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Capítulo Diez Cuerdas y hebras de LA RECONEXIÓN por ERIC PEARL














Desde el punto de vista multisensorial, las percepciones, las intuiciones, las corazonadas, y las inspiraciones son mensajes del alma, o de inteligencias avanzadas que asisten al alma en su viaje evolutivo.
El lugar del alma10- Gary Zukav




Lo que hay más allá

Los seres humanos somos seres inquisitivos. Queremos saber siempre el «cómo» y el «por qué», incluso cuando las respuestas no nos hacen ningún bien. Y a menudo no lo hacen. A menudo «cómo» y «por qué» pueden ser dos preguntas sin importancia. Aunque desde el comienzo, ahí estaba yo, preguntando justamente eso: «¿Cómo?», «¿por qué?», «¿cómo funciona?», «¿por qué está aquí?», «¿qué está ocurriendo?»

Realmente nunca recibí una respuesta que me dejara satisfecho.

Sé que no todo el mundo es tan insistente en conseguir respuestas. Algunas personas simplemente no hacen muchas preguntas. Leen acerca de algo, y se lo creen. Sus amigos les hablan sobre otra cosa, y creen en eso. La alta credulidad combinada con lo que yo llamo «El factor de Lemming» hace funcionar en masa a la gente y saltan de un acantilado de Nueva Era a otro, buscando las respuestas, ahogándose en un mar de indecisiones.

Fue sólo después de que me diera cuenta de que no iba a recibir más respuestas -de fuentes externas, en cualquier caso- cuando llegué a la conclusión de que tal vez no era importante conocerlas. Quizá incluso fuera contraproducente. Pero había pistas, encantadoras indirectas que voy a compartir contigo.

«Lo que estás haciendo es reconectar las hebras.»

«Lo que estás haciendo es reconectar las cuerdas.»

Como ya dije, éstas fueron la tercera y cuarta declaraciones canalizadas por unos cuantos pacientes míos. Por mi propia experiencia, sabía a qué se referían las «hebras». Cuando usamos esta energía de sanación, estamos haciendo más que arreglar un problema especial; estamos literalmente reconectando las hebras, hebras de ácido desoxirribonucleico: ADN. El ADN es una molécula compleja que consta de dos hebras conectadas en una forma de espiral de doble hélice, como una escalera de mano enroscada. La ciencia enseña que cada ser humano tiene estas dos hebras en cada molécula de ADN de su cuerpo, y esta configuración es la base de nuestro código o impronta genética. De tales partes diminutas de materia se forma la estructura de nuestros cuerpos, nuestros cerebros, incluso gran parte de nuestra personalidad.

10 N. de la T.: Publicado en español por América Ibérica, Madrid, 1994

Lo que la ciencia no enseña -por lo menos no aún- es que en cierto momento, ¡podríamos haber tenido 12 hebras de ADN codificando tanta información! (Sí, enciérrame, lo dije aunque juré que no lo haría.) «Reconectar hebras» implica que más que continuar el desarrollo de forma un tanto lineal, la raza humana se beneficiará al rescatar en el tiempo y traer al presente ciertos aspectos de cuando éramos gente más completa.

Esto es parte de lo que está ocurriendo ahora con la Reconexión: nos estamos reconectando con quienes fuimos.

«Lo que estás haciendo es reconectar las hebras.» «Lo que estás haciendo es reconectar las cuerdas.» Al principio, pensé que las dos frases querían decir casi lo mismo, ya que algunas personas usaban el término hebras y otras usaban cuerdas, eso es todo. Semántica. Entonces me enteré de un concepto de física cuántica, y me di cuenta de que estaba completamente equivocado sobre lo que las entidades llamaban «cuerdas».

Esa frase no era sobre el ADN en absoluto. Se refería a lo que ocurre simultáneamente (en paralelo) en diferentes planos de existencia: se trataba de física subnuclear. Se trataba de describir la estructura fundamental del propio universo. Se refería a la teoría de la cuerda.

Básicamente, «La teoría de la cuerda» es una manera de mirar los componentes básicos de la materia y la energía de tal forma que podría perfectamente aclarar un dilema que ha estado atormentando a los científicos durante décadas: ¡el argumento de que las dos ramas principales de la física no pueden ser ambas verdaderas!

Ésta no es la física que nos hizo sufrir a todos en la escuela. Ésta es la física que da apoyo y percepción en la vida, en la espiritualidad y en los planos paralelos de la existencia. Echa un vistazo. Después de todo, la física es lo que define el universo físico en el que vivimos. La física trata de los objetos dentro de ese universo, las fuerzas que los mantienen juntos, y los secretos que los hacen hacer tictac.

La física trata también de los extremos. En un extremo de la escala, los principios extraños de la «mecánica cuántica» describen y pronostican el comportamiento de lo sumamente pequeño: los átomos y las partes que los conforman. En el otro extremo, las dos teorías de la relatividad de Einstein se las arreglan con la inmensidad del propio universo, la velocidad de la luz y la deformación del espacio-tiempo por cuerpos grandes como estrellas, galaxias, y agujeros negros.

Aparte de su belleza abstracta, ambas teorías han demostrado ser herramientas muy poderosas. La mecánica cuántica llevó al desarrollo del chip de ordenador. La relatividad dio a los cosmólogos las herramientas para explicar toda clase de actividad extraña (ahí fuera) en la inmensidad del universo.

El problema es, dijeron, que si la física cuántica es cierta, entonces la relatividad tiene que ser falsa, y viceversa. Cuando tratas de aplicar las reglas que gobiernan un campo a las reglas que gobiernan al otro, dejan de funcionar. La mecánica cuántica indica que en el nivel subatómico donde la materia y la energía dejan de ser entidades separadas, el universo es tan caótico e imprevisible que se conoce como «espuma cuántica». Por otro lado, la relatividad solamente trabaja en un universo perfectamente en calma y muy predecible.

Durante décadas, los físicos han estado buscando alguna manera de unificar estas dos potentes teorías en una única Teoría de Todo. Ahora parece que podrían haberlo encontrado, con la teoría de la cuerda.

Según este concepto, las «cosas» más diminutas del universo no son las partículas subatómicas de las que todos hemos oído hablar -protones, neutrones, y electrones- ni tampoco las partículas más misteriosas que los físicos nucleares manejan habitualmente: quarks, leptones, neutrinos (que, si me lo permites, suenan a cereales de desayuno) y demás. Parece que las partículas más fundamentales del universo no son realmente partículas. Se describen más bien como bucles de «cuerda» que vibran a frecuencias específicas. Estas frecuencias vibratorias determinan la «identidad» de la cuerda, y por lo tanto de qué clase de partículas estará formada: un quark que es parte de un átomo que es parte de una molécula de materia, o una partícula que en última instancia se hará un fotón de energía electromagnética. Todo depende de la frecuencia de la vibración.

Cuando se ve en ese nivel, la «espuma cuántica» deja de parecer tan irremediablemente caótica.

Bien, eso podría satisfacer a los físicos, ¿pero qué pasa con el resto de nosotros? ¿Qué significa para nosotros la teoría de la cuerda? Probablemente ya hayas caído en la cuenta: la teoría de la cuerda propone que la forma y el contenido del universo entero están determinados por las frecuencias vibratorias del núcleo de cada átomo, cada partícula. Este concepto corrobora la proposición de que, en última instancia, no hay ninguna diferencia entre la materia y la energía. Todo es uno, y todo es un tipo de música. ¿Suena familiar? Este concepto ha sido comprendido por los místicos y otros individuos espirituales durante siglos.

Pero hay más. En el diminuto nivel de la teoría de la cuerda, un campo tan pequeño que sólo puede ser descrito a través de matemática sumamente compleja, el universo no es la construcción de cuatro dimensiones que nosotros los humanos estamos acostumbrados a percibir y habitar. Los seres humanos funcionan en un mundo de altura, fondo, anchura, y tiempo. Eso es todo lo que conocemos. Pero no es todo lo que hay, ni mucho menos. Hasta ahora, físicos que trabajan con la teoría de la cuerda están postulando que las cuerdas existen en algún lugar de 7 a 11 dimensiones diferentes simultáneamente. Finalmente encontrarán 12, algunos ya dicen que hay más. En el otro extremo de la escala cósmica, los científicos ya tienen pruebas de que algunas partículas no sólo desobedecen el «límite de velocidad cósmico» de Einstein -la velocidad de la luz- sino que lo exceden enormemente.

Así que, ¿Qué significan estas cosas para nosotros a escala humana? En primer lugar, muestra cuánto tienen que aprender los científicos todavía. Por otro, ahora sabemos que hay otras dimensiones ahí fuera. Combina eso con la inestable e imprevisible naturaleza de este universo de acuerdo con la mecánica cuántica, y no sólo tendrás apoyo científico para el concepto de las múltiples dimensiones, sino también universos múltiples (en este caso, universos paralelos, que es la interpretación de lo conocido como Muchos Mundos). Quizá existe un número infinito de tales universos, todos tocando al nuestro a nivel de las cuerdas.

Llevado a su conclusión lógica, lo que esto nos dice es que el lugar en el que estás ahora mismo, mientras lees este libro, existe en un número infinito de variaciones, sucediendo todas al mismo tiempo. En uno de estos universos, estás sentado a solas. En otro, la habitación está totalmente vacía. En otro más, está sucediendo una fiesta. En otras palabras, todas las cosas no son sólo posibles, son también probables en algún universo alternativo.

Hasta ahora, la mayoría de nosotros solamente ha sido consciente del universo que habitamos. A través de las nuevas frecuencias reconectivas, ahora podemos interactuar con otros niveles o dimensiones... conscientemente. Éste es nuestro cambio como seres humanos con cinco sentidos a lo que Gary Zukav llama seres humanos multisensoriales, o lo que yo denomino como seres humanos trans-sensoriales, trascendentes sensoriales o «transcendensoriales». Con esto, podemos ir más allá, o trascender, nuestros cinco sentidos básicos.

Cuando me fueron canalizadas las seis frases, ¿Quién estaba enviando estos mensajes? Obviamente no fueron creadas por la persona que estaba hablando y evidentemente nadie más era visible en la habitación. Así que era quizá alguien de uno de esos planos de existencia que ocurren simultáneamente; alguien que comprendía cómo cruzar de un plano a otro y presentarse a sí mismo en una habitación en nuestro mundo.

Prestar atención

Los problemas significativos que tenemos no se pueden resolver en el mismo nivel de pensamiento en el que los creamos. Albert Einstein

Solía pensar que las personas se dividían en uno de estos tres grupos: aquellos que no confían en nada más allá de sus cinco sentidos básicos, aquellos que están abiertos a la posibilidad de que podría haber algo más allá de esos sentidos, y aquellos que definitivamente creen que hay algo más. Sin embargo yo me veo a mí mismo en un cuarto grupo más pequeño: aquellos que saben que hay algo más.

¿Qué quiere decir que las diferentes personas que entran en mi consultorio vean una y otra vez las mismas entidades, las cuales no están descritas en ningún libro o fábula? Ven a los mismos ángeles, los mismos seres, los mismos guías, los mismos... como quieras llamarlos.

¿Qué significa que personas -desconocidos entre sí- huelan las mismas fragancias, vean los mismos colores y formas, y sientan las mismas sensaciones? No hay manera de que estas manifestaciones puedan repetirse con tal exactitud a menos que existan en realidad en algún lugar, y las diferentes personas estén percibiéndolas, trascendiendo sus cinco sentidos básicos.

En otras palabras, parece claro que estos individuos están en contacto con al menos un universo alternativo, diferente del nuestro pero unido a él en la espuma cuántica. Dos universos, tres universos, más universos relacionados entre sí y a todos los demás universos posibles... por las cuerdas vibratorias que están en el núcleo de todo.

Trans-sensoriales o transcendensoriales

Trans significa «al otro lado de, en el otro lado, más allá». También significa «a través de» y «cambio». Trascender significa «pasar más allá» (un límite humano); «existir sobre e independiente de (la experiencia material o el universo); y «sobreponer o sobrepasar, superar». Y sensorial significa «de o relativo a los sentidos».

Trans-sensorial, trascendente sensorial, o lo que muchos apodan transcendensorial, es el proceso o habilidad de ir más allá de nuestros cinco sentidos básicos. Aunque nuestra interpretación y descripción de estas experiencias a menudo dependen de palabras familiares que representan nuestros sentidos básicos, la experiencia en sí no es lo mismo.

Como sanador, tus pacientes (o clientes) pueden decirte: «Escuché una voz, aunque exactamente no era una voz... Exactamente no lo escuché». O, como mi paciente Gary dijo: «Sentí como si unas manos invisibles estuvieran girando mi pie, aunque no las sentía como manos en absoluto».

«Los vi, pero no los vi en realidad con mis ojos» es un comentario común, igual que «fue la fragancia más asombrosa. Es gracioso, ya que no tengo el sentido del olfato así que no sé cómo lo estaba oliendo». Relatamos nuestras experiencias con nuestros sentidos limitados aquí sobre la Tierra, porque es todo lo que conocemos... hasta ahora. De repente, cuando nosotros, como sanadores, trabajamos con alguien, no sólo sentimos el viento en nuestras manos cuando la habitación está tranquila -o burbujas o destellos o un tira y afloja magnético- traemos a otros a un lugar en el que ellos, también, están interactuando con otra dimensión. No sólo somos nosotros los que hacemos la transición, sino que ayudamos a otros en su transición a seres humanos transsensoriales, o transcendensoriales. Los estamos llevando al otro lado de o más allá de sus sentidos básicos. Los estamos guiando a través de y dentro del cambio. Pero más aún, les estamos ayudando para que se desarrollen más allá de su límite humano, para existir por encima de e independientemente de la experiencia material.

«Lo que estás haciendo es reconectar las cuerdas.» Cuerdas. ¡Qué pequeña palabra graciosa para algo que está modificando tan dramáticamente nuestra perspectiva sobre la realidad!


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