tu cuerpo, si no has tratado bien tus emociones, si no has tratado bien tu mente, si no has tratado bien tu ego, todavía no has aprendido el amor, y el resultado es el dolor, llámale sufrimiento o enfermedad. Ese dolor te hace la vida infeliz, y te hace morir sufriendo. El único purgatorio está en nosotros, y ante las puertas hacia el otro lado, cada persona al final de su vida se enfrenta a sí misma y se examina en la lección del Amor. ¿Cuánto ha aprendido a amar? ¿Cuánto rechazo queda todavía por disolver? ¿Cuántas partes de sí mismo aún están por aceptar? Morir no es sufrir, sino la actualización de cuánta ausencia de amor ha habido en tu vida terminada.



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El texto de este artículo está extraído de la introducción del libro "CAMINO DE SANACIÓN EMOCIONAL" de Ricard Montseny, ediciones Indigo
Extraído: http://www.centrohidra.com/desarrollo-evolutivo/aprender-a-amar.html



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