EL TRABAJO EN LOS MOVIMIENTOS de La Realidad del Ser de Gurdjieff por Jeanne Salzman




EL TRABAJO EN LOS MOVIMIENTOS



~ 57. UNA DOBLE META

En el hombre, como en el universo, todo está en movimiento. Nada esta inmóvil o permanece igual. Nada dura para siempre o termina por completo. Todo lo que vive evoluciona o declina, en un incesante movimiento de energía. Las leyes que subyacen a este proceso universal eran conocidas por la ciencia antigua, la cual asignaba al hombre su lugar adecuado en el orden cósmico. Según Gurdjieff, las danzas sagradas, transmitidas a lo largo de los siglos, encarnan los principios de este conocimiento y nos permiten aproximamos a el de una manera dinámica y directa.

Todas las manifestaciones de vida en el hombre se expresan a través de movimientos y posturas. Desde el nivel más ordinario hasta el más elevado, cada posible manifestación tiene su propio movimiento y su propia posición. Un pensamiento tiene un movimiento y una forma que Ie son propios. Un sentimiento tiene un movimiento y una forma que Ie son propios. Y lo mismo sucede con cualquier acción. Nuestra educación consiste en aprender un repertorio de actitudes de pensamiento, de sentimiento o de movimiento. Este repertorio constituye nuestro automatismo. Pero nosotros no lo sabemos; es un lenguaje que no comprendemos.

Estamos convencidos de que somos conscientes y de que nuestros movimientos son libres. No vemos que cada movimiento es una respuesta, una respuesta al impacto de una impresión. Apenas la impresión ha llegado a nosotros el movimiento de respuesta delibera. Por lo general, mucho antes de que lo hayamos notado. Esa percepción viene después. Todo ese evento sucede súbitamente, y nada en nosotros es suficientemente rápido o sensible para percibirlo en el momento mismo en que sucede. Cualquiera que sea el movimiento de respuesta, venga de donde venga, inevitablemente ha sido condicionado por el automatismo de nuestra asociación, por los hábitos y clichés grabados en nuestra memoria. No tenemos nada más con que responder, así que nuestra vida es una repetición incesante de memorias acumuladas. Pero como seguimos sin darnos cuenta de esto, nuestros movimientos nos parecen libres.

De hecho, somos prisioneros de nuestras actitudes de pensamiento, sentimiento y movimiento, como si estuviéramos atrapados en un círculo mágico del cual no podemos escapar. Para salir de allí, yo necesitaría ser capaz de tomar una actitud nueva: pensar de otra manera, sentir de otra manera, actuar de otra manera, todo al mismo tiempo. Pero, sin mi conocimiento, estas tres funciones esta interconectadas; y tan pronto como trato de cambiar una, las otras intervienen y no puedo escapar. Mi automatismo me mantiene en un nivel muy ordinario.

Los Movimientos de Gurdjieff representan notas de una octava de un nivel muy diferente a aquel en el cual vivimos automáticamente. Ellos orientan la energía de nuestras funciones en una dirección ascendente, con una calidad de vibración igual en todos los centros. Una cierta sucesión de movimientos ha sido prevista para exigir una atención especial del pensar. Sin esta atención, el proceso no podrá continuar. Así, el pensamiento debe ser mantenido con una cierta calidad, una cierta intensidad, pero es el cuerpo el que realiza el movimiento. Para ejecutarlo y para expresar su vida de manera plena, el cuerpo necesita una gran libertad, necesita adaptarse por entero. La menor resistencia del cuerpo impedirá que el pensamiento siga el orden del movimiento. Si esta calidad no puede ser mantenida, el movimiento no seguirá la dirección necesaria. Se romperá, carecerá de sentido. Frente a la dificultad, el sentimiento despierta. La aparición del sentimiento trae una nueva intensidad, una unificación que crea en nosotros una corriente particular, una nueva octava.

Estos Movimientos tienen una doble meta. Al requerir una calidad de atención mantenida en varias partes al mismo tiempo, nos ayudan a salir del círculo estrecho de nuestro automatismo. Y a través de una estricta sucesión de posiciones, nos conducen a una nueva posibilidad de pensamiento, sentimiento y acción. Si pudiéramos en verdad comprender su significado y hablar su lenguaje, los Movimientos nos revelarían otro nivel de comprensión.

~ 58. ¿POR QUE LOS MOVIMIENTOS?

No nos preguntamos por qué Gurdjieff introdujo los Movimientos cómo una de las prácticas más importantes para vivir su enseñanza, ¿Por qué los Movimientos? Algunos encarnan un conocimiento muy elevado que representa las leyes. Otros fueron dados simplemente porque sus alumnos necesitaban trabajar de una cierta manera. Durante algunos periodos, Gurdjieff dedicaba muchas horas al día a los Movimientos; los adaptaba para que correspondieran a la etapa del trabajo de las personas. Por ejemplo, en algunas oportunidades era la sensación del cuerpo la que no se había desarrollado, y la atención, la que no permanecía en el cuerpo. En otras ocasiones, era el pensamiento el que no era libre y el que no podía estar abierto a una energía sutil. Los ejercicios requerían entonces que la energía se dirigiera de una cierta manera y siguiera un cierto trayecto. Esto aportaba una experiencia de una calidad diferente que permitía al alumno comprenderla mejor y ponerla en práctica en la vida. Al mismo tiempo, el trabajo sobre los Movimientos permitía una experiencia directa de las leyes que gobiernan la transformación de la energía. Esto incluía el símbolo del Eneagrama, del cual Gurdjieff decía que era casi imposible de comprender sin la experiencia del sentimiento obtenida por la participación en los Movimientos basados en el.

El universo está compuesto de energías que pasan a través de nosotros. Cada movimiento dentro y fuera de nosotros es un flujo de energía. Esa energía va donde es llamada. No podemos impedirlo. Estamos sujetos a las fuerzas que nos rodean. 0 estamos relacionados con una energía que es un poco más elevada o estamos tomados por una energía que es más baja. No somos una unidad, no somos uno. Nuestra energía no está contenida en un circuito cerrado, en el cual podría ser transformada. Esto Ie permitiría entrar en contacto con otra energía de la misma calidad para formar un nuevo circuito, una nueva corriente. Mientras una corriente de energía más elevada no se establezca en nosotros, no tendremos ninguna libertad.

Hay una energía que viene de una parte superior de la mente. Pero no estamos abiertos a ella. Es una fuerza consciente. La atención es una parte de esa fuerza que debe ser desarrollada. Sin esa fuerza, estamos tomados, y nuestros movimientos son automáticos. La cabeza puede entender, pero el cuerpo se queda como un extraño. Y, sin embargo, es el cuerpo el que tiene que sentir esa fuerza. Entonces, si la siente, obedecerá; las tensiones caerán y los movimientos podrán ser libres. No seremos tomados y los movimientos no serán meramente automáticos.

La conciencia del movimiento en acción requiere atención total. La calidad de esta atención nos llama a una experiencia de Presencia total. Esta atención perfecta es una posibilidad dada por la naturaleza. En el momento de hacer un movimiento particular, ya no pensamos en el movimiento que pasó o en el movimiento que viene. Ya no buscamos expresar la idea de una dirección, una actitud que nos impondríamos. Estamos totalmente atentos a una energía que necesita ser libre para permanecer contenida en el cuerpo de una cierta manera. Uno sólo puede conocerla sometiéndose a ella.

Los Movimientos exigen una Presencia; al mismo tiempo tienen que hacerse libremente. Nos enseñan cómo ser en la vida. En lugar de estas reacciones incesantes que son las respuestas condicionadas de nuestro automatismo, hay la posibilidad de una acción que viene de la visión, de una fuerza consciente que es más elevada. Los Movimientos son una forma de vivir la idea de Presencia. La idea sola no es suficiente. Tiene que haber una acción qué aporte la energía de la que estamos hablando. Esa energía aparece en los Movimientos, la podemos sentir. Cuando todas las energías están relacionadas en mí, se produce una nueva energía. Tiene otra calidad. Es otra fuerza, una conciencia a la cual no estoy acostumbrado. Esa energía viene de mí mente, de una parte, más elevada de la mente, donde hay una inteligencia, una capacidad de ver que no depende del material acumulado. Necesito estar en relación con esa parte de mi mente. Para tener una visión perfectamente clara de mí mismo, de los demás, de lo que es, sin reacciones. Yo me veo cómo yo soy.

~ 59. UNA PARTEDE LA ENSEÑANZA

Los Movimientos son una parte, solo una parte, de la enseñanza sobre la posible transformación de las energías en nosotros y sobre el sentido de la vida humana. Expresan la enseñanza en un lenguaje donde cada gesto, cada posición, cada secuencia, tiene un papel y un significado específicos. No podemos comprender los movimientos separados de la enseñanza, y no podemos practicarlos correctamente con nuestro pensamiento y sentimiento ordinarios. Exigen la participación de toda nuestra Presencia. Tengo que abrirme a una energía que debe tener su propia vida en mí. Entonces, es el cuerpo de energía, la Presencia, lo que está en movimiento. A menos que esa Presencia este aquí, los Movimientos se hacen automáticamente, Incluso, si nosotros pensamos que se hacen bien, no expresan nada y carecen de significado. Ese tipo de práctica es una total distorsión y no tiene nada que ver con los Movimientos tal como fueron creados.

Al tratar de llevar los Movimientos a otros, uno se ve, después de un tiempo, en una posición difícil. Repetimos ciertos Movimientos y buscamos unos nuevos para mantener un interés. Pero realmente no sabemos lo que estamos haciendo. Nos aferramos a una forma que esta vacía de significado. Necesitamos una experiencia de Presencia y de Presencia-en-movimiento, que no hemos vivido. Nos aferramos a una forma que esta vacía de significado porque falta el poder de creación real que es la señal de este trabajo. Este conocimiento necesita ser descifrado y esto no se puede hacer solo. Uno necesita una experiencia por la cual uno mismo no ha pasado. De hecho, tenemos una comprensión muy limitada, tanto de la enseñanza como del lenguaje de los Movimientos. Nos tomara años desarrollar la atención necesaria. Entonces, ¿Cuál sería una actitud correcta hoy en día si deseamos servir al Trabajo? ¿Qué se requiere para llevar un Movimiento a otros? Primero, uno necesita haber hecho el Movimiento, comprender su estructura -la secuencia de posiciones-, su ritmo. Se necesita exigir actitudes justas a sí mismo y a los demas. Las posiciones deben ser exactas, porque sin precisión, el trabajo es superficial. Uno debe ver en sí mismo a que corresponden las posiciones y encontrar el tempo justo, vivificar el Movimiento. Por supuesto, siempre hay preguntas. ¿Es necesario simplificar este Movimiento y aprender un miembro después de otro? ¿Qué tendrá más efecto sobre la atención? ¿Qué tipo de demanda debe hacerse y cómo? ¿Debe decirse algo más, recordando siempre que las palabras promueven el pensamiento y animan a la cabeza a «hacer el Movimiento? Y siempre, ¿qué es este Movimiento? ¿A que llama? Cada vez, antes de empezar una clase, tenemos que tomarnos un momento con nosotros mismos para recordar a que queremos servir, en que tenemos fe. Lo más importante es mi estado. Necesito una atención consciente, que sea más fuerte que el automatismo. Sin esta visión, es solo el ego el que da o el que ejecuta el Movimiento.

En cada Movimiento hay una secuencia de posiciones que componen un todo, el cual debe ser realizado sin error.: Por lo común no vemos el conjunto. Todo el Movimiento tiene que ser previsto simultáneamente por nuestras funciones durante un tiempo bastante largo, cuando todo lo demas en nosotros este quieto. La secuencia de las posiciones refleja la línea de fuerzas que se desarrollan y tiene siempre en la mirada el estado en el cual uno se encuentra, estado dirigido por el equilibrio de los centros de energía. Repetir un Movimiento simplemente refuerza el automatismo y nuestra tendencia a apoyarnos en el cuerpo sin la participación del pensamiento. Así que los ejercicios y el concentrarnos en partes de un Movimiento son importantes no solo para introducir el Movimiento, sino para trabajar sobre aspectos de la atención que necesitan ser desarrollados. Al mismo tiempo, ya que cada Movimiento expresa una totalidad -tiene su significado como un todo-, necesitamos también permitir que la clase tenga la experiencia del Movimiento en su totalidad.

Necesitamos ver que diferentes posiciones y tempos representan diferentes estados de energía. Por ejemplo, cuando el brazo derecho hace un círculo, la continuidad expresa algo tranquilo que no varía. Cuando el brazo izquierdo entra con otro tiempo y en una serie de posiciones, representa una energía diferente. También tenemos que comprender como diferentes posiciones cambian nuestra disposición interior, porque la dirección de la energía cambio en nosotros. Una cierta postura es necesaria para permitir que la energía circule libremente a lo largo de la columna vertebral; un cambio en la posición altera la disposición, porque la dirección de la energía cambia. Si bajo la cabeza, por ejemplo, la corriente ya no pasa de la misma manera; se devuelve hacia abajo. Si pongo mi mano en mi pecho, conservo la energía en este lugar. Si levanto mi cabeza, recibo la energía desde arriba. Si pongo mi brazo hacia delante, detengo el flujo. Si entonces levanto el antebrazo, conservando el codo en la misma posición, estoy listo para recibir el flujo de energía; y si bajo el brazo, la energía será recibida y almacenada en el cuerpo. Tenemos que ser muy cuidadosos de no cambiar el Movimiento, en particular el orden de las posiciones, que expresa una ley. Cada posición, cada gesto, tiene su lugar, su duración, su peso propio. Si hay un error o si algo nuevo se introduce, el significado general puede deformarse.

Tenemos una tendencia a imaginar, a dejar que ideas, imágenes y emociones sin sentido penetren nuestras actitudes. Pero lo que sucede es más serio: el paso de energía que produce el estado deseado por aquel que creo el Movimiento. Es una ciencia, un conocimiento -el más fundamental de todos- que solo puede ser obtenido por etapas, comenzando por la relación entre los centros de energía durante la acción. Tiene que ser decodificado y estudiado insitu, entregándose uno mismo a la práctica.

~ 60. SOLO CON UNA PRESENCIA QUE SEA ESTABLE

Nosotros no vamos a «hacer» Movimientos. Vamos a tratar de comprender el movimiento. ¿Qué es el movimiento para usted? ¿Cómo se pone usted en movimiento? ¿De dónde vienen nuestros movimientos?

Entendemos el movimiento de una manera estática, una posición seguida por otra. Solo vemos el resultado del movimiento, sin ser capaces de seguirlo. Nunca sentimos el movimiento. Vemos posiciones, imágenes comenzamos a movernos en esa dirección, pero el movimiento es mecánico. Y nuestra energía es llevada sin que sepamos como, de manera que seguimos totalmente dirigidos por nuestro automatismo. Y cada posición se toma por separado, en lugar de pasar de una a la otra como las notas musicales. Sin embargo, lo que somos es energía en movimiento, un movimiento continuo que nunca sede tiene. Necesitamos sentir la energía y seguir el movimiento, dejándolo fluir sin que el pensamiento intervenga de ninguna manera. Es lo más difícil y al mismo tiempo lo más importante de comprender Esa energía es como una Presencia que no debe irse. Entonces, el movimiento está siendo hecho bajo una visión. Aun es automático, pero la visión tiene una acción; el movimiento es más libre.

Antes de comenzar cualquier Movimiento, tengo que encontrar un estado en el cual haya una relación entre la cabeza y el cuerpo. El sentimiento viene por sí mismo. El movimiento es una expresión de ese estado. Sin ese estado ¿de dónde vendría mi movimiento? Al principio, trato de abrirme a una energía que viene de un lugar un poco más arriba de mi cabeza y que entra en mí. Esto permite una conciencia que yo, de otra manera, no conocería. Necesito conservarla en mi mientras, al mismo tiempo, mi cuerpo está en movimiento. Los dos necesitan estar absolutamente juntos. Esa energía es más importante que cualquier otra cosa. Estoy en movimiento, pero la energía permanece igual y es más fuerte que el movimiento. Para permanecer relacionado con esa energía, necesito mantener un ritmo de una cierta intensidad y fuerza. Yo estoy «en un ritmo»: ¿qué significa esto? No significa que una parte está en un ritmo y otra en otro, o que yo tomo una posición en el ritmo, pero no la siguiente. La energía es la misma en todas partes.

No aceptamos que no hay relación entre el pensamiento y el cuerpo. El pensamiento se vuelve y se va en su propia dirección, El cuerpo no se interesa y espera que algo Ie sea pedido. Para que una relación aparezca debe haber un movimiento del uno hacia el otro. La relación crea una nueva energía, que necesita llegar a ser una Presencia que sea estable, llegar a ser un segundo cuerpo. El trabajo tiene diferentes etapas, pero por ahora todo el trabajo consiste en esto, aunque habrá otra etapa después de que el segundo cuerpo haya sido formado. Para que haya esta relación, necesito desarrollar una atención que ahora no tengo, una atención voluntaria. Si yo quiero, yo puedo; si verdaderamente quiero. Cuando esta atención, esta visión, sean desarrolladas, mi cuerpo obedecerá, porque sentirá una fuerza que lo sobrepasa y que aportara algo mucho mayor. El esfuerzo de relación entre los centros que requieren los Movimientos aporta la energía necesaria para la formación de los cuerpos superiores. Los Movimientos proporcionan, entonces, el elemento de choque de la manera correcta. Es esto lo que puede permitimos atravesar el intervalo entre «si» y «do», que de otra manera nunca podría ser atravesado. Sólo si tenemos una Presencia que sea estable, un segundo cuerpo, seremos capaces realmente de hacer los Movimientos según su propósito original.


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